Un terremoto es el recuerdo de otro terremoto, del anterior, del primero.
El primero le cambió la forma a la costa sur de Chile. El mar se tragó pueblos enteros y convirtió al Budi en un lago de agua salada. Era la mañana de un día festivo. Mi tío, uno de mis tíos, subía al techo de su casa para reparar unas tejas. Iba por la mitad de la escalera cuando la tierra se echó a temblar. 9.6 en la escala de Richter.
Cinco años más tarde, era domingo al mediodía y la iglesia estaba a medio llenar. Bajamos a toda carrera la escalera del coro con mi amigo José San José (debería buscarlo por Facebook) escuchando las jeremiadas de las beatas. Misericordia, misericordia. Cuando llegamos a la nave principal, el padre Pedro (aquel que sobrevivió al naufragio frente a las costas canarias), abandonaba precipitadamente el confesionario. Ya fuera de la iglesia, puse mi mano sobre el muro y creí que seguía temblando. Pero era mi mano la que temblaba.
Seis años más tarde, gobernaba Allende (qué rápido iba todo) y el sacudón fue nocturno. Dos o tres días más tarde fuimos con la cuadrilla a demoler una escuela en Lampa que amenazaba ruina. Allí descubrí las virtudes terapéuticas del anarquismo organizado. Abajo los muros. La escuela hecha polvo.
Hace un cuarto de siglo, un domingo de marzo como hoy. 7,8. A ver cómo lo explico. La tierra es más fuerte que nosotros. Y eso que éramos deportistas. Mi abuela nos decía cuando niños que la tierra se abría y se tragaba a los pecadores, que la mar se chupaba y luego arremetía. Lo único que cabía era rezar una jaculatoria. Misericordia. Señor mío y Dios mío, por qué nos has abandonado.
El sísmico es un lenguaje religioso. Y también erótico. La escala de Richter la usa el locutor llamado Rumpy, conocido gracias a la película El chacotero sentimental, para clasificar el grado de intimidad de los escarceos amorosos que describen los auditores que lo llaman para escucharse por la radio.
Estábamos hablando de esto cuando apareció Luchito, un vecino compungido y profesor de catecismo. Le preguntamos dónde lo había pillado el terremoto (en Chile se distingue entre temblor –débil- y terremoto –fuerte) y respondió que en el cine Imperio. Cuando por fin nos decidimos a entrar a la casa, tomamos el diario y miramos distraídamente. Programa doble en el Imperio: Fuego en el cuerpo y La profesora de lenguas.