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Camino de Santiago
16 octobre 2012

Una epifanía

(Diario de Madera, 4)

Más de una vez le he oído a Roberto la palabra epifanía. Como no estoy seguro de qué significa pero me gusta mucho, suelo pensar que ciertas situaciones en que el ánimo se me queda por el cielo podrían ser llamadas epifanía. Así días atrás en el Jardín tropical de Monte. Estábamos tomando té y unos trozos de queque en un mirador. A la vista de las migas se aproximó un pinzón. Había que ver su estrategia de acercamiento. La manera como nos domesticaba. Ya sé que esta materia la agotaron el zorro y su principito pero es lo que el pinzón hacía, y con qué gracia. Cuando ya estaba seguro del terreno que pisaba dio el salto hasta la mesa y se metió dentro del plato. En vista de tanta camaradería, llegó toda la tribu. Todos eran guapos y buenos comedores, y para todos alcanzó el queque. Pero la epifanía propiamente se la debo al primero. Al pionero.

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Commentaires
J
Hacíamos un lazo con una crin de caballo, lo atábamos en el extremo de una vara y con ese artilugio 'pescábamos' lagartijas. Las había de tres tipos, verdes, azules y negras. Una vez atrapadas, poníamos a dos lagartijas de un mismo color frente a frente y se ignoraban, o hacían como que se ignoraban. Poníamos, en cambio, a dos de colores diferentes y se peleaban hasta matarse. Parece una fábula sobre el comportamiento humano pero no, no es más que el relato de un ritual algo cruel que practicábamos de niños, tal vez la única manera que habíamos encontrado de acercarnos al misterio de la lagartija. <br /> <br /> <br /> <br /> Los maderenses afirman que antes de la llegada de los descubridores o redescubridores en el s. XV sólo había pájaros y lagartijas en la isla. Lo cierto es que las lagartijas parecen entenderse bien con los maderenses porque hay muchísimas y son bastante confianzudas, las menos tímidas de cuantas he visto. <br /> <br /> <br /> <br /> Mi amigo MM les compuso este palíndromo: Ají traga la lagartija.
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S
Me encantan las lagartijas. Será porque uno querría jugar con estos dinosaurios encogidos, pero sus apariciones son demasiado fugaces: las ves y al segundo se metieron en un escondrijo - es muy normal la querencia de las lagartijas por los escondrijos. Una razón más para ir a Madera (con restos de chips).
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M
Subepifanía en el parque. En la disputa de los restos de chips, la presencia de mis zapatos favorece a las lagartijas en contra de las palomas. Hay quien dice que los dinosaurios se extinguieron, pero no es verdad. Encogieron con la lluvia.
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M
Epifanía a mediodía en el jardín de Monte: el martín pinzón comiendo de mi plato las migas del pastel de miel.<br /> <br /> <br /> <br /> (Bastaba con este par de líneas escritas en el moleskine...).
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