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Camino de Santiago

9 novembre 2013

Déjalos destriparse entre ellos

Llueve incesantemente. No queda más que leer novelas. 

Tras escapar por los pelos al linchamiento a manos del populacho azuzado por el etarra de turno, gracias a la protección inesperada del visir de Samarcanda, Omar Jayam recibe de manos de éste un cuaderno. El regalo del visir es un cuaderno en blanco, un moleskine último modelo, como quien dice, pero es sobre todo una advertencia: cúidate de los visires tanto como de los etarras, y sigue escribiendo versos como los tuyos, pero manténlos secretos.

Jayam no desoye el consejo y ese cuaderno se convirtirá en el manuscrito de Samarcanda que, tras innombrables aventuras, naufragará con el Titanic.

Samarcanda, la novela de Amin Maalouf, tiene méritos (aunque también sabe ser cursilínea). Leerla permite entender la diferencia entre sunitas y chiítas, nueva para nosotros y tan vieja, tan gastada ya para los musulmanes. Y comprobar que el terrorismo de Al Qaeda está enraizado en el hacer de la secta de los asesinos, de Hassan Sabbah, que asoló hacia el año mil, cuando el Islam conocía su apogeo.

Lo de lo cursilíneo (no me acuerdo de quién es el hallazgo) es por las descripciones de los amores de Jayam con Dayán, su poetisa intrigante: mieles van, mieles vienen, tortas van, tortas vienen, fragancia del jazmín, lukumíes y cuernos de gacela.

El desprecio de Jayam por el poder es crístico, y aun está mejorado con relación al de Cristo, porque se asienta en los sentidos, en la materia, en el placer del vino y el calor de la mujer. Estará exagerado por quienes nos lo cuentan, pero qué no está exagerado en el terreno de la Historia, donde lo que no ha sido exagerado ya no existe.

Como se sabe, Jayam no sólo era poeta, era astrónomo y médico. Los mandamases lo necesitaban, y Jayam a ellos, así los despreciase. Pero ese desprecio, ah, ese desprecio:

«Un hijo del sultán remplaza otro hijo del sultán, un visir desplaza a otro visir. ¿Cómo puedes pasar los mejores año de tu vida en esa jaula de fieras? Déjalos destriparse entre ellos. ¿El sol brillará menos, el vino será menos fragante?».

«Los imbéciles han renunciado al poder: yo me confieso imbécil», confesaba el poeta Hinostroza. Imitando a su manera a Propercio: «Los enamorados amamos la paz. Para crueles batallas, las que tengo con mi amada».

OJ

 

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2 novembre 2013

Adèle en «plan poitrine»

La vie d'Adèle, chapitres 1 & 2, de Abdellatif Kechiche, en el cine. Por una vez, hay gente en la sala. No tanto como la que habrá al lado viendo Thor o Gravity, pero hay. Lo digo porque tenemos por costumbre ver las películas solos, con la compañía que llevamos puesta, no más.

Pero es normal que haya gente, porque esta Adèle se llevó la Palma de oro en Cannes esta primavera y los filmes de Kechiche, cuál más, cuál menos, dan siempre que hablar. Ahora que he visto el último, Adèle, me gustaría ver el primero, La faute à Voltaire, y es que el mejor momento de este Adèle es cuando los muchachos leen por turnos una pieza de Marivaux en clase de literatura, y La faute à Voltaire, por lo que veo, va de eso, de citar a los clásicos en relación a la historia que se cuenta, de suerte que la platitud de la vida coja relieve. El procedimiento mal llevado puede sonar hueco y pedante, pero Kechiche consigue traer a Sófocles, a Marivaux o a Sartre y ampliar el espacio de la historia. Que su personaje sea una liceana que tiene que bregar con libros le ayuda, claro.

Adèle es un personaje desamparado. Tiene una buena familia y un lugar en ella, estudia y encuentra un trabajo que le gusta y hace bien, vive una historia de amor apasionado con la intensidad de sus años -18 en adelante- y, sin embargo, siempre parece estar sola, desprovista, perdida en el mundo. Como todos, tal vez, como muchos, sin duda, pero es a ella a quien Kechiche enfoca muy de cerca, hasta abusar casi del famoso plan poitrine del cinéma verité.

Supongo que la duración y la febrilidad de los polvos entre Adèle y Emma no serán ajenos al éxito de público de la película. La gente querrá, querremos, hacerse una idea cabal de un contacto sexual entre chicas. Kechiche podría abreviar en ese terreno, el segundo y el tercer polvo no añaden nada en relación al primero, y la película ganaría en concisión.  ¿Qué nota me podrías?, le pregunta Adèle a Emma en la cama. Catorce, responde ésta. Te falta un poco de práctica.

Bueno, pues eso, 14.

(Un detalle de talla, el plátano oriental bajo el cual se sienta Adèle al borde del Sena, qué esplendor de árbol. Imposible filmarlo en plan poitrine.)

25 octobre 2013

Los adultos infantilizan a los recién nacidos (actualizado)

Creía yo que en el pueblo de mi tío Pepe éramos unos originales por eso de que cuando te asomas a la calle y gritas «Josepepe» llega todo el pueblo corriendo.

Y no. Parece que en todas partes semos iguales, como muestra el mapa éste. Que tiene un interés añadido y es que ayuda a conciliar el sueño.

Source: Externe

En Chile, ahora mismo, el nombre más dado a los niños es Agustín, informa la radio Cooperativa. Cuarenta años después del golpe de Estado, el nombre del tirano reaparece en las pilas bautismales... convertido en diminutivo. No sé yo cómo interpretarlo. Pero tal vez todo esto no sea más que la espumilla de los días y el dato duro esté en la reculada de José y María, al contrario de lo que ocurre en Texas. Por lo demás, que los tres nombres más dados a los niños chilenos (Agustín, Benjamín y Martín) sean diminutivos prueba una vez más que los adultos infantilizan a los recién nacidos.

19 octobre 2013

El pinchazo

Confieso que pocas series de televisión he visto en mi vida. Cuando vivía en Sudamérica, a veces me ponían con el almuerzo las imágenes de una mexicana despechada que llamaba papá a su novio o novio a su papá. Y poco más. Hace algunos años, la circulación de comentarios en la Red me alertó sobre un fenómeno novedoso: la gente hacía uso de sus ordenadores ¡para ver series de televisión! Así que para estar yo también en el mundo me puse un episodio de los Tudor, pero la insoportancia de esos caracteres enfáticos me descabalgó en seguida de esa montura.

Paralelamente, mi amigo S se engachó al Pinchazo y, generoso como es, quiso compartir su entusiasmo conmigo. No es el único, por cierto. A la serie ya la enseñan en Harvard y en Nanterra y ha recibido entusiastas comentarios de Albert, de Vargas Llosa y de tantos otros. De manera que me senté anoche a ver el primer episodio.

Salgo de la experiencia con dos observaciones:

1. Parece que no estoy entrenado para captar la manera como se cuentan estas historias, y espero superar pronto esa tara. Ese pimpón constante del que está hecha la narración de la serie (o, al menos, el primer episodio) me descaminaba a medio camino, antes de que la conclusión me trajese la paz del entendimiento.

2. En Baltimore hay más morenos que en Uagadugú.

Hablando de todo esto, la Ce me recuerda a Antolín Cabrales Pellejero, alias Poca Chicha, el personaje de ese relato de Mendoza, El Malentendido, que cuando entró a una prisión a los 21 años sabía leer y escribir pero ignoraba todo lo demás y, tras leerse la biblioteca de la cárcel, descubrió la estrategia con que se disponen los elementos de los relatos -la artimaña, la llamó-, la aplicó y se convirtió en campeón.

O sea que tal vez la falta de series me estaba privando de algo que ya descubriré.

W

Personajes de The Wire, según Andy Rash

14 octobre 2013

Derretirse en Hanoi

Un hombre viejo vuelve a Vietnam desde Norteamérica. 'Si no estuviese enfermo, no habría vuelto', sostiene su hijo.

Así es como tres generaciones se reúnen en una casa familiar de Hanoi. El viejo moribundo. El hijo, que rehúye la vida familiar y se busca la vida en la cerveza helada y las manos de las masajistas. Y el nieto, que descubre el contenido de la maleta del abuelo, el barrio, la fábrica de hielo vecina. Tres mujeres también: la vieja sirvienta, la madre del niño, que vuelca su afecto frustrado por el desdén de su marido en el viejo, y su tía, que va a casarse con un hombre de su edad mientras se derrite por un colegial.

Lo de derretirse viene al caso: hace calor en Hanoi y el hielo es omnipresente, como mercancía, juguete, remedio, materia abortiva incluso... Los líquidos, el agua, la cerveza, el barro, la lluvia son el canal de transmisión de una sensualidad fina a veces y brutal a menudo.

Años atrás vi dos buenos filmes franco-vietnamitas de Tran Anh Hung, El olor de la papaya verde y Cyclo. Este, reciente, No temas, Bi, de Phan Dang Di, es un digno sucesor. 

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12 octobre 2013

Cámara lenta

Actualizo el blog de fotos, Cámara lenta. Queda para otro día la divagación sobre porqué saco y pongo esas fotos y no otras. Observo, por ahora, que las fotos tomadas en la ciudad suelen mostrar pedazos de la intimidad de las casas que salen a la luz de las aceras en calidad de desechos. Mientras que las imágenes de la naturaleza son lo contrario, un intento de llevar a la intimidad lo que está fuera, un desecho si se tiene en cuenta la realidad de lo que representan.

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7 octobre 2013

El fumador de Hilton

Tiempo llevo queriendo ver No, el largometraje de Pablo Larraín. El sábado pasado era un buen día para hacerlo: se cumplían 25 años desde el plebiscito que le paró los pies al pinochetismo, en 1988, que es de lo que trata la película. Como no estaba en la mediateca, me hice con Tony Manero, un filme anterior del mismo Larraín.

Cuenta la historia de Raúl Peralta, un cincuentón que, a fines de los años setenta en una barriada de Santiago de Chile, intenta parecerse a Manero, el personaje que representa John Travolta en Saturday's night fever.

La película es asfixiante, y tiene otros tantos méritos: el habla chilena, que suele resultar graciosa (como en las primeras películas de Raúl Ruiz), atosiga aquí porque en boca de estos personajes se pone en evidencia cuánta vileza acarrea. Peralta-Manero se vale de sus carencias de lenguaje para envilecer, y cuando las palabras no le alcanzan, golpea a mansalva. Es un desalmado capaz de defecar sobre el terno inmaculado de su rival, mientras fuma un Hilton tras otro. Un Pinochet de barrio, en suma. El parangón entre Manero y Pinochet es arbitrario pero no mucho. Peralta imita a Manero y Pinochet imitaba a Franco. Ambos son cretinos de segunda mano.

Ver Santiago en el horroroso año de 1979 equivale a acariciar las alas de un murciélago. No entiendo como no cogí el primer avión que despegó de Pudahuel después del Golpe.

5 octobre 2013

Venecia sin mí

«Le rendez-vous le plus vulgaire des gens de goût» la llama Debray en su Contre Venise, y la mete en la misma ceste de la compra del adocenado gusto burgués, junto al Himno a la alegría, Las bodas de Caná y Las flores del mal.

(Pase por los dos primeros. En cuanto a Carlitos, ça se discute.)

Lo cierto es que Venecia está para ser adulada (y para ser pintada, agregaba Henry James), lo que no se priva de hacer Debray, para luego injuriarla mejor, tal como hace Rimbaud con la belleza (J'ai assis la Beauté sur mes genoux. - Et je l'ai trouvée amère. - Et je l'ai injuriée).

Para completar la faena, Debray la compara con Nápoles, su antípoda, el extremo opuesto de la misma bota: Quite a los visitantes de Nápoles y Nápoles sigue siendo la misma. Quite a los espectadores de Venecia y Venecia se desploma como una prima donna obligada a exhibirse en un teatro vacío.

Debía estar por estas días en Venecia. Como no ha podido ser, bienvenidas son las guías antiturísticas. Es otoño y las uvas están verdes para el zorro.

C

Óleo de Canaletto

29 septembre 2013

Estación de la epeira

Otoño. Las cosechadoras dejan el campo trasquilado, como el ánimo, que aumenta según los días disminuyen. En el jardín las arañas se ponen nerviosas y a la menor oportunidad se cuelan dentro de la casa, donde pretenden pasar el invierno. Salvo las epeiras, fieles jardineras.

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Puente de autopista en Vieusart

27 septembre 2013

Se vende palíndromos

La moral, claro, mal.

La palindromía es demócratica y popular. Todo quisque con dos dedos de lenguaje puede cultivar hortalizas verbales o irse de excursión en plan cazador-recolector y volver con unos bifrontes atravesados en la lanza.

Componer el de arriba, tan simplón donde lo ven, me llevó varios días de lentísima maceración. El otoño tiene a veces unos prontos y hay que ir a buscar consuelo en las palabras. Dónde más ibas a encontrarlo. Las palabras son la pena y el alivio. Las palabras impiden expresarse, como dice NP.

Así que puse mi flamante palíndromo entre comillas en el buscador. Estaba lleno. Pasa a menudo, no pasa nada. También pasa lo contrario, que una perla cultivada es única cuando la sacas de su ostra y luego miras alrededor y ya es de todos.

Antes del Renacimiento, el mejor arte era anónimo, o colectivo, o como se diga. No reniego de la individuación, sólo que me sorprende encontrarme a gusto en una tierra de nadie.

Y aunque pueda parecer lo contrario, la palindromía no es poesía, ni por asomo, ni de broma, ni Dios lo permita. La poesía no hay que pensársela dos veces. Sale a la primera y baila sola, se aplaude a sí misma, se da propina y se despide con un beso. Donde menos te lo esperas.

B

El Bosco, atribuido a Jacques Le Boucq

21 septembre 2013

El maya blanco

¿Cuál es tu nombre de aborigen? (2)

 Hablamos del salvaje blanco y D me pone en la pista de Gonzalo Guerrero.

Hijo del siglo XV, Guerrero combatió en Granada y en Nápoles, y luego se embarcó a América desde su Palos natal. Ya en Panamá, participó en una expedición que se proponía encontrar por fin la famosa ruta a Oriente por Occidente, redescubrir América desde América. La expedición naufragó y Guerrero alcanzó la costa caribe de México, donde fue apresado por los voraces indios cocomes. Enjaulado para engorde, consiguió escapar junto al clérigo Aguilar, con quien  se une a los indios tulúes, enemigos de los cocomes. Guerrero no tarda en convertirse en un guerrero tulú, toma mujer y tiene tres hijos, mientras que Aguilar mantiene sus distancias con las costumbres de los aborígenes. Más tarde, Hernán Cortés se entera de la existencia de ese par de españoles que viven entre los mayas, ve en ellos unos indispensables intérpretes, y parte a su búsqueda. Así es como Aguilar reintegra su bando, mientras que Guerrero prefiere mantenerse fiel a los tulúes y combatir a los que fueron suyos.

Así nace el mito del maya blanco, que está documentado por tres cronistas, que lo llaman Guerrero, Aroza o Aroca. También hay quien lo llame renegado o bien padre del mestizaje, puesto que sus hijos serían los primeros mestizos mejicanos.

Lo que no encuentro por ninguna parte es su nombre maya, su nombre de aborigen.

M

14 septembre 2013

Más detalles picantes sobre el salvaje blanco

¿Cuál es tu nombre de aborigen? (2)


De los cuatro personajes mencionados en la entrada anterior (Narcisse Pelletier, Octave de Vallombrun, James Picard y Georges Devereux), sólo Vallombrun es ficticio. Y es el que me resulta más interesante. ¿Qué lleva a un noble ilustrado a dejarse reputación y fortuna en la peregrina aventura de entender la circunstancia vital del salvaje blanco? Su voluntad de entrar en la historia de las ciencias humanas, naturalmente. Y también un interés genuino por el otro, interés que está, en parte al menos, al origen de la etnografía. En el caso de Vallombrun y Pelletier, a falta de una formulación mejor la gente traduce ese interés como atracción sexual. Pero lo que los maledicentes no llegan a ver es que la atracción sexual no es necesariamente genital. Lo cierto es que las páginas más conseguidas del libro de Garde son aquellas en que describe las aventuras sexuales del salvaje blanco de regreso al mundo de los civilizados decimonónicos. Descripciones que no tardarían en borrar sus herederos. Por lo que Garde tiene que inventarse un personaje para poder contarlo.

S

[Nouvelle Hollande: Baie des Chiens-marins, Presqu'île Péron, Entrevue avec les sauvages] Grabado de Jacques Arago

14 septembre 2013

¿Cuál es tu nombre de aborigen?

AL JOVEN MARINERO Narcisse Pelletier lo abandonó la goleta en que viajaba en las costas del norte de Australia a mediados del siglo XIX. Tenía 18 y vivió otros tantos entre los aborígenes australianos uutaalnganu, al punto de que olvidó el uso de su lengua materna. Uso que recuperó gracias al empeño del ilustrado Octave de Vallombrun, adelantado de la antropología o de la etnopsiquiatría, signifique esto último lo que signifique.

La historia de Pelletier y Vallombrun la cuenta François Garde en Ce qu'il advint du sauvage blanc. Contraponiendo el relato de la vida del salvaje blanco entre los australianos con las cartas que Vallombrun envía al presidente de la Sociedad de Geografía parisina a partir del momento en que conoce a Pelletier en Sydney y acepta el desafío de acompañarlo en su regreso a Francia. Será un topicazo y olé pero los aborígenes australianos salen mejorados en la inevitable comparación con los científicos parisinos que rodean a Vallombrun en la presentación en sociedad del salvaje blanco.

pelletier-stephanie-pelletier

Cierro el libro y me voy a ver Jimmy P, psicoterapia de un indio de la planicie, la película de Arnaud Desplechin, recién estrenada, basada en el libro donde el etnopsiquiatra Georges Devereux relata su encuentro con un indio patanegra en Norteamérica al final de la Guerra y la terapia que le permite curarlo de su enfermedad del alma. ¿Cuál es tu nombre de indio?, le pregunta el analista (que cambió su nombre húngaro, Győrgy Dobó, por el de Georges Devereux). El nombre patanegra de James Picard es Oxhonita:he:pyo:p, que significa Todo el mundo habla de mí.

En Sydney, ante el enigma del salvaje blanco incapaz de articular voces comprensibles, el gobernador organiza una junta de europeos que se dirigen a Pelletier cada uno en su lengua, a ver frente a cuál éste reaccionará. Es Vallombrun, el francés, el que le saca palabra. Y lo que le sale al salvaje blanco es su nombre propio deformado por el desuso.

31 août 2013

Otro verano

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Cualquier australopiteco recién llegado sabe que el verano se termina en el hemisferio norte en el mismo momento en que despunta en el sur. El verano no alcanza para todos, o sea, como el anticiclón de las Azores, y esto vale incluso para los trópicos, donde el estado de verano perpetuo hace que el verano no sea verano.

Lo cierto es que el regreso de los veraneantes y los preparativos para la famosa rentrée, el fresco que gana las mañanas y el pardo que asoma por las hojas de las hayas, el sol que carga al este y se pone cada día más temprano no dejan lugar a dudas. Se acaba el verano. Lo digo sin asomo de tristeza. Cada vez que en medio de un anochecer mirábamos al cielo tratando de retenerlo, sabíamos que ya lo habíamos dejado ir.

Hay una película, que no he visto, que se llama Fin aout, début septembre, y contará lo que ocurre en estos días en que andamos algo sensibles por lo que el verano fue y sobre todo por lo que no fue. También hay otra película que sí vi cuando tenía 17 años, ese Verano del 42. Entonces no tenía ninguna razón para añorar un verano que no había vivido. Debería haberlo olvidado por lo tanto, y, sin embargo, lo recuerdo.

Cualquier australopiteco sabe que no hay lugar para la nostalgia ni aun durante la última tarde de domingo del verano, porque en cuanto acaba un verano despunta el siguiente. Habrá que cuidar de no resbalar en el invierno, pero, como dice Heaney, que ha muerto en estos días, este año tengo, para el hielo, el bastón de mi padre.

Oleo de Sybilla Merian

24 août 2013

Superciudadanos en góndola

En cuanto cumplían 18 años, los chilenos solían inscribirse en los registros electorales y participar activamente en los periodos de elecciones. Como se sabe, en septiembre de 1973, hace ahora cuarenta años, el ejército chileno bombardeó el palacio presidencial y destruyó esos registros.

El país recuperó la democracia en 1989 y los registros electorales fueron reconstituidos. El derecho a voto reconquistado sólo han podido ejercerlo, sin embargo, quienes viven en Chile. Los chilenos del extranjero siguen sin poder votar.

Desde entonces, todas las iniciativas legislativas tendentes a reconocer el derecho a voto de los chilenos en el exterior -un derecho que ejercen, por lo demás, no sólo los ciudadanos de las democracias con cierta raigambre, sino también ciudadanos de países con menos tradición democrática que la chilena- han sido abortadas en el Parlamento: por tratarse de una modificación constitucional, ésta exige una mayoría cualificada, de manera que la capacidad de bloqueo está al alcance de un grupo parlamentario minoritario.

Las fuerzas políticas que han bloqueado esas iniciativas lo han hecho movidas por un cálculo electoral. Como la dictadura de Pinochet supuso la salida del país de miles de chilenos, el frente de los antivoto cree que de poder votar los chilenos del extranjero lo harían como un bloque contra los pinochetistas de entonces. También en eso se equivocan. El cálculo electoral es legítimo, lo impresentable son los argumentos con que lo presentan. El presidente del partido del presidente Piñera, Carlos Larraín, resumió una vez así su postura: ¿por qué van a tener que decidir los destinos de Chile los que se pasean en góndola por Venecia?

A tal solidez argumental se suma ahora este razonamiento expuesto por John Müller en el diario El Mercurio: si los chilenos en el extranjero pudiesen votar en Chile, se convertirían en superciudadanos, puesto que muchos de ellos ya votan en los países donde residen. Si votasen también en Chile votarían dos veces, o sea. Parece un argumento con más peso que el de la góndola, pero en rigor se trata de una actualización de la teoría de la navegación veneciana.

En los hechos, la mayoría de los chilenos de fuera viven en países como Argentina, Estados Unidos, Canadá y Australia, donde las condiciones de acceso a la nacionalidad son restrictivas, por lo que la capacidad eventual de ejercer el doble derecho a voto es muy limitada. De reconocerse alguna vez el voto a los chilenos en el extranjero, quienes podrían votar dos veces son aquellos que viven en países que aceptan la existencia de la doble nacionalidad. España y alguno más.

Por otra parte, la góndola ya no es lo que era y, a causa de algún gondolero cabeza loca, votar en un consulado resulta harto más seguro que pasear en góndola.

21 août 2013

Diario de astrofísica

Noches de luna llena. No es fácil dormirse mirando la luna a través de la ventana abierta. Pero me dormí.

En el tren matinal, los que se duermen son los jóvenes. Tal vez estuvieron despiertos durante la noche a causa de la luna. Los niños, que van de excursión con sus madres en estos últimos días de verano, están en cambio bien despiertos por la mañana y miran a los adormilados con los ojos muy abiertos. El sol de levante entra por las ventanas del vagón y nos deja a todos, niños, jóvenes y viejos, chapoteando en la luz.

El diario describe unos chorros de gas estelar lanzados a una velocidad tremenda, mayor que la del tren. Una estrella se forma al parecer en el hemisferio sur, un chorro orientado hacia la Tierra, el otro en la dirección contraria, y nubes de polvo rodean al nuevo astro. Un orgasmo celeste a plena luz del día y a espaldas de la luna llena.

V

Óleo de Vincent Van Gogh

16 août 2013

Los farolillos

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Cuando sea esta luna llena, el quinceavo día del séptimo mes lunar, el próximo miércoles 21 de agosto si cuento bien, los orientales celebrarán el día de los fantasmas. Entiendo que se trata del culto a los ancestros. En cuanto asoma la luna la gente echa a la mar o, allí donde no hay mar, al agua, unos barquitos de junco iluminados por farolillos de colores en recuerdo de sus muertos. En Samurái, Hisako Matsubara lo describe asì:

Cantaban el placer de sentirse cerca de las almas durante tres dìas. Cantaban a la noche de la despedida, para decir que la luna llena estaba ya alta en el horizonte para guiar con su luz en el viaje al Paìs Lejano. Y siempre el mismo estribillo.

Volved / dentro de un año / volved...

En la playa, detràs de mì, niños, mujeres y hombres cantaban el estribillo con voces que se volvìan lentamente màs tristes: 

Volved / dentro de un año / volved...

10 août 2013

Un Allen balzaciano

Blue Jasmine, la ùltima de Woody Allen. 

Se sabe còmo trabaja el hombre, un filme por año. Cuando lo estrena, ya està filmando el siguiente. Lo pasa tan bien filmando y montando que luego, cuando ve el resultado, se siente algo decepcionado. Pero es probable que ni siquiera lo vea. 

Blue Jasmine, filmada en San Francisco, le ha salido balzaciana. Es la crisis, o ha sido, y Allen filma la deriva de una nueva rica convertida en nueva pobre, Jasmine, en la que todo es incierto, si no falso, comenzando por el nombre.

Si el personaje de Jasmine està muy bien compuesto, tanto en las situaciones en que brilla en el mundillo de los ricos, como en las que se resiste a ser lo que se ha convertido, una loser, o sea, como dice ella misma a menudo hablando de los demàs, què decir de su hermana, modélica en su medianìa.

Esto de las hermanas es decidor de lo manera còmo trabaja Allen. Una es alta, rubia y guapa, la otra morena, pequeña y màs bien fea. Como no colarìan como hermanas biològicas, Allen las convierte en hermanas de adopciòn. Y tanto mejor. Cualquier familia tiene algo de hechizo y las de Allen ni qué decir.

5 août 2013

Los 33, tres años después

Los 33 (y 34)

¿Quién se acuerda hoy de los 33 mineros de la mina San José, en el norte de Chile, de sus 69 días bajo tierra, en 2010, y de su exitoso y aparatoso rescate? ¿Quién los recuerda, tres años después? ¿Ni ellos mismos? 

No seamos injustos, la Justicia los recuerda. A su manera, puesto que por estos días los Tribunales de justicia chilenos han rechazado definitivamente por improcedente la demanda que habían interpuesto los mineros reclamando una indemnización por parte de los propietarios de la mina. 

Como se recordará, los mineros quedaron atrapados tras un derrumbe que bloqueó la única entrada a la mina. Se estimó por ese entonces que haber habilitado una salida de emergencia habría costado 500 dólares a los propietarios de la mina. Pero no lo habían hecho, y el rescate acabó por costarle 30 millones de dólares al Estado chileno.

«Que esto no vuelva a ocurrir» fue la conclusión del último minero rescatado en octubre de 2010, podría recordarse también. Y nos acordaremos todos del chiste que se contaban a ellos mismos los mineros en el fondo de la mina: ¿Qué estaría haciendo yo ahora si no estuviera encerrado al fondo de esta mina?... Estaría encerrado trabajando al fondo de esta mina.

Por mi parte, y en vista de la sentencia, me acuerdo de un editorial del Wall Street Journal, según el cual fue el capitalismo el que salvó a los mineros. Salvados éstos, tres años más tarde era de justicia elemental salvar también a los propietarios de la mina. Ya está hecho. La justicia tarda pero llega.

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Foto de Carly Lyddiard

2 août 2013

La música del agua

(Saldos de Cangas de Onís)

Estábamos días atrás con S sobre el Puente Romano. Miramos al Sella, abajo, y dictaminamos: De aquí no se lanza nadie. A continuación, como si nos hubiese oído, se trepó un rapaz sobre la barandilla y se lanzó al río, como muestra la secuencia.

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Cuento esto porque me entero de que Haendal, el compositor de la Música del agua, se sentía un día tan desesperado que se lanzó al Támesis. Schumann, por su parte, se lanzó al Rin. En pantuflas. Una cosa no tiene que ver con la otra, ya lo sé. Unos saltan por el oro, otros por la plata y otros por el bronce.

Será la música del agua. Yo he visto en los lechos de los ríos magrebíes florecer los laureles de tan secos que están en estos meses en que quema el aire. El señor que contaba lo de Haendel acabó citando a Walter Benjamin cuando decía que la esperanza la traen de vuelta los que la han perdido.

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