El personaje secundario
Anoche, por cambiar de tema, fui a ver la última de Allen.
Digo: Dos para You'll Meet a Tall...
...Dark Stranger, completa la boletera, mirándome a los ojos.
No había leído ni una línea sobre el filme. Ni falta que hace. Los filmes de Allen son todos iguales, comedias con un dejo amargo, une tranche de vie de unos cuantos personajes. Allen los presenta en tres movimientos y cuatro palabras, los pone a interactuar y los abandona al cabo de unas cuantas peripecias. En este caso se trata de dos o tres parejas que se descomponen y se recomponen con desigual suerte.
Y esto porque nadie, ninguno de ellos, quiere perder ni un mínimo de su máximo, razón por la que acaban todos enfrentados a un máximo de su mínimo. Acabo de soltar una fórmula. Que no lleva necesariamente aparejado un elogio de las medias tintas.
Quienes peor parados quedan, por cierto, son dos de los protagonistas, el hombre viejo y su yerno, proyecciones que serán ambos del estado anímico del propio Allen. El viejo sale a la caza de la vida que se le escapa y vuelve a casa trasquilado. Y el joven, comido por el deseo mimético, se mete en un follón existencial de muchísimo cuidado.
Los únicos que salvan más o menos airosos son el galerista y la pintora. Y esto porque Allen no se mete con ellos y sólo los usa para fines argumentales. Tal vez ahí haya una pista: perder protagonismo, ser un personaje secundario.