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Camino de Santiago

21 janvier 2015

A ti, Lolita

Diario del Cono Sur, 4

Por muy alto que esté el lugar desde donde se la mire, la ciudad resulta inabarcable: siempre hay más detrás. También sucede con el ruido, que puede ser sordo o agudo pero es siempre continuo. 

Un amigo belga me decía años atrás que el hecho diferencial de Santiago no era su tamaño ni su barullo sino la cantidad de peluquerías por kilómetro cuadrado. Habría tantas peluquerías (que aquí llaman salones de belleza) como en Madrid hay bares o librerías en Buenos Aires. Pero más que peluquerías, o bares, o incluso librerías, hay ahora en Santiago salones de pilates. Y hasta ayer no sabía yo que el pilates es una especie de gimnasia para santiaguinas.

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O será esto un fenómeno del barrio que atravieso para ir de mi piso 19 hasta la librería, que tiene nombre de niña, de cachorra y de novela, Lolita. Un nombre tan lindamente palindromático: A ti, Lolita.

El libro que compro opera un prodigio: es el último de Savater y el primero que no me gusta. No me gusta particularmente el capítulo que le dedica a Santiago, quiero decir. Se trata de periodismo literario: el autor recorre varias ciudades y las describe a través de su escritor emblemático. A Santiago le toca en suerte Neruda. Pero los entrevistados no tienen nada muy sustancioso que decir y hay una coma mal puesta. Tanto así que la impresion de conjunto es que nuestro querido filósofo le ha echado a la cundidora. Mejorará en cuanto hable de Buenos Aires y Borges, no me cabe duda.

Hablando de palíndromos y viendo éste que le dedica a los islamistas mi amigo Montañés: Mal si leís así el islam, caigo en la cuenta de que todo palíndromo que se le dedique al islam comienza mal y termina peor.

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20 janvier 2015

Lean a Bolaño, pepinillos

Diario del Cono Sur, 3

Viendo películas en el avión -para acabar ya con el bendito avión-, veo que entre las opciones de subtitulado está, junto al Castilian Spanish, la de Latin Spanish. O sea que el latín murió en Europa y resucitó en Sudamérica merced a una batalla ganada por el tercer Napoleón. Porque fueron los franceses quien impusieron esa denominación, Latinoamérica, en detrimento de Iberoamérica, para intentar legitimar su intervención en México. 

No son pocos los que pujan por separar las dos hablas -los dos hablamientos-, la peninsular y la continental, el español y el «latino». Y no sólo en materia de subtítulos de películas, también para la traducción literaria. Entiendo el interés que lleva en ello el gremio de los traductores. Pero, ¿no es el espacio de intersección muy superior a lo disjunto? ¿No? Lean a Bolaño, pepinillos, que suena con naturalidad aquí y allá. Nunca es tarde para aprender.

También visto desde aquí, reparo en que El País propone en la web cuatro ediciones: España, América, Brasil y Cataluña. Los dos últimos son subconjuntos contenidos en los dos primeros, pero sí, en este caso sí. Y, por lo que veo, al menos en las ediciones España y América la diferencia no recae en la manera de escribir sino en el orden de presentación de los asuntos. Contra lo cual, nada que oponer: un diario es eso, priorizar.

También en el diario veo que han publicado una antología de poesía humanista comprometida y entre los poéticos no hay ningún chilénico. Cómo estarán rabiando los omitidos, con lo humanistas que son. Poesías, dicen, para «reclamar una vuelta a valores perdidos». Hombre, hombre. Ya lo decía el poeta: mariconerías, las justas.

Source: Externe

Fusilamiento de Maximiliano, óleo de Edouard Manet

19 janvier 2015

La virgencita del cerro

Diario del Cono Sur, 2

Se supone que hoy es el lunes triste, el día más deprimente del año. Espero que no sea para tanto, aunque haya amanecido nublado y desde mi atalaya la niebla no deje ver los entusiasmantes emblemas del futuro y del pasado de Santiago, un alto edificio en forma de supositorio y la virgencita del cerro, respectivamente. 

El falso adagio hindú del Hotel MarigoldEverything will be all right in the end... if it's not all right then it's not yet the end, del que hablaba anoche con S, se podría traducir así: «Al final todo se arreglará, y si no se ha arreglado aún es porque todavía no es el final». Se podría traducir mejor, hay que intentarlo. No sé por qué la gente no intenta traducir, si traducido se entiende mejor. En Barajas se me acercó una señora albaceteña y me preguntó si esa era la fila de priority. Y no era, claro.

Los ingleses del Hotel Marigold ni siquiera cogen un tren -lo comento por si el amigo V asomase- sino un autobús, tan tópico en su recorrido que dan ganas de bajarse en seguida. En el avión vi también otra de temática hindú, una comedia a lo Spielberg rondement menée. Un cocinerito indio invade Francia. ¿Someterá la patria de la ilustracion culinaria a su oscurantismo picante, como en la novela de Ulbec? Al final el cocinerito se casa con la cocinerita, aplicando el falso adagio hindú.

En Barajas no, pero en Zaventem por una vez había más policías y armas que pasajeros y maletas. Entre todos los males del terrorismo también está el de dar por buenas las armas que protegen de las armas.

Merino, hoy, como si hablase de mi tío, que no viene más a menudo por aquí por la lata que le da hacer la maleta. Y esperar lo que tarda en aparecer en la cinta repartidora en Pudahuel. Y ver como la olisquean los sabuesos del SAG, dispuestos a no dejar entrar en Chile -potencia alimentaria y forestal, reza la propaganda- ni la castaña que él lleva en el bolsillo para curarse el reuma.

Para no hablar de la lata de que no aparezca la maleta o, peor, que los del SAG la abran y exhiban a la faz de la tierra nublada un paisaje hecho de supositorios y de virgencitas.

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17 janvier 2015

París de noche

 Diario del Cono Sur

A su derecha pueden ver París, la ciudad luz, la torre iluminada. Es un espectáculo una ciudad iluminada de noche. Cada vez que sobrevolemos París habremos de decirlo: todos somos Charlie. Esperen a que se lo diga ahora a los que hablan inglés. Y a la izquierda, prosigue el piloto, otro espectáculo, más lejano pero igualmente sobrecogedor: Sirio, Isis y un poco más abajo, Júpiter. Estrellas la dos primeras -brillan con luz propia, titilan. Júpiter, en cambio, es un planeta, la luz que refleja es la del sol. Los tres fueron importantes en antiguas mitologías, la egipcia, la grecorromana. Todavía dice algo más sobre la importancia de Isis en las crecidas del Nilo, pero se me escapa el detalle. 

Parece la voz de un hombre joven. Algo me dice, sin embargo, que tiene horas de vuelo. Apenas dejamos atrás París y ya asoma Burdeos, abierto en dos por el Garona. Mirando sus luces formar la piña urbana, cómo no pensar en el asunto que quema, el supuestamente difícil ensamble en Europa de la población musulmana, según se lo formula, por lo desestimados que se sienten algunos y el empeño que pondrían en dejarse arrastrar por predicadores a sueldo de mandamases dominadores. Europa ha trasmitido un relato hecho de razón práctica, pero el relato del delirio es tentador. «Ya verán de lo que somos capaces los que nos desprecian». Y así será como unos cuantos darán vueltas allá abajo mirando a ver dónde morder, o escapando ya quizás. Exagero, espero.  

Aun así quiero creer que no nos equivocamos cuando vinimos. Ahora que me alejo y abarco Europa con la vista desde arriba, no estará de más decirlo.

Desde Barajas

17 janvier 2015

Voy y vuelvo

Voy y vuelvo. Saludos.

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13 janvier 2015

Verdaderamente

La diferencia entre un mentirando y un mentiroso es que este último sólo miente de vez en cuando, mientras que el mentirando está siempre mintiendo. Una vez que se conoció la gran mentira de Enric Marco, esto es pretender haber sobrevivido al campo de concentración nazi de Flossenburg y haberse convertido por esa vía en el mascarón de proa de las asociaciones españolas de víctimas del nazismo, quedaba por dilucidar si sólo mintió en ese extremo, o si durante toda su vida no hizo más que mentir.

El Impostor, el libro que Javier Cercas consagra a Marco, lo sitúa en la categoría de los mentirosos totales, de los que se hacen con un lugar en el mundo, un lugar ciertamente mayor del que les corresponde, a punta de embustes gordos. Embustes apuntalados, eso sí, con medias verdades que les sirven de entramado, de sostén. Marco estuvo en Alemania durante la Guerra, pero no en tanto que resistente, sino como trabajador mecánico voluntario en los astilleros de guerra de Kiel, y estuvo luego detenido en una cárcel común, pero nunca pisó un campo de concentración. Se informó sobre ellos, sí, y construyó sobre esa base un relato en torno al cual reordenó su vida y constituyó un personaje bien recibido en muchos lugares. Un personaje que, ostensiblemente, estaba encantado de conocerse.

Source: Externe

Es un acierto del libro de Cercas mostrar hasta qué punto Marco produjo un tipo de kitsch que la sociedad española quiso ver y oír -consumir- durante un periodo que se puede situar entre la caída del muro y la crisis financiera. Cuando la película de Roberto Begnini La Vida es bella conmovía a las audiencias, Marco envió una carta a La Vanguardia, como solía hacer, pletórica de autoflores: «Debo convenir que en mi caso logré sobrevivir gracias a la conciencia de que la vida es esencial, independientemente de su circunstancia, de que la vida hay que soñarla bella y que había que saltar, volar sobre los alambres y las barreras cuando no existía opción de evasión real».

En su abundante produccion de discursos, cartas y otros mensajes, la palabra que más usa Marco, su muletilla favorita, es verdaderamente. «Verdaderamente esto, verdaderamente lo otro, verdaderamente lo de mas allá». Con certeza señala Cercas que «igual que el énfasis en la valentía delata al cobarde, el énfasis en la verdad delata al mentiroso. Verdaderamente, todo énfasis es una forma de ocultacion, o de engaño. Una forma de narcisismo. Una forma de kitsch».

Y acierta doblemente, además por la concisión de ese capítulo. No siempre es el caso. A mí, lector, se me hizo larga la lectura de un capítulo o dos; de uno, seguro, aquel en el que el autor, Cercas, dialoga supuestamente con el personaje Marco. En otros, Cercas consigue, en cambio, formular buenas síntesis sobre cuestiones como memoria e historia, o ficción y verdad (Quijote y Quijano).

En tanto que lector, también, y esto escapa ya al libro en sí, se da la circunstancia que leí paralelamente este Impostor y el relato que hace Primo Levi de su estadía en Auschwitz, Si esto es un hombre. Hay lecturas paralelas de las que los libros salen favorecidos; en este caso, el empaque moral de Levi es tal que la mermelada traficada por Marco queda a la altura del unto.

8 janvier 2015

El perro

He ido poniendo en Twitter cosas y otras que me han llamado la atención sobre la masacre de Charlie Hebdo. Como contado en brevísimo, en cambio, el detalle que sigue -un pelo de la cola en relación a la enormidad de lo ocurrido- se puede malinterpretar, lo cuelgo aquí para poder explicarme.

También porque cuento a veces en este blog historias de perros, aunque yo mismo no tengo uno y más bien padezco los ladridos ajenos. Será porque he visto que en los diarios populares suele haber historias de perros o con perros. Es, de hecho, en un diario popular, 20minutes, un diario sin editorial -salvo para las ocasiones, y hoy fue una-, donde he leído la historia que paso a contar.

Un auto se detiene en medio de una calle ayer al mediodía en París. Dos hombres vestidos de negro, uno de ellos armado de un lanzagranadas, se precipitan sobre otro auto y obligan al conductor a bajar. «Diga que ha sido Al Qaida-Yemen», le espetan, a modo de explicación sobre el expolio. El conductor responde: «Pero esperen a que baje al perro». Y los mismos canallas que acaban de masacrar a toda la redacción de Charlie Hebdo y de rematar en el suelo a un policía, apenas unos minutos antes, acceden a que el perro se quede junto a su dueño.

No quiero decir con esto que los terroristas tengan un corazón sensible a los animales, no. Lo que quiero decir es que esta es la realidad, y no hay otra.

Source: Externe

Courbet, Autorretrato con perro

6 janvier 2015

Una de Wilde

Condenado a un invierno blanco por haber huído de un blanco invierno.

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1 janvier 2015

Feliz año de nuevo

Al inicio de Klimt, de Raúl Ruiz, un médico presenta en un hospital vienés un esqueleto. No es un monstruo, asegura, sólo un híbrido resultante de los tiempos que corren -estamos en 1918. La cabeza viene del frente ruso, los brazos son austriacos y las caderas francesas, una pierna es rumana y la otra serbia.

Con ese mismo método podría componerse la figura de 2014, con huesos rotos sirios, palestinos, ucranios...

En cambio, el 2015 es a esta hora la postal esperada y bienvenida de una mañana de domingo con pájaros en los jardines y aviones en el cielo. Feliz año de nuevo.

Source: Externe

Esperanza II, óleo de Gustav Klimt

29 décembre 2014

Un mantra para Allen Ginsberg

Del Perico del que habla hoy Roberto, me acuerdo yo la noche del 27 de agosto de 1980, cuando Eduardo Frei Montalva llamó a votar en contra de la constitución de Pinochet. A las afueras del Caupolicán abarrotado, en la mera calle San Diego, Perico se trepó a un poste de la luz dispuesto a arengar a la multitud:

-¡Viva la democracia!, gritó Perico. -¡Viva!, respondió la multitud.

-¡Muera la dictadura! -¡Muera!

-¡Viva el anarquismo organizado!

...Ahí fue cuando la multitud dudó.

Tiempo después, Perico fue a La Reina ver a Nicanor para contarle que emigraba a Norteamérica, donde pretendía visitar a Allen Ginsberg. Parra le dio entonces un mantra para el bardo beatnick.

El mantra decía así: Allen, Allen, Ginsberg, Ginsberg... Allen, Allen, Ginsberg, Ginsberg... Allen, Allen, Ginsberg, Ginsberg...

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28 décembre 2014

El pintor cockney y la luz

Anteayer vimos Mr Turner, de Mike Leigh, una película tan trabajada como conseguida. Al punto que Thimothy Spall, el actor que encarna a Turner, premio de interpretación masculina en Cannes, dice haber pasado siete años elaborando el personaje.

Se suele mostrar al artista rompiendo moldes, movido por un arrebato pulsional. Un ícaro seductor en plena subida. Leigh, por el contrario, muestra al pintor viejo y basto, reconcentrado en su asunto, indiferente a las modas, a los demás. Un cockney empecinado en captar la forma de la luz, viejo y libre, seguro por fin de lo que busca y encuentra. 

Esto que digo resume lo que he leído sobre el pintor y sobre la película desde que la vi. Por cierto que hay más tela allí, pero yo me muevo, como el padre de Turner, en el terreno de la anécdota y por eso prefiero referirme a él, al padre del pintor, que exponía en la ventana de su barbería de Covent Garden los primeros croquis del pintor cuando niño, que rasuraba las cabezas de cerdo antes de que la cocinera las presentase a la mesa, convertido luego en factotum del hijo, preparando para él telas y pigmentos, recibiendo a los clientes y proponiéndoles la prueba de encontrar al elefante (the element of the elephant) en esta Tormenta de nieve, el ejército de Aníbal cruzando los Alpes. Porque si, como el elefante, todo es anécdota, el protagonista del cuadro es la luz, su forma.

Source: Externe

Un detalle de temporada, para acabar: al morir, en pleno solsticio de invierno, Turner exclama en su ultimo suspiro un muy inglés «Sun is God».

26 décembre 2014

Mapocho abajo

Diez años sin haber leído D'autres vies que la mienne. En cambio, me entero de que, seis meses después de la ola que barrió Banda Aceh, la tasa de matrimonios en la ciudad se disparó. D'autres vies que la mienne, literalmente.

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Cuando iba al mercado persa en busca de marcos viejos, en Munich, Paul Klee dejaba a su hijo Félix frente a un teatrillo de marionetas. Así, hasta que él mismo fabricó para su hijo un teatro casero y creó los primeros personajes. De las cincuenta marionetas que llegó a modelar Klee, unas cuantas desaparecieron bajo las bombas inglesas en Wurzburg, en el 45. Quedan treinta.

Supe de ellas en Berna este verano y, hoy, 26 de diciembre, doble aniversario de Rodrigo Lira, cómo no recordar las marionetas de Lira -titiritero de por sí-, que conocí en la casa de la calle Hendaya y de las que nunca más tuve noticias. Me pregunto qué habrá sido de ellas, si estarán cubiertas de polvo en algún desván o habrán derivado Mapocho abajo.

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Paul Klee y Galka Scheyer, 1922

19 décembre 2014

Nombres de películas en 2014

Cuentas tontas: de las treinta mejores películas de 2014, según Cinemanía, veinticinco no llegaron a mi pueblo, o yo no me enteré. Las otras cinco eran buenas. Las ordeno a mi manera:

1. Boyhood

2. Dos días, una noche

2. El gran hotel Budapest

3. El pasado

5. Guillermo y los chicos, a la mesa

Veo que del Gran hotel Budapest no dije nada -lo que tiene mérito- a pesar de lo mucho que me divertí viéndola.

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17 décembre 2014

Con ojos de lobo herido

A finales de año me suelo sentar a ver películas. Será el solsticio de invierno, el mucho frío y la poca luz. La luz de las películas puede que sea reparadora. También serán ganas de ponerse mínimamente al día, sabiendo que ya no hay puesta al día posible.

El asunto es que he visto Shame y Bleak night, y las he visto a través del prisma del mensaje anterior. Es que los muchachos de Bleak night tendrán 17 años, y el protagonista de Shame, 27, o por ahí.

Pues eso, que no me gustaría volver a los 17. Ese lenguaje de sobreentendidos al interior del grupo de adolescentes, donde el que suelta palabra queda en posición de debilidad en la sorda lucha por llegar a ser adulto. No, por Dios, no me lo den de nuevo. La película está hecha con escasos medios, por lo que dicen, lo que aumentará su mérito, y sólo unos cuantos planos de la arquitectura de Seúl bastan para impresionar a esta alma sensible.

Shame, por su parte, es una obra cototuda del artista Steve McQueen. (Cuando le preguntan por su nombre responde secamente: «la pregunta siguiente».) Y no, tampoco me gustaría volver a tener 27, y salir por las noches a dar vueltas por la ciudad con ojos de lobo herido, como canta el bolero.

14 décembre 2014

Sé ver las edades al reves

Componiendo una galería de imágenes. Infancia y juventud, por ahora. Ya habrá tiempo para lo que sigue. O no.

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 Christopher Robin Milne, dibujo de E H Shepard, 1923

Goethe en Roma, acuarela de J H W Tishbein, 1787

8 décembre 2014

Escribo porque de niño no me dejaban terminar las frases

Del discurso de Modiano en Estocolomo, una cita de De Quincey, que buscaba en el laberinto de Londres a un viejo amor: «Tal vez sólo estábamos separados por unos veinte metros. No se necesita más para que una separación sea eterna».

Escribo porque de niño no me dejaban terminar las frases. Escribo para que los adultos me lean hasta el final, sin interrumpirme, dijo. Libros que no entiendo del todo mientras los escribo pero que cuando estoy por acabarlos parecen despegarse de mí, como hacen los niños en el escuela el día previo a las vacaciones, que ya casi no escuchan al profesor.

Modiano nació en París en 1945 y se siente marcado de manera indeleble por el lugar y la fecha de su nacimiento. Cuando niño, sus padres lo dejaban al cuidado de amigos de la familia. A un niño todo le parece natural pero, más tarde, su infancia pudo parecerle enigmática, y escribir novelas una manera de resolver esos enigmas. Para escribir, consultaba viejas guías telefónicas, imaginando a la gente que no respondería si marcaba esos números. (Lo que recuerda a Somerset Maugham en una estación de provincias, en la India, pidiendo la guía telefónica para entretener la espera. Una ciudad despoblada, rezongó luego, cuando la devolvió).

La ilustración es de Amedeo Modigliani, muerto en París en 1920, primo de Modiano. Y lo que pueden parecerse.

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6 décembre 2014

La escalera de servicio

Al príncipe Oberyn, de la serie Juego de tronos, lo encarna un actor que se llama Pedro Pascal. Pascal nació en Santiago de Chile en 1975. Seis meses más tarde, su padre, médico, atendía en un hospital santiaguino en el populoso barrio de Independencia, cuando llegó a buscarlo la policía política. El doctor Balmaceda, que así se llama el padre de Pedro Pascal, dijo que esperaran un momento a que terminara la consulta y escapó por la escalera de servicio.

En su casa de las afueras de Santiago, Andrés Pascal Allende, líder del Movimiento de izquierda revolucionaria, sobrino de Allende y primo de la mujer de Balmaceda, había repelido a tiros al grupo pinochetista armado que intentaba detenerlo y se había refugiado en la embajada de Costa Rica. Balmaceda, por su parte, consiguió asilarse con su mujer en la embajada de Venezuela. Habría más que contar pero una historia así gana resumida. El caso es que, de niño, Pedro Pascal lloraba en los aeropuertos. Años más tarde, en Norteamérica, como sólo le proponían papeles de mejicano decidió resumir su nombre de José Pedro Balmaceda Pascal a Pedro Pascal, nombre con el que se le conoce, mayormente por el papel de Oberyn.

Cuento esto sobre todo por el momento ése del médico que decide escapar por la escalera de servicio. Ese momento.

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29 novembre 2014

Y ahora, ¿quién podrá defendernos?

No sé nada de Gomez Bolaños, del actor que estaba detrás de los personajes del Chapulín colorado y del Chavo del ocho. Eso sí, bien que me acuerdo de que, convaleciente de una enfemedad, a mediados de los años setenta, una santa señora me acercaba el té a media tarde. La televisión chilena entonces era mongoloide y repugnante. Pero durante media hora se hacía respirable gracias al humor enlatado de un payaso de circo mexicano y a su humanidad entre cantinflesca y chaplinesca. Descanse en paz.

Source: Externe

22 novembre 2014

Matados de malos

Mi vecina convive con dos familias de mandarines y un canario. Cuando se va de viaje, soy yo quien les da el alpiste y les cambia el agua. Lo que más me gusta es verlos bañarse en el agua limpia. También riego las plantas y vacío el buzón. A lo que quiero llegar es justamente a eso, al buzón. Mi vecina tiene una editorial y la cantidad de manuscritos que encuentro en el buzón cansa de mirarla. Tira para atrás. Cuentos y más cuentos, todos parecidos, todos iguales. La editorial de mi vecina publica sólo unos pocos libros al año, la mayoría de esos manuscritos permanecerá en los limbos en calidad de nonatos.

Que yo hable aquí más de libros buenos que de libros malos, no quiere decir que no lea bodrios. A veces, obligado por las circunstancias. Otras no, o no tanto. Libros, como dirían en mi pueblo, matados de malos.

También puede ser matado de malo un libro firmado por una lumbrera. Por ejemplo, el libro póstumo de Carlos Fuentes, Personas. Un conjunto de semblanzas de sus compañeros de travesía, reza la contratapa. Buñuel, Mitterrand, Malraux, Sontag, Neruda, Cortázar. Qué bien suena todo. 

Y luego, mira. Pasen las imprecisiones: llamar a la ciudad natal de Neruda, Parral, «provincia de Parras» o, hablando de la independencia de Chile, confundir a Manuel Rodríguez con José Manuel Carrera... Un libro, por lo visto, parido con forceps editoriales.

«Pablo Neruda envió las carabelas de Colón de regreso a España. (...) Nos obligó a mirar dentro de las peluquerías y a temblar ante nuestros fantasmas en las vitrinas de las zapaterías. Nos sacó de los jardines de nuestros Versalles literarios y nos arrojó al fango de las alcantarillas urbanas y a la putrefacción de las selvas tropicales».

Todo así. El mundo debería reírse más, pero después de haber comido, como decía Mario Moreno.

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15 novembre 2014

Las calles

Cuando pasa el tiempo, lo real adopta un aspecto de ficción, y será ese el sino de nuestros retratos. Eso dice Javier Marías. Lo recuerdo viendo la foto de este hombre caminando por Santiago de Chile.

Esas son las calles por donde anduvo también Antonio después de desembarcar de un navío genovés y del tren trasandino y haber pernoctado los primeros días en el Hotel España de la calle Morandé, a dos pasos del lugar de la foto, tras un mes de travesía de la meseta castellana, el océano Atlántico, la pampa argentina y la cordillera de los Andes, de dejar atrás su pueblo, las ciudades de Oviedo, Madrid y Barcelona y los puertos de Santos y de Buenos Aires.

Mucho hablé con él, años más tarde, caminando precisamente por calles como la de la foto. Ahora que ya no puedo preguntarle nada más, cuánto me gustaría escucharlo contar algún intersticio de ese viaje, cualquiera, el que él eligiese.

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