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Camino de Santiago

26 février 2014

Simenon en Lieja

Simenon tiene 16 años cuando deja Lieja por París y 70 cuando vuelve a su ciudad a acompañar a su madre nonagenaria en su lecho de muerte. Henriette Brüll, flamenca de Lieja, le tiende un sobre con todo el dinero que éste le había ido enviando mes a mes a lo largo de cincuenta años. « Temía haber tenido que ocuparlo en la vejez, pero ya ves que no, le dice. No querría deberle nada a nadie, ni tampoco a ti ».

Antes, en otro de sus escasos viajes a Lieja, su madre lo había puesto frente a la foto de sus dos hijos que ilustra esta página, Georges, el célébre escritor de los 260 libros, consagrado en París y rentista en Suiza, y Christian, su preferido, muerto joven, y le dice también: « Comme c'est dommage, Georges, que c'est Christian qui soit mort ».

Esto, de lo que me entero viendo la biografía de Simenon por Assouline, se lo comento a la Josepepa, que levanta los ojos de su libro y me lee en voz alta: « Así como la aguja de una brújula apunta siempre al norte, así el dedo acusador de un hombre se dirige siempre a una mujer ».

S

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25 février 2014

El tal Josepepe confiesa

23 février 2014

Les enfants de Marx et Coca-Cola

Masculin, féminin. Años que no veía una de Godard.

Esta es del 65. La Francia de entonces, su gaullismo de cartón piedra que, como el franquismo, cedía frente al neón americano. Otro planeta visto desde ahora. Y sus personajes. Un joven periodista se convierte en encuestador para un empresa de sondeos y unas chicas que no tienen opinión o no quieren darla. Y una cantante ye-ye que se deja seducir por el periodista-encuestador siempre y cuando el seductor no se convierta luego en emmerdeur, en tocapelotas.

Entonces la gente fumaba constantemente, incluso mientras comía combinaba cucharadas y caladas. Y leía y leía diarios, revistas o libros. Hablaban y hojeaban distraídamente el diario. Ese mundo de fumadores y lectores empedernidos sólo ha desaparecido a medias cincuenta años después. Lo que lleva a pensar que faltan otros cincuenta para que desaparezca del todo.

El resultado es desigual. Hay momentos de gracia en los diálogos improvisados y fingidos de Léaud y las chicas (que los jóvenes pre 68 se tratasen de usted en pleno flirt le otorga a la cosa un cierto morbo retrospectivo). Y abundantes tics, y la manía de la autorreferencia, la moda de entonces, ahora pasada de moda.

Este filme se podría llamar Les enfants de Marx et Coca-Cola, apuntaba Godard. Pues eso, pelos de la barba de Marx flotando en un vaso de la chispa de la vida. 

Con todo, Masculin, féminin se llevó el Oso de plata en Berlín, tan celebradas eran las gracietas de su autor.

21 février 2014

La ilusión

Feria del libro en Bruselas. Millones de libros y miles de autores que venden, algunos, millones. Ken Follet, Jonathan Coe, Pierre Assouline...

También tienen sentido los libros que no encontrarán ni un solo lector, sostiene el libro que sostengo en las manos. Y también tiene sentido escribirlos.

Se trata de Lo que cuenta es la ilusión, de Ignacio Vidal-Folch, que ha escrito 19 libros, según cuento. El título de éste está tomado de la frase con la que remata una historia sobre Esenin y Stalin. Esenin (16 libros) quería ir a Irán a escribir unos poemas de amor y Stalin (18) no quería que fuese, así que ordenó que le creasen una atmósfera persa en una república soviética. Y allá fue el poeta y escribió Shagané, un poema parece que estupendo.

Por eso dice Vidal-Folch que en el arte como en la vida lo que cuenta es la ilusión.

ED

Isidora Duncan y Serguéi Esenin

15 février 2014

El efecto muñeca pepona

Buenas risas días atrás con el periodista de La Vanguardia que contaba de Houellebecq (Ulbec, para entendernos) que, durante la entrevista, se tocaba el flequillo. Lo de Ulbec es más bien una ensaimada capilar, como la de Anasagasti, lo que en Chile llaman, con guasa, un parrón.

Ignacio Vidal-Folch ve el asunto desde otro ángulo. Cuando conoció a Ulbec, éste «acababa de hacerse un desafortunado injerto de cabello y la parte alta de su espaciosa frente presentaba el efecto muñeca pepona en el que se ven los agujeritos de los implantes en el cuero cabelludo. Esos agujeritos —cuenta— me hipnotizaban como ojos de cobra, no podía apartar de ellos la vista: exactamente lo mismo pasa con sus libros, repulsivos pero irrresistibles».

También sobre cuestiones capilares, y a cuenta de lo aburridas que le resultan las peluquerías, Vidal-Folch recuerda aquella entrada del Diario de Renard: ¡Por fin soy calvo!

VL

Carle Van Loo, Retrato de un desconocido

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13 février 2014

El largo cuello del cisne

C

Leo que este tercer decanato de Acuario está bajo la égida de la constelación del cisne. No sé muy bien lo que eso significa, pero me lo imagino. Los pájaros son mandados a hacer para traducir los sentimientos, que suelen ser confusos. O sujetos a interpretaciones.

El papa, sin ir más lejos, larga palomas al vuelo en Roma y hete aquí que las atacan gaviotas y cuervos. Cuervos que, en rigor, sólo son cornejas. Cuervos carroñeros y retintos ya casi no quedan y, sin embargo, siguen teniendo mala prensa. Se olvida que fue un cuervo quien anunció a Noé el fin del diluvio con una rama de olivo en el pico. Ahora que llueve tanto convendría recordarlo.

Pero el cisne. De engañoso plumaje. De los muchos usos que se le han dado al personaje, mi favorito es el del soneto del mexicano González Martínez que recitábamos en la glorieta de la facultad. El cisne es la poesía barata y el búho, los porfiados hechos. La fiction y la faction. El becario y el columnista. El imberbe con gusto a leche y el plumífero de pelo en pecho.

Tuércele el cuello, anda.

Tuércele el cuello al cisne de engañoso plumaje
que da su nota blanca al azul de la fuente;
él pasea su gracia no más, pero no siente
el alma de las cosas ni la voz del paisaje.

Huye de toda forma y de todo lenguaje
que no vayan acordes con el ritmo latente
de la vida profunda... y adora intensamente
la vida, y que la vida comprenda tu homenaje.

Mira al sapiente búho cómo tiende las alas
desde el Olimpo, deja el regazo de Palas
y posa en aquel árbol el vuelo taciturno...

El no tiene la gracia del cisne, mas su inquieta
pupila, que se clava en la sombra, interpreta
el misterioso libro del silencio nocturno.

8 février 2014

Otra vuelta de tuerca

Tardo en leer Otra vuelta de tuerca. No me atraen los fantasmas ni los misterios, menos aun si hay niños de por medio. La tuve en mis manos muchas veces sin decidirme a leerla. Esta vez llego a ella por la ópera de Britten. Antes de verla, para entenderla.

El lector se pregunta si de verdad hay fantasmas merodeando por la casa o sólo son figuraciones del alma atormentada de la joven institutriz recién llegada a ella. Si los niños son inocentes o fingen serlo de tan bien educados que están. Si hubo o no un crimen sexual (¿habrá un crimen que no sea sexual?) que tuerce el recto hacer victoriano de sus habitantes.

La ambigüedad que planea es total. James fue hombre de dos mundos, ambiguo él mismo, que contuvo y combinó una cierta inocencia americana con la fantasmagoría británica en un único punto de vista. El lector sabrá perdonarle la verbosidad decimonónica; la época la pedía.

Borges admiraba esta novela. Y puntilloso como era en materia de traducciones (véase el caso de La Metamorfosis), admitió que la traducción de su amigo Bianco mejoró el título. Si A Turn of Screw es magistral, Otra vuelta de tuerca le da una vuelta más y lo supera.

S

Óleo de John Singer Sargent

6 février 2014

El chador en la rueda

La muchacha escoge al azar una de las direcciones que el encargado de la agencia le tiende. El piso que debe limpiar está patas arriba. Cuando llega la dueña de casa, sim embargo, ésta quiere que se largue cuanto antes y está dispuesta a pagarle por no haber hecho nada.

Entre una cosa y otra, la joven acaba por pasar un largo día entre esa casa, de una pareja joven con un hijo párvulo, y la de la vecina, una peluquera divorciada. Es la víspera de la fiesta de Año nuevo en Teherán y por las calles retumban los petardos que anuncian la fiesta. Ese podría ser un ruido alegre pero acaba por pesar en el ánimo.

La Fiesta del fuego (a saber cómo se llamará en persa) es el tercer filme de Asghar Farhadi, y cuenta una historia similar a la de Una Separación. Todas las películas de Farhadi parecen contar la misma historia. Algo anida dentro de las casas, algo de lo que no se libera nadie ni aún saliendo a la calle. La muchacha del filme se casará dentro de poco y se prepara para ser como esas señoras que conoce durante el largo día de La Fiesta... Tanto así que al final de la película, la muchacha ya sabe algo más sobre esas señoras, sobre ella misma. Algo más, pero probablemente también algo menos.

2 février 2014

El maltratador

Anoche vimos Los Abrazos rotos. La única de Almodóvar que no habíamos visto, descontando la de los azafatos.

Habrá que meterla en la mitad de abajo de la lista, Almodóvar se lo pone fácil últimamente a Boyero. Es que la película se planta bien pero desbarra pronto a causa de lo artificioso de su trama, y acaba en agua de borrajas, con el demérito añadido de que su metraje es inusualmente largo. Que no acaba nunca, quiero decir.

Ahora bien, tratándose del manchego, siempre habrá algún detalle que haga gracia, uno que otro guiño que su público reciba complacido, algún polvo bien filmado. Poco más, esta vez. La propia aparición ritual de Chus Lampreave como portera resulta sosa en estos Abrazos rotos.

Por lo que me toca, hay un chileno en la historia, y es el malo, el que empuja a la heroína por las escaleras. Eso de que el clímax de una película se produzca cuando el malo empuja a la heroína por las escaleras representará el nivel cero de la inventiva dramática. En este caso, además, ese mecanismo se da por partida doble, lo que ya es decir. Pero bueno, el chileno al menos no es el gangoso (como en El Libro de Manuel), sino el maltratador. Así que más respeto.

29 janvier 2014

¿Quieres oírme cantar?

¿QUIERES ESCUCHARME CANTAR?, pregunta el niño y el hombre asiente. Van en un autobús junto a otros pasajeros, pero el niño no es tímido y canta con su voz clara:

Wer reitet so spät durch Dampf und Wind?
Es ist der Vater mit seinem Kind;
Er halt den Knaben wohl in dem Arm,
Er füttert ihn Zucker, er küsst ihm warm.

(¿Quién cabalga tan tarde / Por entre la niebla y el viento? / Es un niño con su padre / Que lo carga en sus brazos / Y lo protege en su tibio regazo.)

Es inglés, dice cuando acaba. ¿Puedo aprender inglés? No quiero hablar más español. Odio el español.

La novela que describe la escena es La Infancia de Jesús, de Coetzee. Lo que el niño canta es una estrofa, la primera, de un poema de Goethe, El rey de los alisos, musicado por Schubert. Contra lo que afirma el niño, es alemán, no inglés. Todo parece estar intencionadamente corrido de un casillero. La canción cuenta la historia de un niño al que carga su padre, como en la novela, salvo que en la novela el hombre no es el padre del niño.

G

26 janvier 2014

El plátano

El amigo Sámuel recuerda un reportaje donde Millás contaba cómo Zapatero se comía un plátano con cuchillo y tenedor.

Yo también me acuerdo. Y es más, me acuerdo de mi tío, que se comió su primer plátano en el barco que lo llevaba a América. Lo miró, lo olió y, antes de llevárselo a la boca, tuvo el buen gusto de esperar a ver qué hacían los otros comensales. Como muchos de ellos tenían el estómago revuelto a causa de la mar salada, dejaron su plátano en el plato y mi tío se comió un racimo. Para ser la primera vez, no estuvo mal.

Y me acuerdo de mí mismo, subido a un camión que transportaba bananas en la región platanera de un país bananero, comiendo racimos de plátanos y mirando el paisaje cubierto de plátanos. Durante años no pude ver un plátano ni en pintura.

Y hablando de pintura, me pregunto cuándo asomaría el primer plátano en un bodegón.

AGrande

Óleo de Arcimboldo

24 janvier 2014

El gato platónico y el tonto del pueblo

La vieja y los gatos, el cuento de Coetzee que publica Letras libres.

John visita a Elisabeth, su madre, que vive ahora en España, en el pueblo de San Juan Obispo, donde ha acogido, en su casa, a una docena de gatos y al tonto del pueblo, al que dejará la casa en herencia con la esperanza de que éste cuide de los gatos cuando ella ya no esté.

Elisabeth y John son personajes de Elisabeth Costello y La vida de los animales. Costello, que es animalista radical, no muestra sin embargo en los dos libros que protagoniza ninguna relación directa con animales. Así lo hace ver en La vida de los animales uno de los comentaristas del texto inicial de Coetzee, Barbara Smuts.

Coetzee le responde con este relato, que ha sido también presentado como la respuesta de Coetzee a la obra de la artista plástica belga Berlinde de Bruyckere, y que supone, por lo demás, una variación sobre un tema muchas veces tratado en sus libros.

Como era de esperar tratándose de una vieja que vive sola, los animales que llenan la vivienda son gatos. «Si los gatos no son individuos, madre -le reprocha a Costello su hijo John-, si no son capaces de ser individuos, si son sencillamente una encarnación tras otra del gato platónico, ¿por qué tener tantos? ¿Por qué no solo uno?».

Lo que recuerda el tuit del que se preguntaba a partir de cuántos gatos está la vecina completamente loca.

La vieja y los gatos antes de ser publicado fue leído por Coetzee en el Festival de literatura de Jaipur, India, en enero de 2011. Como se sabe, Coetzee no aprecia el ejercicio de la entrevista («Mis respuestas son demasiado breves y la brevedad (la sequedad del tono) es fácilmente percibida como un signo de irritación o de cólera») por lo que, cuando concurre a eventos abiertos al público, se limita a leer alguno de sus textos. A partir de esa grabación, el cuento fue reproducido en algunos sitios por la vía de las transcripciones espontáneas. (La versión que publica ahora en castellano Letras libres tiene el visto bueno del autor).

Sobre ese viaje a la India escribe Coetzee en las cartas que intercambia con Auster en Aquí y ahora. Admiro a la gente que sabe describir lo que ve, afirma. Yo no sé hacerlo, tiendo a la abstracción. Y a continuación suelta un par de abstracciones de primerísima calidad sobre la pobreza, la relación de los humanos con los animales y su propia condición de narrador incapaz de hacer una observación costumbrista y de agradecer así la belleza y la generosidad del mundo.

En Aquí y ahora, también, echando mano de su proverbial tendencia al laconismo y la abstracción, Coetzee describe a La vieja y los gatos como un relato que trata de la vida, de la muerte y del alma. Qué menos.

DB

Instalación de Berlinde de Bruyckere

22 janvier 2014

El faisán

Un poco de luz y el paisaje se vuelve habitable. Un rayo de sol y el ramaje de los árboles resulta ser verde, pardo y ocre, y a un costado del camino asoma un faisán. Se suceden los días oscuros, hasta que se abre paso la luz y se refleja sobre el plumaje del faisán.

La luz deja ver también la floración del avellano. Y avisa que la primavera ya está aquí aunque tarde en llegar.

PMoyenne

19 janvier 2014

La mejor película de Woody Allen no la hizo Woody Allen

Después del apocalipsis, los sobrevivientes suelen preguntarse: ¿y ahora qué? Le ocurrió a Francis Coppola, tras su versión del Corazón de las tinieblas, conocida como Apocalypse now.

Lo que siguió fue otra sobre corazones, One from the heart (Corazonada o Golpe al corazón).

La vemos ahora, treinta años después de su estreno, y disparamos los fuegos artificiales. Una historia de menos que nada (una pareja se ama y se detesta, ella sueña con unas vacaciones en Bora Bora y él con comprarse la casa donde viven, y echan, cada uno por su lado, una cana al aire, ella con un camarero sudaca, él con una eslava circense, para acabar abrazados en un final feliz), tratada a punta de cartón piedra y de neón colorido, de trompe l'oeil descarado, a punta de pura ilusión, con una maestría total.

El resultado es que la mejor película de Woody Allen no la hizo Woody Allen.

Un ejercicio de estilo impecable de cabo a rabo, en el que sólo desentona en parte la música melosa de Tom Waits.

La película tiene el valor añadido de haber sido un estrepitoso fracaso de público y de crítica y haber llevado a Coppola a la quiebra. Como se sabe, su obra es una sucesión de taquillazos y de patinazos. A ver si las veo todas para confirmar lo que presumo. Que las malas de Coppola son tan buenas como las mejores.

15 janvier 2014

Me es fácil imaginar el mundo sin John Maxwell Coetzee

Me es fácil imaginar el mundo sin John Maxwell Coetzee, dice Coetzee. En cambio, me es imposible imaginarlo sin mí.

It occurred to me that it was all too easy to contemplate a world in which this fellow JMC, born February 9, 1940, was not present and had never been present, or else had lived a completely different life, perhaps not even a human life; but at the next instant it also occurred to me that it was impossible to contemplate a world in wich I was not present and had never been present.

I tried the trick again, thinking first the one thought (the world without JMC), then the other (the world without me), and again it worked. The first was easy to think, the second impossible.

The simple logical conclusion would seem to be that the equation "I = JMC" is false.

Habiendo leído a Rimbaud (y escuchado a Mari Trini) ya lo sabíamos: Je est un autre. Sólo que nadie lo había puesto tan claro.

B

Escultura de Ron Mueck

13 janvier 2014

Una película recomendada por Coetzee

Le hacemos caso a Coetzee y vemos Le Temps qui reste, de François Ozon. ¿Qué hace un hombre de 30 años cuando se entera de que le quedan tres meses de vida? Es el caso de Romain, fotógrafo de moda parisino, y bien equipado con todos los tics que se suelen asociar con el perfil.

¿Qué hace? Intenta recuperar el contacto con el niño que fue. Va a visitar a su abuela -privilegio suyo, su abuela es la Jeanne Moreau. Durante el viaje, una pareja le hace una proposición inesperada, que termina por aceptar. Parece, por esa vía, distanciarse de su narcisismo algo primario pero tal vez no haga más que aferrarse a él, como un náufrago al mástil que sobresale.

El estilo de Ozon es efectista, ciertamente resultón. No es lo que prefiero en estas materias. Pero la película venía muy bien recomendada.

9 janvier 2014

La Nelly y el Nelson no me han escrito

Anoche me enteré de que murió en Valparaíso el Payo Grondona. Como la foto que traía el diario la tomó mi tío, no pude dejar de recordar cómo y dónde. Volvía a Chile tras los años del exilio en Roma, Berlín y Buenos Aires y cantaba esa noche en Bellavista. El Payo era periodista y sus canciones eran crónicas arrancadas de un diario popular. Aquí estoy, como las putas, esperando a que alguien venga a hacerme alguna proposición, decía, bromeando.

Traté de recordar luego la última vez que lo vi. Fue en Pudahuel, en abril del 86. Volvíamos de Lima (aquí, durante ese viaje, canta una versión actualizada de La Nelly y el Nelson). En el aeropuerto lo esperaba la que era su mujer, RG. Nos dijimos adiós, hasta la próxima. La lista de aquellos con quienes nos dijimos adiós hasta la próxima por esos días es larga: EL, JRR, RFR, MS... No todos han muerto viejos. En Pudahuel esperaba a la TP el pequeño A, que murió hace un par de años en Brasil.

Parece una hecatombe, pero eso ya lo sabíamos. Descanse en paz.

PG

7 janvier 2014

I prefer π

De esta lista de las 35 mejores películas de 2013 vi tres de las cuatro primeras, The Master, Camille Claudel y Mud, y, curiosamente, ninguna de las treinta siguientes, hasta la penúltima, No.

Las que menciono son todas más o menos buenas. De algunas he escrito alguna línea aquí o en Twitter. Mud, por ejemplo, me pareció muy buena hasta antes del happy end a balazos. Claro que sin el happy end a balazos no la iba a ver ni yo, que era el único en el cine.

Buenas películas a las que estropea un mal desenlace hay unas cuantas. Tantas como películas más o menos cuyo final las sube de categoría.

Pi

Como Pi, que es pintosa, sin más, hasta el momento en que se cierra y ahí, justo ahí, se abre. A la hora de saber que esa historia de animales a la deriva en medio del océano era una fábula y Depardieu era la hiena.

5 janvier 2014

El accidente

Saber que la caída del expiloto Schumacher fue registrada por una cámara encapsulada en su casco mueve a pensar que el accidente pudo ocurrir antes en el hilo de imágenes y la realidad luego no pudo sino confirmarlo, así como la sombra del caminante proyectada hacia adelante prefigura su andar. Es una consideración vagamente platónica o borgeana, lo que mueve, a su vez, a pensar que un relato como ése, el relato de un hombre que cae porque su paso tropieza en la imagen que lo registra y ese tropiezo lo arrastra, ya ha sido escrito antes.

A

Óleo de Javier Areán

3 janvier 2014

Encore un souvenir du réveillon

P1010264

Hay dos panes. Tú te comes dos, yo ninguno. Consumo promedio: uno.

Ellos son siete y tienen dos panes y yo, pobre de mí, sólo tengo uno.

(El uno es de Parra, el otro del refranero. Entre los dos se equilibran.)

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