La Semenya
Mal pronóstico tiene el affaire Semenya. El oro (y la plata) ganados por la atleta sudafricana de 18 años en la prueba de los 800 metros planos, en Berlín, dependen del resultado de los exámenes médicos que se le harán para determinar si se trata de una mujer. A la espera de tales resultados, los espectadores examinan algunos puntos sensibles en la imagen de la corredora y la prensa libra más o menos explícitamente su veredicto. La Federación de atletismo le ahorró a Semenya el penoso trámite de la conferencia de prensa tras la carrera ganada ayer. Es joven y no está preparada para responder a las legítimas preguntas de los periodistas: ¿Es usted un hombre o una mujer? Preguntar es responder, dicen los hexagonales. Un precedente reciente corre por cuenta de la hindú Santhi Soundarajan, quien ganó hace tres años la medalla de plata en la misma prueba en los Juegos Asiáticos y la perdió poco después por haber reprobado la prueba del algodón, tras lo cual intentó suicidarse.
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Un grupo de profesores propone cambiar el nombre de la Universidad Católica de Lovaina por Universidad de Lovaina. Invocan para ello tres razones perfectamente atendibles. Una cuarta razón parece aún más concluyente: el ahorro de tinta. Economía que se vería incrementada con el uso de ecofont (disponible para Mac y PC).
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