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Camino de Santiago
25 janvier 2010

El hombre del avión

Diario de Uagadugú

Desde el fondo del avión, antes del despegue, comienzan a oírse los lamentos de un hombre. Yo no he hecho nada, grita. Está atado a su sitio y a cada lado hay un policía. Algunos pasajeros intentan un tímida queja (c'est inadmissible...) pero la mayoría callamos porque estamos como ausentes o nos limitamos a echar alguna mirada y a decirnos que ya habrá tiempo para enviar un reclamo por escrito a la compañía aérea. Por los parlantes una azafata pide unas vagas disculpas. Mientras el avión está sobre la pista -tarda en despegar- el hombre gime y da voces. En cuanto se produce el despegue, calla y parece dormir, lo que permite a los policías pasearse por el fondo del avión charlando con la tripulación. Cuando desembarcamos en Uagá, el hombre todavía está ahí.

Sobrevolamos los Pirineos y el arrière-pays catalán cubiertos por la nieve, la costa levantina y la Mar menor. Y después de la travesía del Mediterráneo, sólo vemos desierto y más desierto, tanto desierto que por momentos parece ser la mar serena. Hasta que asoma el río Níger y los verdes arrozales de su ribera.

Una familia de africanos desembarca a mi lado. "Llegamos a Burkina Faso, África", dice el niño mayor, empinado sobre sus cortos años. El padre lleva un terno de buen corte, una kufiya al cuello, y un pasaporte austriaco en la mano. Como es él, y no la madre, quien carga a un niño de pecho, alguien bromea con él sobre ese detalle. "Hemos venido a provocar", responde.

En el apartamento que ocupo veo que me han adoptado un par de mascotas. En la cocina hace guardia una cucaracha y por detrás de la cortina asoma una salamanquesa, que soporta mi mirada y el fogonazo del flash. No se mueve, pero tampoco escapa.

Por la noche, cenando tilapias en una terraza de la avenida, vemos desfilar a los vendedores. Uno vende huevos, otro gallinas de guinea, otro lámparas que brillan en la oscuridad, otro afiches con la cara de Cristo salvador, que también brilla. A este último debí fotografiarlo. Tan negra su cara y su Cristo tan blanco.

Los gatos dan cuenta de las sobras que caen de los platos y las cabras se disputan el papel con el viento. Impresiona la cantidad de gente que se mueve. Sólo se están quietos los que comen, los que quieren comer tienen que moverse.

DSC05401

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Commentaires
C
Muy animado por su crónica y las posibilidades que abre para los próximos días. No falte a la cita, por favor.
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T
Pues eso
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J
Todo bien, S, esta vez escapé a la turista, una perseguidora contumaz:<br /> http://www.doctissimo.fr/html/sante/encyclopedie/sa_1173_turista.htm<br /> <br /> Y ahora que lo pienso, Burkina viene siendo el diminutivo de burka :-)
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S
Nos esperan unos días de agradable viaje.<br /> <br /> Me alegra que todo haya ido bien.<br /> <br /> (Te desentiendes de Chile una semana y luego pasa lo que pasa)
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