La cola de la rata
Pinochet se muere. Por un momento imaginé qué estaría ocurriendo ahora mismo si a fines de los años ochenta el pinochetismo hubiese podido con Chile, con « la gente », como se decía entonces, si Pinochet hubiese continuado salvando obstáculos bien arropado por el pinochetismo y se estuviese muriendo ahora en el poder. Imaginar al pinochetismo conspirando esta noche el programa de una transmisión de mando tan falsa como agónica, de una transición imposible entre el generalote y sus eminencias grises.
Pronto será, otra vez, la hora de los balances, de las interminables cuentas pendientes. A mi me basta con una victoria y es ésta: Pinochet perdió la batalla de las palabras. Su nombre quedará para siempre asociado con la bellaquería y la ruindad. En torno suyo, sin embargo, disminuido o travestido, mueve su cola de rata el pinochetismo.