21 août 2008
Barajas
Ayer, al momento de separarnos en Zaventem, tanta prisa parecía tener Daniel por dejar Bélgica y llegar a Madrid, que casi se olvida de hacer el gesto de complicidad de las despedidas. Pero no, cuando ya salía de mi campo visual, se volvió, como siempre. Durante los largos minutos que separaron la noticia del accidente de Barajas y su mensaje avisando que su avión había aterrizado a la misma hora y en la misma pista que el avión accidentado, ese gesto estuvo conmigo.
La vida es ahora, como dice el catálogo de Ikea.
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