Arrabal de las Maravillas
Previsible el entusiasmo de la población por el concurso de las Siete maravillas del mundo, que se celebra este siete del siete del siete, día de San Fermín. Machu Picchu contra Stonehenge, la Alhambra contra Santa Sofía, Tombuctú contra Rapa Nui. Este festival de las maravillas por catálogo me recuerda un poema de Alejandro Romualdo, que recita mi tío Pepe:
Arrabal de las Maravillas
Si Júpiter hubiese poseído
Cisnemente negro a la negra Leda
Y la lechenegra de la loba sombría
Hubiese negramente amamantado
A los negros Rómulo y Remo
Alicia la oscura muchacha
Del viejo barrio de las Maravillas
Sería una diosa alabada perfecta
Sus nalgas universales
Pero ni Ochún ni Tlaloc ni Viracocha
Alcanzaron el Olimpo
Su áurea cresta
Alicia como ellos
También fue preterida
Rodó
Como la quinta rueda del carro de Zeus
Hacia el olvido
Al margen de la mitología
En el arrabal de las Maravillas
Oscura diosa increíble
Sin poder y sin gloria.
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A la sombra de la Ópera de Sidney, del Corcovado carioca y de otras maravillas de campeonato mundial, se celebra también hoy el festival Earth Live. Supongo que uno que andará enrollado en ello será Bob Geldof. Hace dos años, día por día, La Nación publicó el primer Camino de Santiago. Se llamó, en su honor, Bob.