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Camino de Santiago
lovaina
22 février 2013

La manifestación

En el tren, tras darle una ojeada de soslayo a una moza que a pesar del frío va desabrigada, se sienta, abre una agenda trajinada, se pone a tachar anotaciones como un poseso, y luego sigue con otros papeles, muchos papeles, siempre tachando con ahínco. Hasta que lo reconozco. Es un periodista conocido, un tachador profesional.

Al llegar a la VUB, hay un tumulto formado por sindicalistas. Hoy es día de manifestación contra las medidas de austeridad. Hacen estallar petardos frente a un grupo de inmutables policías y asustan a una joven que da media vuelta para escapar. El horóscopo decía que no me amilanara, así que la animo a que sigamos adelante. Una vez que cruzamos la cortina de humo y las detonaciones, le pregunto si sigue con vida y ella estalla en risas.

En el centro, la manifestación va por el bulevar en mi misma dirección, así que manifiesto cincuenta metros. Voy al café donde expone mi amigo. El café está lleno y los cuadros muestran el mismo lugar en el que están. Se trata de un juego de espejos. El camarero me tiende el té desde el cuadro y me lo cobra en vivo y en directo. Vuelvo a la estación haciendo un rodeo por la Maison du miel. Pruebo y compro dos potes, uno de miel de dondelion de Borgoña y otro de melata de Toscana.

De regreso, en la estación de mi pueblo, me demoro mirando los cuadros de Delvaux que cuelgan de los muros. También se trata de un juego de espejos. A pesar del frío, en los cuadros de Delvaux hay trenes, andenes, trochas ferroviarias y mozas sin abrigo.

P

Óleo de Paul Delvaux

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14 janvier 2013

El matrimonio del roble con el haya

Cruzo a diario un bosque pequeño. No me atrevo a llamarlo bosquecillo porque, a pesar de su tamaño, me impresiona. Es, más bien, un islote boscoso que quedó atrapado en medio de la ciudad, un remanente del gran bosque que alguna vez lo cubría todo. La gente ha ido abriendo diagonales para ir de un barrio a otro, la municipalidad ha apisonado algunos de esos caminos y, en un cruce, ha instalado incluso un banco y un basurero. Pero casi nunca hay nadie por allí. Algún perro paseando a su amo, y poco más. Antes solía haber grupos de muchachos fumando porros pero, desde que pueden fumarlos en cualquier lugar, ya no se toman la molestia de venir hasta el bosque. Tampoco se ven animales, aparte los pájaros, carpinteros, agateadores o trepatroncos sobre algún acacio o abedul, algún haya o roble, como los de la foto, algún sorbal o pruno.

Nunca es tan luminoso este bosque como en un día de nieve como hoy. Ni siquiera en una tarde de calor en pleno junio, porque entonces la copa de los árboles lo ensombrece y el sotobosque está cubierto de arbustos y de lianas. Ahora, en enero, la luz sobre la nieve lo vuelve transparente y las ramas desnudas alcanzan a tocar el cielo.

MRH

1 janvier 2013

Maneras de comenzar el año

Anoche, después de los fuegos artificiales y bajo la lluvia volvían los muchachos de la fiesta. Acalorados, descamisados. Como si estuviesen entre los trópicos. Pero es que ellos siempre están entre los trópicos, incluso al otro extremo del año.

Para ellos siempre hay una corrida de San Silvestre a punto de comenzar, una celebración, un año nuevo. A pesar de las calles vacías de tan vistas y de los días tan iguales a los de la semana siguiente.

I

Óleo de Laura Lacambra

29 décembre 2012

Tintín en su museo

El Museo Hergé fue inaugurado en mi pueblo hace ya más de tres años pero hasta ahora nunca había puesto un pie en él. Un poco porque el reemplazante de Hergé en el corazón de su mujer tiene fama de pesetero, otro poco porque los únicos que no van a Roma son los romanos, como reza un famoso adagio que me acabo de inventar.

El cuento es que ayer fui y el tiempo de la visita se me hizo corto. He admirado suficientemente el edificio desde el exterior, pero el interior está mejor de lo que imaginaba y su descripción pone a prueba mi reducido vocabulario geométrico. Líneas rectas y muros torcidos que abren espacios superpuestos como si se tratase de un paisaje.

En un museo lo que hay que hacer es mirar y callar (o a todo lo más cuchichear). En este caso, mirar de cerca unos bocetos sobre la mesa de trabajo de Hergé, unas viejas fotos a través de unos view magics, las portadas de los álbumes de Tintín traducidos a las lenguas más remotas.

Y recordar que una vez escribí una tesina sobre Tintín en Sudamérica, continente que Hergé ve como una falsa Europa y cuya diversidad representa a través de un sincretismo que ya se quisiera para sí el bolivarianismo. Algo dije también en esas páginas sobre la impureza del mestizo bifronte, chueco por antonomasia, frente a la rectitud del europeo, personificado por Tintín, y a la llaneza del indio de pura raza, representado por el alter ego sudaca de Tintín, el indiecito Zorrino.

También sobre el museo, puesto que la primera aventura sudamericana de Tintín, La oreja rota, se abre con una visita al museo etnográfico, de donde alguien roba un fetiche indígena sudamericano y restituye otro igual, pero falso. El museo etnográfico presenta objetos verdaderos sacados de su contexto. Este museo de Hergé-Tintín, representaciones de esos mismos objetos. El falso fetiche introducido en el museo etnográfico anunciaba, pues, a su manera, la existencia futura de este museo que ahora visito.

MH

Photo © Nicolas Borel - Architecte Christian de Portzamparc

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PS/ Busco lo publicado en este blog sobre Hergé y encuentro este Tintín tontón. Estos periodistas...

4 novembre 2012

El contrato

L

Hablábamos de libros con S. y Sámuel cuando me acordé de que tenía un bono de compra por 15 euros en la librería y comprobé que vencía al día siguiente. Así fue como me hice con L'adversaire y Je suis vivant et vous êtes morts, pagué la diferencia (3 euros) y salí súper contento. Este último, Je suis vivant..., está en un formato rarísimo. Tan raro es que no me atrevo a tocarlo. Así que he comenzado por El adversario. Y bien, porque lo que en él se cuenta ocurrió mientras Carrère escribía Je suis vivant..., de manera que la lectura de uno anticipa la del otro.

El Adversario (El 9 de enero de 1993, Jean-Claude Romand mató a su mujer, a sus hijos y a sus padres y luego intentó, en vano, suicidarse...) me ha recordado dos historias que se tocan. La primera ocurre en Santiago de Chile. Un coronel pinochetista, torturador por añadidura, cercado por la justicia, va y se suicida. Merecidísimamente. La cuestión está en cómo lo hace. Se acerca hasta un edificio en construcción en un exclusivo barrio de la ciudad y pide visitar el apartamento piloto en el ático. La estupenda vendedora lo pasea por las magníficas dependencias. El coronel se sienta en los mullidos sillones, apoya la palma de la mano en la amplia cama matrimonial, enciende y apaga luces, corre y descorre cortinas, se encierra un momento en el espacioso baño y luego sale a la gran terraza como si llevase una copa en la mano, respira el aire cordillerano y se lanza al vacío. La vendedora aún no se recupera de la impresión.

La segunda transcurre en la calle donde vivo, en la que, años atrás, un vecino mató a su mujer y a sus hijos, tras haber ultimado a su madre en su casa materna, y en seguida se colgó. Nuestro barrio es reciente. Cuando llegamos, hace catorce años, los vecinos, casi todos padres de familia con hijos pequeños o adolescentes, nos íbamos presentando entre los más inmediatos mientras que con los más distantes nos limitábamos a saludarnos. Este de la matanza era, para mí, de estos últimos. Lo veía pasar a veces con sus hijos pequeños camino de la escuela y poco más. Tras la matanza supe que era un hombre jovial, casi infantil de tan bromista y risueño. No tenía problemas conocidos, ni de trabajo ni de dinero. El hecho de que hubiese comenzado por matar a su madre nos ponía sobre una pista freudiana, por llamarla de alguna manera. El desconcierto que la masacre provocó en el barrio fue mayúsculo, pero lo vivimos como solemos tratar los asuntos vecinales en este civilizado país: disimulando. La civilidad, justamente. La matanza representaba una brutal ruptura de un contrato tácito entre vecinos: ¿No nos íbamos a ayudar los unos a los otros en la diaria tarea de hacer de esta calle un espacio vivible? ¿No éramos iguales?

Mi impulso me llevaba a querer saber más, a tratar de entender y a ponerlo por escrito. Pero intuí entonces que ir por ahí averiguando equivalía a otra forma de ruptura del contrato tácito, que comporta también una cláusula de privacidad. De manera que me limité a escribir una crónica y a publicarla en un diario que no lee nadie al otro extremo del mundo y lo dejé hasta ahí. Hasta hoy, en que la lectura del Adversario me ha traído la historia de vuelta.

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13 septembre 2012

Estorninos de Lovaina

Sobre la grúa amarilla, tan negros como son, despegan todos a una hacia el poniente y componen y descomponen caligrafías, juegos de tinta, ideogramas chinos, pinturas enigmáticas, emergencias, resurgencias, árboles de los trópicos, pliegues y quiebres, lejanías, turbulencias, fuegos artificiales, vientos y polvos, frenadas y enfrentamientos, desplazamientos, despejes, son el primero y el último, la multitud, la miriada, la bandada, el vacío y el volumen, el resultado. Y así se posan por fin sobre los árboles cuando se borran los arreboles.

SF

(Sobre la base de textos de Henri Michaux.)

Estorninos de Roma.

25 mars 2012

Cerrado por duelo

En la noche del sábado al domingo, en pleno equinoccio, murieron tres personas queridas. 

En Gijón murió J, la menor de las hermanas de A, el bable más puro del pueblo. Un día en que ya nos habíamos dicho adiós (con lo que nos costaba despedirnos), nos volvimos a encontrar. No somos para despedirnos, me dijo.

En Lovaina murió E. Lo vi por un última vez hace dos o tres sábados. Era lacónico, pero ese día quería hablar y me tomé el tiempo de escucharlo. Me contó que, siendo un niño, tuvo que echarse al camino con toda su familia, huyendo del ejército alemán, hasta la frontera francesa donde los obligaron a dar marcha atrás. De vuelta a casa, extenuados, encontraron las camas maculadas por la mierda ajena. Preferiría no sufrir, me dijo, pero no tengo miedo de morir. 

En Lisboa murió Antonio Tabucchi. Sólo lo vi una vez, en Lovaina también, hará quince años. Me parece que fue hace nada pero ya sabemos que el tiempo envejece de prisa. Me acuerdo ahora de esto que dijo ese día, de estas palabras de su abuela: Sabes, Antonio, la vida pasa en un segundo pero, a veces, cuánto tarda en pasar un día domingo.

3 février 2012

La nieve

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Nieva ahora, como en el año 35.

27 juin 2011

Mi cuenta en Twitter

MEn 1926, Maurice Maeterlinck publicó con gran éxito, como todo lo que publicaba, uno y a veces dos libros cada año, La vida de las termitas, un tratado entomológico. Un plagio abierto y más bien descarado de Die Siel van die Mier, del escritor sudafricano Eugene Marais.

Marais había ido dando a conocer sus ideas sobre el termitero como «unidad orgánica» en la prensa sudafricana en afrikáans durante los años veinte. Maeterlinck escribía en francés pero hablaba neerlandés, lengua de la cual deriva el afrikáans, y la reproducción de artículos escritos en afrikáans en la prensa flamenca y holandesa era común en ese entonces. El plagio estaba servido, pero Maeterlinck no parecía tenerlas todas consigo porque ya en la introducción al libro intentaba justificar la ausencia de referencias por razones técnicas y para no abrumar al lector. Lo común en estos casos.

Sostenido por un grupo de amigos, Marais clamó justicia a través de la prensa sudafricana y quiso llevar el asunto ante una corte internacional.  Sólo consiguió algo de nombradía intentado transformar el agravio personal en afrenta nacional: «Me pregunto si Maeterlinck se sonroja cuando lee la aclamación de la crítica y si se para a pensar en lo que le ha hecho a un pobre trabajador boer desconocido». El escritor consagrado y mundano que fagocita al escritor provinciano y periférico, esa película ya la vimos pero sigue en cartelera.

Hay quien atribuye incluso el suicido posterior de Marais al plagio de Maeterlinck y a la falta de reparación. Lo cierto es que, tras el chascarro, Marais se internó en el desierto de Karoo y se abstuvo para siempre.

De tales rivalidades entrañables está hecho el mundo en general y el mundo de los plumíferos en particular. Vi Tín me recordaba hace unos días el entuerto Burton-Speke sobre las fuentes del Nilo, que, según Ulschmidt, está a la base del Informe de Brodie.

El cuento es que, cuando apareció Twitter, abrí una cuenta a nombre de Maeterlinck y la ilustré naturalmente con una foto de Marais. También porque mi calle lleva el nombre del único premio Nobel belga (vivo al llegar a la intersección de Yourcenar con Michaux, para más señas). Y soy un simbolista de barrio, muy de hormigas coloradas y de pájaros azules, aunque espero no llegar nunca a prologar los discursos de Salazar.

En Twitter sólo tengo ocho seguidores, truchos todos, o como se diga. Y sólo sigo a ocho oradores, para estar en el mundo, por mientras.

11 avril 2011

El cuadrado (2)

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7 avril 2011

El cuadrado

He estado dándole vueltas a la idea de colgar cinco palabras de un muro ciego. Me digo que cabría poner en él algo que despierte la mirada de quien pasa por allí. He pensado en el cuadrado Sator.

T

Se trata de un cuadrado palindrómico formado por las palabras Sator Arepo Tenet Opera Rotas, cuya traducción sería El sembrador mantiene con destreza las ruedas. O, de manera sucinta, El sembrador hace lo que tiene que hacer.

Este cuadrado se encuentra en varios puntos de España, Portugal, Italia, Francia e Inglaterra, incluso en Escandinavia y Siria. Se trata de inscripciones medievales, salvo una, encontrada en Herculano, que dataría de antes de la erupción del Vesubio el año 79.

Algo se ha especulado sobre su significado. No está claro qué puede significar Arepo, si se trata del nombre del sembrador, o si puede tener otro sentido, y esta incertidumbre refuerza el interés del asunto. ¿Cómo descifrarlo y cómo entender su existencia? Tres interpretaciones:

1) La cabalística. Los cuadrados numéricos eran un formato en el que los alquimistas transmitían sus fórmulas cabalísticas. Puede verse uno, por ejemplo, en la Melancolía, de Durero.

Refuerza esta interpretación el hecho de que haya un cuadrado Sator en el Duomo de Siena, en cuyo interior se encuentra sorprendentemente una estatua de Hermeto Trismegisto, fundador del hermetismo. En la mayoría de los lugares donde hay un cuadrado Sator hubo una presencia importante de los Templarios.

2) La cristiana. Los primeros cristianos, impedidos de afirmar su fe, se valían de fórmulas cifradas para hacerlo. Así, el cuadrado Sator, que contiene en su centro una cruz (Tenet, la palabra central del palíndromo es ella misma un palíndromo), afirma que el Sembrador —Dios— sabe lo que hace. Además, reordenando las letras del cuadrado se obtiene un doble Paternoster, más cuatro letras, dos «a» y dos «o» (alfa y omega), que permiten sobreponer el mensaje cristiano según el cual Dios representa el principio y el fin.

Esta interpretación fue dominante hasta que apareció la inscripción en Herculano.

3) La, por llamarla de alguna manera, filosófica. Según la cual, y para ahorrar detalles, el sentido del cuadrado es éste: El hombre propone, Dios dispone. Al hombre la acción, a Dios el destino. Es decir, la cuestión que el cuadrado aborda, y resuelve, es la del libre albedrío.

Hay más detalles y matices, pero creo que lo esencial es esto.

S

5 décembre 2010

La nieve

Nieva sobre mojado y hay que andar con paso de lobo para evitar la tendinitis. El invierno será otro agravio del tiempo, qué más va a ser. Las manzanas que deje el mirlo las haremos esta tarde tartatán.

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14 juillet 2010

La típula

Ahora que ha terminado el Mundial, ya podemos hablar de asuntos serios que habían quedado pendientes. La típula es uno de ellos.

Por estos días de verano, la casa se llena de típulas.

T

La gente que viene de lejos y no las conoce se lleva un gran susto frente a lo que parecen ser grandes zancudos. Pero las típulas no son zancudos, ni zumban, ni pican. Ni siquiera comen. Sólo viven unos cuantos días y se lo pasan follando. Follan hasta la extenuación a lo largo de los muros y a la vista de las arañas de rincón, que a veces atrapan a alguna pareja en sus redes y la vacían de su contenido. Contenido ultraligero porque, como está dicho, mientras viven su vida aérea, tras su vida larvaria, las típulas no tienen tiempo para comer, ni tienen ganas.

No es todo. Las típulas no sólo son biodegrables sino que tienen un alto contenido en nitrógeno. Qué es el nitrógeno, me lo explicó mi tío pero no lo retuve a fondo. Conformémonos con saber que es una materia indispensable para la agricultura. El año pasado un profesor de la universidad, que está del otro lado de la ciudad, dirigió una importante experiencia científica, para la cual pidió a la población que le proveyésemos de ingentes cantidades de típulas.

En un principio, yo quise participar. Materia prima no me falta. Pero luego me vi, camino de la facultad de agronomía, con una caja de zapatos en las manos llena de típulas follando dentro, y me devolví por mis pasos.

Las liberé en en la plaza Montesquieu.

7 décembre 2009

La pasión según Van der Weyden

 

Hay quien dice que Rogier van der Weyden (Roger de la Pasture) fue el mayor pintor de su época, el siglo XV. La exposición que reúne en Lovaina lo esencial de su obra remembra dípticos y trípticos repartidos por el mundo, varios de los cuales vuelven a Flandes por primera vez en quinientos años.

Ocho semanas a tablero vuelto ha durado la muestra, que cierra hoy sus puertas. El público se ha volcado tras la obra del maestro belga y de sus aprendices e imitadores, así como de los escultores, miniaturistas, cartonistas y tapiceros con los que trabajó en Bruselas.

En sus telas hay paisajes e interiores, objetos y animales pero, sobre todo, y en primerísimo plano, personas. ‘Maestro de pasiones’ se llama la muestra. La pasión, a menudo contenida, está viva en todas las imágenes. Y en cada una hay quien encuentre un detalle (un punctum) que retiene la mirada como un imán.

Esos dedos, por ejemplo, que componen la trama visual de esta Madona con el Niño, y que corona el gesto del niño que, en los brazos de su madre, se toma el pie de curiosa manera, dos dedos por delante, dos dedos por detrás.

Las manos. En una Visitación, la mano de María se posa sobre el vientre de Isabel, su prima, encinta de Juan Bautista, mientras la mano de Isabel se posa sobre el vientre de María, encinta de Jesús. El primer contacto entre Jesús y el Bautista se da a través de las manos de sus madres.

También los ojos. El juego de miradas en el San Lucas dibujando a la Madona. El niño amamantado, complacido, mira a su madre quien también lo mira, mientras la mirada de San Lucas, al bies, sale de la escena que sin embargo dibuja. San Lucas es el propio pintor, su autorretrato. Que tal vez se mira mirar el cuadro desde donde está, desde fuera.

Los cuerpos, en fin. De las varias Madonas amamantando, todas, menos una, lo hacen con el seno derecho. (Van der Weyden era diestro).

Los cuerpos cubiertos, desnudos sólo a la hora de nacer y de morir. Y aun en esa hora última, perfectos. Hay dolor y ensimismamiento en las Pietà, en los Descendimientos de la cruz, pero no deformidad. El moribundo que recibe la extremaunción en Los Siete sacramentos no presenta más deformación que su delgadez.

Tras un par de horas mirando las pinturas volvemos la vista hacia fuera. En la summa escrita por Eco, Historia de la bellezaHistoria de la fealdad, Van der Weyden estará sólo en la primera. Fuera, en cambio, esperan una y otra.

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15 juin 2009

El ganso (2)

Mi tío me trae la prometida foto de los cisnes. Me temo que no aclara el asunto. Peor, parece que la familia ha vuelto a crecer.

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10 juin 2009

El ganso

El lago está a un paso de la casa de mi tío, y hasta allí suele llegar éste al anochecer cargado con una bolsa de pan seco con que dar de comer a las carpas y a los patos. Así es como ha ido haciendo amistad con el cisne. El cisne estaba hasta hace poco tiempo soltero. Alguien debió de compadecerse de su soledad y le trajo una compañera. Desde entonces van juntos y es un placer verlos nadar de sincronizada manera. Es verdad que tienen porte y movimiento, y parecen salidos del mismísimo ballet de Tchaikovsky. Esta primavera, para completar el cuadro, asomó un cisnete. Pepe no sabe cómo se llama la cría del cisne, le da pereza buscar en el diccionario, y entretanto lo llama cisnete. La gente que pasea por el lago se deleita brevemente con la escena que componen los cisnes y los más sensibles incluso se conmueven. Así, hasta que un día a Pepe le entró la duda de que el cisnete no fuese un pájaro al que se parece mucho, o sea un ganso. De pronto le encontró cara de ganso, plumas de ganso, modales de ganso. Un ganso adoptado por unos cisnes o unos cisnes adoptados por un ganso, cosas más raras se han visto. La naturaleza se parece a veces a las teleseries. Este fin de semana irá a fotografiarlos y me dejará una foto para que la ponga aquí y salgamos todos (¡todos!) de dudas. Otra fórmula sería esperar hasta el próximo año a ver si al ganso se le estira el cuello.

2 juin 2009

Matrimonio de roble con haya

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30 avril 2009

La ciudad

Leo una historieta llamada Quelques jours ensemble. Se trata de un melodrama que presenta el breve encuentro (de ahí el título) entre un padre joven y su hijo viejo. El encuentro se produce en la ciudad donde vivo, la que aparece dibujada con lujo de detalles: un café, un restaurante, un colegio, una plaza, el hospital. Tanta precisión en la imagen no se corresponde con el texto, que no dice nada sobre el nombre de la ciudad. Para quienes la reconocen, la ciudad pasa a ser un elemento central de la historia. Los demás, que serán mayoritarios porque la ciudad es pequeña, verán sólo una tela, de fondo. Tal vez algún comentarista elogie la imaginación espacial del autor.

23 novembre 2008

Siesta septentrional

Cuando despertó, seguía nevando.

7 septembre 2008

Peces bajo la lluvia

Llueve. En el lago, los pescadores se parapetan bajo grandes paraguas de color verde oscuro, como los árboles, como el agua. Los patos de cuello verde, los somormujos, los zampullines, la garza gris y el cisne soltero los miran con indiferencia. Componen un cuadro otoñal, impresionista. Pescadores bajo la lluvia. 'Pêcheurs à la ligne par temps de pluie'. Pasarán el domingo atrapando carpas y tincas, sopesándolas, arrancándoles el anzuelo y devolviéndolas al lago. Están de concurso. En las Islas Británicas, tan civilizada práctica se considera una crueldad contra los peces y ha terminado por prohibirse. No tardará la prohibición en llegar hasta el borde de este lago. Las carpas parecen estar al tanto. Cuando los niños lanzan migas de pan a los patos, bajo el agua las carpas les muerden las patas.

Lago

En la piscina, una pareja de gordos no deja que una gota de agua los separe. Tanto volumen obstruye el paso de los nadadores pero los gordos sólo están para ellos. Ya fuera del agua, oigo el reproche de él a ella, con un suspiro en la voz: 'Por qué me has dejado solo'.

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