Caos calmadito, la película
Tiempo atrás leí Caos calmo, la novela de Sandro Veronesi, y escribí sobre ella aquí. En Fuimicino compré la película y anteayer la vi. Está varios Astis por debajo. Es un clásico éste de encontrar el libro mejor que el filme a la salida del cine o en el blog, pero así no más es.
La película tiene un par de aciertos visuales, faltaría más: la aparición de Roman Polanski en la persona de Steiner, el gran patron ebraico, que no suelta ni una sola palabra pero colma la pantalla con su menuda presencia. Nani Moretti se las arregla bien encarnando a Pietro, qué menos. Moretti funcionaría incluso en una película conceptual, de ésas en que se mueve el escenario mientras los personajes se están quietos. También la moza del perro y el propio perro no dicen ni una palabra en sus varias apariciones pero ambos son muy guapos, incluso más que en la novela.
Pero las relaciones entre las personas, que en la novela son siempre interesantes cuando no son súper interesantes (lo que se juega entre ellas y lo que parece que podría llegar a jugarse), en la película son desabridas.
Una explicación numérica para el demérito: una novela como Caos calmo tiene más de cien mil palabras mientras que un guión de película anda por las diez mil. El paso de la novela al celuloide dependerá de cómo funcione el embudo.
Hay libros que se prestan para ser contados en el formato del cine y hay directores que saben hacerlo. Caos calmo debería haber dirigido y actuado el propio Veronesi. Yo le encuentro cara de Pietro.
Otra conclusión zopenca es que no debería uno leer el libro antes de ver la película. O, derechamente, no debería uno ver la película después de haber leído el libro. O, si no se resiste ni a lo uno ni a lo otro, abstenerse de todo comentario.