El zurdo contrariado
Viernes 13. Por aquí donde vivo yo se trata del día de la buena o de la mala suerte, depende de cómo le vaya a cada cual. Como nuestro 13, martes.
Por otra parte, veo que es el día del zurdo contrariado. Son muchos, parece, los que han sido obligados a reprimir su impulso natural a usar la mano izquierda y a acomodarse, también en eso, al común de los mortales. Pero no a todos se les da mal llevar la contraria, véase el caso de Rafael Nadal, que sería un diestro contrariado a la hora de coger una raqueta.
Es una noción ambivalente ésta de la contrariedad. Supongo que todos hemos sido y somos contrariados en múltiples sentidos. Existir en medio de los demás consiste en encontrar un punto de equilibrio, precario para los rapaces, inmóvil ya para los viejos, entre el impulso y la horma.
Volviendo a Bruselas, un amigo mío se define como flamenco contrariado. Quiere decir que, proviniendo él de un medio flamenco, fue criado y educado en francés. Es el caso de muchos belgas de su edad. Pero hoy, en esta ciudad, tal vez sean más los pequeños francófonos y los pequeños inmigrantes contrariados, porque muchas familias no dudan en poner a sus retoños en las escuelas flamencas, condición casi indispensable para que encuentren trabajo cuando sean mayores.
Idealmente, deberíamos ser todos bilingües y ambidiestros. Mejor aun, políglotas y multimanos, como el pulpo Paul y la diosa Shiva. Pero la realidad es eso que después de dormir la siesta sigue ahí y así es como celebramos hoy el día del zurdo contrariado.
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Errabundo me recuerda que en los últimos días no he escrito una línea. A ver si me quitan la licencia. La tierra para el que la trabaja.