12 juillet 2013
Summertime
Mañanas teñidas de amarillo y anocheceres que se estiran por el poniente. Tiempo de verano. Nos sentamos a la fresca, como veíamos que hacía la gente mayor cuando éramos niños, a mirar el cielo. A veces lo surcan pájaros y aviones, o nubes y estrellas. Pero lo que miramos es propiamente el cielo, y lo miramos precisamente porque no hay nada que mirar. Admirables cielos de los altiplanos y las hondonadas. Ay Marieke, Marieke, le ciel flamand, cantaba Brel.
Se parecen a la alegría estos días. No la empaña saber que, como un cielo de verano, toda alegría es provisoria.
Óleo de François-Joseph Navez
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