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Camino de Santiago
3 décembre 2006

La cola de la rata

Pinochet se muere. Por un momento imaginé qué estaría ocurriendo ahora mismo si a fines de los años ochenta el pinochetismo hubiese podido con Chile, con « la gente », como se decía entonces, si Pinochet hubiese continuado salvando obstáculos bien arropado por el pinochetismo y se estuviese muriendo ahora en el poder. Imaginar al pinochetismo conspirando esta noche el programa de una transmisión de mando tan falsa como agónica, de una transición imposible entre el generalote y sus eminencias grises.

Pronto será, otra vez, la hora de los balances, de las interminables cuentas pendientes. A mi me basta con una victoria y es ésta: Pinochet perdió la batalla de las palabras. Su nombre quedará para siempre asociado con la bellaquería y la ruindad. En torno suyo, sin embargo, disminuido o travestido, mueve su cola de rata el pinochetismo.

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Commentaires
J
Las opiniones están divididas. <br /> <br /> Hay quienes creen que con el infarto Chinopet eludió el arresto domiciliario y ya está en libertad bajo fianza (no le falta fianza) y que en cuanto salga del hospital salta de la silla de ruedas y se echa un trote.<br /> <br /> Los otros dicen que lo tienen congelao, que están negociando el ejército y el gobierno el funeral que le dan, que si ponen la bandera pa' la cabeza o pa' los pies, que si tocan el himno largo o resumío.
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J
Arcadi Espada (http://www.arcadi.espasa.com/) aventura hoy un paralelo tragicómico entre los dos moribundos, Castro y Pinochet. Eso sí, a Castro lo llamaban el Caballo y Chinopet nunca pasó de burro.
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M
El ex dictador ganó todas las batallas contra los hombres, desarmados, aterrados, sanguinolentos y sufrientes en sus mazmorras y paredones. No podrá ganar la última batalla contra la naturaleza. No podrá. Es nuestro último consuelo; nuestra pírrica victoria de derrotados.<br /> <br /> Él, sus secuaces y su ideología nos cambiaron la vida. La hicieron más precaria, débil y marchita. <br /> <br /> No lo matamos; ni física ni simbólicamente. El ex dictador morirá en la cama, anestesiado, aséptico, inmaculado. Justo lo contrario a como vivió y nos hizo vivir. <br /> <br /> Lo llorarán sus huestes y plañideros oficiales: los de todas las horas, pero también los que lo abandonaron para situarse mejor en los nuevos tiempos, moviendo su cola de rata en las alcantarillas de la ética. Ellos, sus vástagos, seguirán siendo nuestros enemigos.<br /> <br /> Nosotros, los supervivientes de su maldad, debemos brindar, no por la muerte de un miserable, sino por el honor y la gloria de sus víctimas.
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