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Camino de Santiago
30 novembre 2011

El último día de Hugo Claus

El último martes de noviembre suele ser uno de esos días como para quedarse en casa escuchando a Schumann y condoliéndose de la suerte que a uno le toca, según decía Hugo Claus [1].

Casualmente ayer, último martes de noviembre, el diario publicó una entrevista con su viuda, Veerle De Wit. Sabía que ella y su editora, Suzanne Holtzer, habían acompañado a Claus el día de la eutanasia. Sobre Claus ya he puesto unas cuantas líneas.

¿Qué hicieron en la víspera de su muerte?, pregunta la periodista. «Hugo quiso ir al cine a ver París, de Cédric Kaplisch (Si tú mueres primero, yo me iré a vivir a París, solía decirle Claus a Veerle). Sólo estábamos los tres en la sala, Hugo, Suzanne y yo. Habíamos debido correr para alcanzar el tranvía. Hugo me dijo: Qué cosas, hoy corremos tras el tranvía y mañana ya no estaré».

El día aquél, su último día, Hugo Claus repetía a la hora de comer el título de esa canción de Lou Reed: It's a perfect day.

H

[1] «Voyager, se dit Maurice, plus jamais, non, plus jamais. Rester à la maison. Entre quatre murs. Ecouter Schumann, s'attendrir sur soi même. Si on tient le coup quelques années, on se fabrique une carapace de croûtes parfaitement étanches. La perfection, un gros oignon comprimé. Mais les glandes, alors ? Ben, les pollutions nocturnes règlent le noble organisme, le premier regard matinal est chaque matin blanc comme neige, ébloui par la neige». Un cercle étrange, dans L'Amour du prochain (De Mensen Hiernaast).

[2] Coetzee sobre Claus: ¿Por qué le presta tanta importancia a sus maestros muertos?

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27 novembre 2011

Otra canción con ukelele

Nueve de cada ocho visitantes llegan a este lugar por el asunto del ukelele. Esto se explicaría porque tiempo atrás colgué un vídeo de un hawaiano, Israel Ole Kamakawiwo, que cantaba una versión estupenda del famoso Somewhere over the rainbow, del Mago de Oz, acompañado solo por un ukelele. 

No me imaginaba yo que el ukelele iba a pasar a ser más importante que mis consideraciones sobre toponimia o palindromía. Lo que me parece bien, la vida sería muy triste sin tocar el ukelele de vez en cuando. De manera que he comenzado a interesarme por el ukelele, y he leído incluso un artículo de la Wikipedia sobre la guitarrilla luso-polinésica. También he sacado en claro que ukelele se dice igual en treinta lenguas, lo que lo convierte en un punto de partida o de llegada para el esperanto.

Pero de lo que se trata no es de hablar del ukelele sino de saber si, además de la canción del difunto Kamakawiwo, hay alguna otra canción potable al son del ukelele.

Pues bien, después de oír unas cuantas, yo diría que hay dos y sólo dos: el Presto tango, de la Orquesta de ukeleles de Gran Bretaña, y la Canción sobre el acné, del ameno Charlie McDonnel. Eso, por ahora.

25 novembre 2011

La llamada

Ahora mismo se reúnen en Santiago quienes eran mis compañeros cuando fuimos colegiales. No he podido estar con ellos, pero he seguido los preparativos a través del correo. Habrá misa, oficiada por el que se hizo cura, aperitivo, cena y bajativos en el casino del colegio. 

No han sido las redes sociales las que han reunido al grupo de veteranos sino la voluntad de celebrar la fecha y el recurso al correo electrónico. A través del intercambio de mensajes, me he enterado de un par de fragmentos de la vida de unos y otros. B tenía un hermano, también llamado B, que acaba de morir. B está muy triste, naturalmente, y además está en la bancarrota, que es otra forma de tristeza. Como dice el sambista, tristeza é uma coisa sem graça mais sempre fez parte da canção.

Años atrás, por estas mismas fechas, hubo una celebración equivalente. A la hora de los bajativos, a los presentes les dio por recordar a los ausentes y decidieron hacer uso del teléfono. Sería la medianoche en Santiago, las cinco de la madrugada en mi casa. Cuando el teléfono suena a esas horas, el soñoliento no puede impedirse imaginar tragedias. Me tranquilizó, por lo tanto, escuchar esas achispadas voces remotas. Por suerte, después de hablarme durante una media hora tenían todavía que llamar al negro U, que vive en Australia, así que me dejaron solo frente a la ventana viendo el amanecer.

Ese sábado fui el primer cliente de la panadería. Compré magdalenas.

Image1

22 novembre 2011

La vaca

Un otoño con sol y sin lluvia casi, una curiosidad, un veranito de San Martín. Aprovechando que tarda el hielo, en la tarde del domingo fuimos a saludar a las vacas. Un grupo de tres componía un retablo: el ternero mamando, la vaca rumiando y el toro echando la siesta. La sagrada familia.

El toro belga es una bestia prominente, muy diferente del toro ibérico, ese negro salvaje. El toro belga es rubio y sonrosado, descomunal y domesticado, con el pelo muy corto, salvo en la verga, donde lo lleva largo. En una corrida con un toro de estos, el torero debería azuzarlo con un paño rosado.

En la mitología nórdica el primer hombre, Ymir, un gigantón, fue amamantado por la vaca Auombla, que lamió el hielo para liberarlo. Oyendo estas historias que contaba mi tío, las vacas se echaron a mugir y no había quien las callara. 

A

Óleo de Nikolai Abraham Abildgaard

19 novembre 2011

La falda

Lo más de los encuentros de mandatarios de la zona Asia-Pacífico era el día de cierre con la foto de los dignatarios en tenida tradicional del país anfitrión. Sedas chinas, vuelos coreanos, ponchos chilenos. El reciente encuentro de Hawai ha dado al traste con la tradición. Los potentados no se han atrevido con la falda hawaina. Será la crisis.

B

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17 novembre 2011

El besuqueo

Flojita la campaña de Benetton sobre el besuqueo de los mandamases. Al Papa, como bien sabe su secretario privado, sólo se le besa el anillo. 

A

Además, la idea es de Charlie Hebdo.

C

Y al bueno de Barack lo ponen a bailar con el feo...

B

16 novembre 2011

Mi primer palíndromo ilustrado

Se suele acusar a la palindromía de antojadiza. Ilustrar un palíndromo equivaldría así a agregar arbitrariedad ahí donde ya sobra. No lo veo así. El palíndromo agrega sentido al que ya traen consigo las palabras. Es probable que cuando alguien lee un palíndromo se imagine algo. Y es posible que esa imagen se asocie luego con ese juego de palabras de manera más o menos circular.

Pruebo entonces a ilustrar algunos palíndromos. Me los imagino con la ayuda de las imágenes que otros han creado pensando en otra realidad, más o menos próxima o lejana.

Comienzo por este: Ta bête te bat (Tu bestia te gana o bien Tu animal te golpea). La ilustración es de Walter Crane y está tomada de una edición infantil de las Fábulas de Esopo.

TA BETE TE BAT

W

14 novembre 2011

El camino

He estado mirando unas imágenes. No las he buscado, pero tampoco he podido dejar de mirarlas. Son imágenes de una piscina. Las he visto hasta la náusea. Cuando no puedo más con ellas, me levanto y salgo a caminar. Me detengo frente a una farmacia y entro a comprar tapones para los oídos. Los más eficaces. Me los pongo. Camino hasta dejar atrás la ciudad y dar con un camino de las afueras, buscando primero el río y luego  el bosque. No se ve ni un alma. Siento en sordina el ruido de mis pasos y el rumor de la ciudad que va quedando atrás. El camino es un trazado perfecto, no tengo más que seguirlo. Arriba, el cielo está despejado, el sol va bajando, las copas de los árboles se mueven con el aire. Hace calor pero a esta hora y con la brisa es un calor soportable. Me entran ganas de orinar y me acerco a un árbol, a un fresno. Cuando acabo, en lugar de sacudirme, me dejo la bragueta abierta y sigo andando. Me siento bien. Voy a gusto. El sol, la sombra, la brisa, todo está bien. Se trata de una sensación que he conocido en algún sueño, pero esta vez es real. Siento unos pasos detrás de mí pero no quiero cubrirme. Es un hombre que corre, que se entrena, lo veo pasar por mi lado sin detenerse. Sigo andando así, al descubierto, con los ojos puestos en las copas de los árboles. A lo lejos veo un puente de autopista bajo el cual mi camino pasa. No me aparto, decido continuar tal como voy, contento con mi manera de andar. No quiero romper esta sensación nueva. Por la autopista, se siente el paso de los coches. Bajo el puente, se ven rastros de un fuego hecho por alguien para calentar comida. Sigo avanzando, el camino pasa junto a unos matorrales y luego por un prado donde el río forma un remanso. Me acerco hasta el borde y me veo reflejado en el agua. Me gusta lo que veo, el reflejo confirma lo que estoy sintiendo. Siento el avance de una bicicleta por la espalda. Sigo andando, no me cubro. La bicicleta pasa, el ciclista no se vuelve. La ausencia de ruidos aumenta mi sentimiento. A lo lejos se ven venir dos personas, esta vez de frente. Tampoco esta vez me cubro. Son dos hombres, parecen venir hablando entre ellos. Cuando están a mi altura, uno de ellos me fija con la mirada. Pero no se detienen. Más adelante siento otra bicicleta por detrás. Me parece que el ciclista me saluda sin detenerse y yo respondo a su saludo. Sigo mirando la copa de los árboles, las formas de las nubes, los bichos, los reflejos sobre el agua en movimiento. A los lejos veo avanzar dos bicicletas. Esta vez se trata de una pareja. Pasan sin detenerse pero unos pocos metros después la bicicleta del hombre da un frenazo y una media vuelta, el tipo pone pie en el suelo y se planta frente a mí y me insulta. Con una mano sostiene la bicicleta y con la otra me da un golpe a la altura del hombro. Trastabillo pero sigo caminando. El golpe me perturba y sin embargo me es indiferente. El golpe y los insultos quedan atrás. Me duele el hombro pero sigo andando sin cubrirme. No me demoro nada en sentirme contento otra vez y camino así varios kilómetros. Pasan dos bicicletas en ambas direcciones, sin que nadie se detenga ni me insulte. El camino cruza ahora una zona poblada, se ve la parte posterior de algunas casas, las ventanas entornadas, los árboles frutales de los huertos. Ladran los perros. A lo lejos, en un cruce de caminos, parece haber un vehículo. Tampoco me cubro cuando veo que se trata de un coche de la policía. Dos policías me apuntan con un arma, me sacuden por el hombro adolorido, me obligan a abotonarme y me hacen subir al coche. Me parece que me llaman asqueroso.

P

10 novembre 2011

La wifi

No lo necesita, su propia conexión funciona perfectamente, pero se cuelga de la wifi del vecino con una excitación creciente.

R

Frédéric Bazille, Retrato de Pierre-Auguste Renoir

9 novembre 2011

Otros lo llamarán desorden

Bélgica reclama a Francia la devolución de un Rubens. O, para bajarle el perfil al asunto: Tournai reclama a Nantes la devolución del Triunfo de Judas macabeo, de Rubens, robado por las tropas napoleónicas de la catedral de Tournai en 1794 y cedido por el pequeño mandón corso al museo de Nantes.

Un diputado belga, comentando la noticia, se ha apresurado a declarar que se trata de una demanda específica y excepcional. No vayamos a dar ideas genéricas y ordinarias a los congoleños y comiencen a exigir la devolución del Museo de África central con elefante incluido. Esta, la de las reclamaciones y devoluciones, sería la vía rápida para un reordenamiento general del mundo. Otros lo llamarán desorden.

Los griegos podrían reclamar al Museo Británico la devolución de medio Partenón y mi tío Pepe a otro vejete una novia que tuvo.

R

Rubens, Autorretrato con Isabella Brandt 

9 novembre 2011

La voz

En plena Europalia brasilera, recital de poesía de Augusto de Campos antenoche en Bruselas. 

Campos cumplió ochenta años este 14 de febrero. Un recital suyo es un espectáculo multimedia y se asemeja a un concierto de rock y a una performance visual. Lo acompañan su hijo Cid, el poeta António Cicero y los músicos Arnaldo Antunes y Adriana Calcanhotto. Enmarcados por los gobelinos de una sala del Ayuntamiento de Bruselas, los bajos de Antunes y los altos de Adriana consiguen maravillas al servicio de unas palabras desnudas y en seguida travestidas de luces y de ecos. Campos consigue también espléndidas puestas en escena de sus traducciones de Mallarmé, Rimbaud o del trovador occitano del siglo XIII Arnaut Daniel.

A la hora de las despedidas, nos acercamos a Adriana para hablarle de un amigo gracias al cual nos acercamos a ella. Su voz es mejor aún a corta distancia.

 ____________

Dos poemas de Augusto de Campos

semsaida

 Sem saída

C

Todo está dicho. Todo está visto. Nada es perfecto. Nada está perdido. He aquí lo imprevisto.

5 novembre 2011

Los hermanos

A vueltas con el niño siete billones. Filipinas, India y Rusia se lo disputan. Nacer, nació, pero es difícil precisar dónde. Lo único cierto es que no fue en el Vaticano. Ni en las Islas Vírgenes. Miro a ver y resulta que la más pequeña de las Islas Vírgenes se llama Isla Virgen Gorda. Ahí hay un titular: El Vaticano y la Virgen Gorda se disputan al niño siete billones.

En materia de sobrepoblación, la imagen de la familia numerosa compuesta por una matriarca agraria cuyas hijas mayores, que podrían ser sus hermanas, le ayudan a criar a la progenitura, está probablemente dos teledarios por detrás. La flor y nata de los países emergentes, los más poblados, ya han dejado atrás la transición demográfica y se han instalado a gran escala en el modelo de la familia nuclear, mamá, papá y el niño o la niña.

Las familias numerosas de hoy están donde no se las ve, a la salida de los centros médicos de punta, por donde la reproducción asistida reparte por el mundo a numerosísimos hermanos. Se pueden llegar contar por centenas, dicen.

No sé si la modernidad nos llevará a revisar algunos viejos mitos y algún que otro tabú. El del incesto, sin ir más lejos. El ser humano es lo que es, olvidadizo pero cabezota, y la temporada de búsqueda del padre biológico está abierta. En esos trámites, los hermanos que se ignoran pueden encontrarse... y reproducirse.

I

Tormenta y familia, óleo de Alex Colville

1 novembre 2011

El viejo y el muchacho

Ir en tren es lo que tiene, se conversa o se escuchan conversaciones. Esta señora morena es del Este del Congo, donde tenía un restaurante. Años atrás, un grupo de hombres armados irrumpieron en su local exigiendo comida y bebida. Ella obedeció, qué más podía hacer. Hasta que, como temía, apareció su hijo, que contaba con 23 años. Sin que ella alcanzara a impedírselo, el muchacho fue a exigir a los irregulares que pagaran si querían seguir bebiendo. Lo mataron de un tiro en la cabeza.

El señor de más adelante saluda a todo aquel que pasa por su lado. Parece estar de excelente humor. Su mujer va de pie, como si intentase evitar que él se levante y se marche. Tiene alzheimer, explica. Me di cuenta el día que tuvimos que tomar un avión. En cuanto subimos y nos sentamos, él miró la pantalla frente al asiento, se levantó y dijo: Aquí nos bajamos, hasta aquí no más llega este autobús.

O

Corot, Viejo con niño

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