El baile
Los 33 (27)
No es por falta de cariño, pero la prometida entrada sobre el sexo y la mina es púdica y no lleva foto.
Mi amigo Vicente Montañés explicaba días atrás con acierto que hablar mucho de tal o cual asunto acusa la ansiedad que en el hablante la cuestión provoca. Así, entre pueblos sometidos a la escasez de comida, ésta es materia de abundante hablamiento, para decirlo en vernáculo. Tal como el sexo lo es entre nosotros, sobrealimentados seres de la superficie.
Lo mejor de lo publicado sobre la larga abstinencia de 69 días de los 33 de Atacama lo encuentro en una entrevista concedida a Margarita Serrano por Marcela Zúniga, la enfermera que estuvo en contacto directo con los mineros durante su cautividad, y a quien los mineros llamaban 'nuestro ángel'. La pregunta está candorosamente formulada. La respuesta es breve, pero no tiene desperdicio.
-¿Se tomó en cuenta el tema
sexual? -Sí, yo se lo planteé al doctor como al cuarto día. Y como
la Armada era nuestro principal apoyo, ellos nos dijeron que cuando su
gente está dos o más meses en un submarino, se les concientiza de tal
manera para que aquello se postergue. Al día siguiente, que ya tenían
luz y música nos dijeron: 'Ya, chiquillas, faltan ustedes no más para
que nos pongamos a bailar'. También pidieron alguna vez muñecas de goma.
Todo con mucho humor. Pero yo sé que nuestro psicólogo lo habló con
cada uno de ellos, y una salida importante fueron sus conversaciones
privadas con sus esposas y parejas.