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Camino de Santiago
26 novembre 2018

El intérprete

«¿Quiere que le pida un té?», le pregunta Felipe González a Margaret Thatcher. Y el intérprete traduce la pregunta así: «Dígame, ¿a usted la quieren en su país?».

Me acordé de esta escena de una novela de Javier Marías cuando leí la noticia de que Pedro Sánchez y Theresa May habían hablado por teléfono hace un par de días para intentar llegar a un acuerdo sobre Gibraltar. Imagino la conversación teléfonica, con Sánchez mentando a Gibraltar y May exclamando «Yibrouda!?» y lamento que no hayan necesitado de un intérprete para salpimentarla.

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22 novembre 2018

Reventón del río Mundo

Diario de Murcia, y 2

EN LA TORRE de la catedral, la segunda más alta de España, vivía hace dos siglos el encargado del reloj. Desde la ventana de la que era su habitación y su lugar de trabajo se ve el sesenta metros más abajo el corazón de la ciudad. La sala del reloj es un lugar dotado de un acústica increíble. Si te paras al centro del recinto y hablas, escuchas tu voz en estéreo. Dos personas pueden hablar calladamente desde dos extremos de la sala y escucharse entre ellas sin que nadie más se entere. Cuando modernizaron el reloj, la presencia del encargado pasó a ser innecesaria. Antes de marcharse, el último encargado dejó su nombre grabado en un muro, un nombre muy huertano, Antonio Lechuga. «Si aquí no hay retrete, ¿cómo hacía sus necesidades el encargado?, me escucho preguntar ingenuamente. ¿Bajaba y subía varias veces al día?». «De eso, nada», me responden. «Arrojaba el desperdicio por la ventana».

MB

Óleo de Marín-Baldo

Otra torre, levantada ésta frente al mar para evitar los ataques de los piratas berberiscos, frente al Mediterráneo. Cosas viederes desde la torre hacia los cuatro cantos de Murcia, por el Levante, por Sierra Espuña, por Totana, por Aledo.


Otra más, la de Aledo. Es un pueblo muy bonito Aledo visto desde abajo y algo laberíntico por dentro. Desde arriba se ve Murcia más verde que nunca gracias a las últimas lluvias, les digo a los lugareños. Cuatro gotas mal contadas, responden los aledanos. Los acuíferos se han secado y mucha gente se ha ido. Paradójicamente, ahora se labora no en terrazas sino bajo plástico para proteger los cultivos de la lluvia.

El stress hídrico de hoy es acusado pero no nuevo, la de Murcia es una historia de sequías e inundaciones. El nombre de sus ríos lo dice. Guadalentín quiere decir «río de lodo», el Segura en el pasado era todo menos seguro y en Castilla, a dos pasos de la frontera con Murcia, hay un sitio que se llama Reventón del río Mundo. En mis días murcianos recientes llovió un par de veces, una de ellas copiosamente. Mejor aun, llovió por las noches. Y por las mañanas, al abrir la ventana, subía un olor que daba gusto oler.

Vuelvo a la lluvia belga. Tras la larga sequía de este verano, la miro con otros ojos.

18 novembre 2018

Padres e hijos

Diario de Murcia

En la finca cultivaban mandarinas. Ahora han tenido que arrancar los árboles porque las mandarinas con semillas se han vuelto invendibles. En su lugar han puesto un campo de fútbol para que jueguen los niños.

El médico le ha diagnosticado a su hijo autismo. «Mi sueño es que sea Asperger», dice.

En la entrada de la tienda hay un anciano. «¿Vende usted miel?», pregunto. «¿Huevos?», responde. «Que si tiene miel», repito. «Ya luego viene mi hijo», me dice. «Tiene 94 años y aquí le gusta estar todos los días», me cuenta su hijo.

Estaba en la catedral observando una escena pintada sobre un muro. Sin nombre, sin fecha, sin firma. Creo que es José que sueña que un ángel le advierte del peligro que acecha a su hijo. Es un José muy joven, sin embargo. Se diría que el pintor sólo tenía a mano un solo modelo porque José y el ángel parecen hermanos. Me distraen (me despiertan) unos gritos fuera y salgo a ver de qué se trata. Un centenar de chavales se manifiestan contra el acoso sexual. Advierten de que están en peligro. No sé si exageran. Tal vez quieren sobre todo desplegar una manera de ser y de estar juntos. Pero allí están. Se me vienen a la cabeza unos versos del «Roque santeiro» de Gilberto Gil: «Só quem não amar os filhos vai querer dinamitar os trilhos da estrada». Me acuerdo del sueño de José.

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Obdulio Miralles, «Niño con perro», 1894

17 novembre 2018

El ángel

Si yo fuera pintor —y bien que me gustaría serlo— pintaría el Descanso en el jardín de Getsemaní a la manera del paso de Salzillo. Con tres apóstoles durmiendo a los pies de Jesús: el joven Juan a pierna suelta, Santiago con el sueño pesado y el viejo Pedro con un ojo abierto. Las tres edades del hombre.

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Entiendo que la escena tiene lugar la noche anterior a la Pasión. Jesús siente que llega su hora y se recoge en Getsemaní. «Aparta de mí ese cáliz, reza, pero hágase tu voluntad y no la mía». Y mientras los apóstoles duermen, un ángel baja a reconfortarlo.

No le falta nada a esta escena, pensé mirándola hace un par de días en Murcia, es pura humanidad concentrada y desplegada.

Creo que el ángel no está en los evangelios, pero no vamos a poner en duda su presencia, sobre todo cuando vemos que Salzillo hizo de él el punto alto del conjunto, tanto así que es por el ángel que se conoce este paso. No lo sé a ciencia cierta, pero presumo que al ángel lo han añadido los pintores. Si yo fuera pintor, por lo tanto, al ángel lo pintaría vestido con un chándal rojo.

5 novembre 2018

El péndulo

En este diálogo con Roger Waters en Brasil entre los dos turnos de la elección presidencial, Caetano Veloso formula una pregunta que vengo yo mismo haciéndome desde hace tiempo y por eso la destaco aquí.

¿Es la ola de grosero populismo que se abate sobre el mundo una reacción a los avances logrados por los partidarios del respeto efectivo de los derechos humanos?

Se ve que la pregunta desconcierta a Waters. Finalmente retoma sus argumentación chomskiana y repite lo que ha dicho antes, esto es que el problema es otro y está en otra parte, en el montaje que el gran capital impone para mantener y ampliar sus privilegios.

Confieso que la metáfora del péndulo, por reaccionaria que parezca, me resulta tentadora. Sobre todo cuando tengo ganas de pasar a otra cosa.

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2 novembre 2018

El país del que hay que huir

Cuando acaba Cold War, hay un fundido a negro y suenan las Variaciones Goldberg, de Bach. No puede haber mejor cierre para la historia de un pianista al que le retuercen los dedos y de una cantante que se ha quedado sin ganas de cantar.

La Polonia de la Guerra fría, entre 1949 y 1959, es ese país del que hay que huir y al que sin embargo hay que intentar volver porque el exilio puede ser una ventana que se abre pero es sobre todo una puerta que se cierra. El país de esos cantos y bailes regionales manipulados por el stalinismo y sin embargo añorados, como un amor perdido por la distancia.

Pawel Pawlikowski dedica Cold War a la memoria sus padres. Es un filme magnífico, que no quede sin decir.

1 novembre 2018

La respuesta

Al inicio de El Graduado le preguntan al protagonista, un muchacho veinteañero que acaba de terminar la carrera y está de vuelta en la casa de sus padres para celebrarlo, cómo ve su futuro, la típica pregunta que hacen los padres, los tíos y los amigos de los padres en esos casos. Y el veinteañero responde: «Diferente».

No sé si el diálogo está en la novela o es un aporte del filme, pero lo cierto es que unas cuantas vidas y toda una época se cuelan en esa respuesta. No creo que a mucha gente se le ocurriera responder eso antes y, en cambio, a cuántos no se nos vino luego a la cabeza esa respuesta y nos creímos muy originales formulándola.

Viendo esa escena pensé que cuando pretendemos ser todos iguales inevitablemente resultamos diferentes. Y al contrario cuando creemos ser todos diferentes resulta que somos todos iguales. Disculpas por la formulación atolondrada.

La película, por lo demás, muy bien, estupendamente.

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