Canalblog
Editer l'article Suivre ce blog Administration + Créer mon blog
Publicité
Camino de Santiago
31 juillet 2011

El irlandés

La vida de Roger Casement cabe en tres capítulos: Congo, Amazonía e Irlanda. En la novela que Mario Vargas Llosa le consagra, El Sueño del celta, quiero decir. 

Las últimas novelas del último Nobel rescatan personajes y episodios de la historia reciente (el déspota Trujillo, el fauvista Gauguin y su tía Flora, ahora Casement) y los presentan al abrigo de una consistente documentación y bajo el prisma de la ficción. No le falta oficio ni aplomo a Vargas para hacerlo; nunca le han faltado, por lo demás, ni cuando se aventuró en sus primeras novelas marcadamente experimentales, cuya materia provenía de su propia vida. Agotado el filón existencial, Vargas Llosa va a buscar otras vidas, por lo que tienen de interesantes y de demostrativas.

Roger Casement conoció medio mundo en su tiempo y denunció lo que el mundo de entonces tenía de peor. La explotación colonial en el Congo a manos del imperio cauchero que montó Leopoldo II, rey de los belgas, a fines del siglo XIX y comienzos del XX. Y la explotación de los nativos en la Amazonía peruana a manos de las empresas caucheras que cotizaban en la bolsa de Londres. Las denuncias de Casement consiguieron en parte disminuir la bestialidad del esclavismo. Y poco más, salvo que, gracias a ellas, Casement ganó prestigio y nombradía y fue condecorado por servicios prestados al Imperio británico. Irlandés, se revolvió, sin embargo, contra éste, por negrero y artero, y tomó partido por el bando alemán durante la Primera Guerra, por lo que fue declarado traidor a Gran Bretaña y ajusticiado.

El propio Vargas nos previene, sin embargo, ya desde el epígrafe, que un hombre es muchos hombres. Casement, azote de expoliadores caucheros y padre de la futura patria irlandesa, es también el niño huérfano que busca a ciegas la felicidad, ese fuego fatuo, ese paraje improbable. 

No parece haber sido un hombre llevadero, ni mucho menos simpático. Hay algo de reiterativo si no de machacador en su postura, tanto así que el personaje contamina en algo al autor. La mano de Vargas se siente esta vez un punto más pesada que de ordinario, particularmente en algunas demoradas descripciones. Pero también hay momentos de gracia en el texto, en su epílogo o en la manera como trata en espiral los tiempos del relato. La realidad enreda los hilos y teje paradojas y el poder se las arregla para ponerse por encima y, como suele ser, Vargas sabe repercutirlo.

Por mi parte, no sabía nada de Casement antes de abrir este libro y ahora, sin embargo, me creo capaz de discurrir toda la noche si me apuran sobre dos o tres facetas de su vida en las que consigo proyectarme y que consigo proyectar sobre mis semejantes. Una vez más, la literatura me empodera. Imaginariamente. Para no abusar de nadie, escribo estas cuantas líneas y lo dejo hasta ahí. 

C

Publicité
Publicité
Commentaires
M
Releo todo lo anterior y descubro que quería decir etarra y escribí errata. Sería sin querer queriendo.
Répondre
M
Decir 'impaciencia socialdemócrata' será rozar el oxímoron, puesto que la socialdemocracia es la paciencia hecha política. No? <br /> <br /> <br /> <br /> Recuerdo haber dicho o al menos pensado, no hace mucho, que a pesar de la crisis de EP no estaba disponible para convertirme en lector de EM. Pero a EG lo leeremos, por supuesto. Y con gusto, además. Entiendo que combinará deportes y política. Bien está, como suele decir su ex y nuevo colega.
Répondre
S
Es un asunto que me preocupa: a veces me da por pensar que hay algo de eso en mis impaciencias socialdemócratas, aunque no tengo constancia de haberme convertido en nada que no fuera ya.<br /> <br /> <br /> <br /> Hablando de conversiones, o mejor de cambios, EG ficha por EM, que a este paso se nos va a hacer un diario socialdemócrata antes de que termine la década (y AE tendrá que volver a EP). HAbrá que leerle, claro, aunqe reconozco que sus últimos artículos en JD no me estaban gustando demasiado.
Répondre
M
Sí, la fe del converso también en ese terreno, el papista que quiere se más papista que el Papa, tal como en España varios de los erratas más recalcitrantes han sido castellanos que necesitaban demostrar y demostrarse su vasquedad ancestral, o como se diga eso. En fin, Roger. Miro la foto, arriba. Ya no se estilará autografiar un retrato de uno mismo. O sólo serán los forofos recalcitrantes (para volver a usar la palabrita) los que tiendan retratos de sus ídolos a éstos para que se lo firmen.
Répondre
S
Pero es que la impresión que tengo es que Casement conocía al pueblo irlandés por sus lecturas y por cuatro viajecillos que se pegó por allí... el mojigato pueblo irlandés, por cierto, tardó bastante en reconocerle sus méritos, como leemos en el estupendo epílogo. En fin, algo de misterio queda y, como hemos comentado, es normal que así sea.<br /> <br /> <br /> <br /> (Que no se quejen los trabajadores digitales: peor fama tenemos los blogueros, digámoslo así, *minoritarios*).
Répondre
Camino de Santiago
Publicité
Sobre el nombre de este blog
Derniers commentaires
Publicité