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Camino de Santiago

21 mars 2011

La primavera

Al crepúsculo, el sol tenía un color que no te sabría decir y ahora por la noche la luna parece andar por el barrio. Confieso que por un momento la guerra y la lluvia radioactiva me parecieron pelos de la cola del santo del día.

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18 mars 2011

El noroeste

Ayer iba a celebrar el día de San Patricio bebiendo una stout en el Becketts, y finalmente lo hice leyendo las páginas dedicadas a Irlanda en Lugares que no cambian, el estupendo libro de viajes de Eduardo Jordá. Dublín es la ciudad más al noroeste en la que he estado. Tal vez no haya ido más lejos advertido por el veredicto del Dr Johnson: «Dublín, aun siendo una ciudad mucho peor que Londres, no llega a ser tan espantosa como Islandia».

Casi tan importante como el día de San Patricio es para los dublineses el 16 de junio, fecha del día que relata el Ulises. 'Muchos dublineses son tan mitómanos como los admiradores de Joyce, que escenifican los sucesos más importantes del Ulises cada 16 de junio', cuenta Jordá. Por la mañana desayunan riñones de cerdo y se bañan al pie de la Martello Tower. A mediodía se comen un bocadillo de gorgonzola y beben un vaso de clarete. A medio mañana, casi todos están ebrios de literatura y alcohol. Y cuando van al Museo Nacional, investigan si las estatuas de las diosas griegas tienen un agujero en el trasero.

D

16 mars 2011

La claustrofobia del rey de Portugal

L

Hace un cuarto de milenio, el primero de noviembre de 1755, se produjo la misma secuencia de estos días en Japón: terremotos, maremotos, incendios. La catástrofe mató a cien mil personas, arrasó la ciudad de Lisboa y cambió la geografía ibérica y norafricana a lo largo de miles de kilómetros.

La tragedia, no podía ser de otra manera, sacudió la fe del pueblo. ¿La infinita bondad de Dios echa abajo las iglesias y machaca a los feligreses que se apiñan en ellas para rezar? La Iglesia recompuso la moral del rebaño con esta cabriola: que el terremoto ocurriese un día de fiesta de guardar y destruyese todas las iglesias de la ciudad es prueba fehaciente de que Dios castiga los pecados de los hombres. Voltaire no tragó esa rueda de carreta y rompió con la teología de Liebniz, ruptura que  Rousseau aprovechó para romper con Voltaire (ganas tenía). El rey de Portugal Dom José sobrevivió al desastre al precio de desarrollar una claustrofobia mayúscula que lo obligó a vivir en tiendas de campaña el resto de sus días y el Marqués de Pombal se puso manos a la obra para refundar Lisboa.

¿Nada nuevo bajo el sol naciente? Japón es una isla archipoblada y en Tokio (situada a solo 250 kilómetros de la central nuclear de Fukushima que implosiona ahora mismo) viven 36 millones de habitantes, cuya fe está puesta menos en Dios que en la ciencia que sale por la pantalla, esa ciencia que calma la claustrofobia e impide la estampida.

T

13 mars 2011

La última hora

Viernes 11 de marzo de 2011, 8:04, una hora después del sismo nipón, la última hora de Le Monde: 'Un violento sismo de magnitud 8.9 se ha registrado en la costa noreste de Japón provocando numerosos heridos y desatando un sunami de cuatro metros. Varias personas han sido víctimas de un corrimiento de tierras y una nube de humo negro escapa ahora mismo de un edificio en la periferia de Tokio...'.

La primera noticia, también llamada última hora, anuncia la calamidad y de paso se cubre de ridículo. El dato duro en este caso era la magnitud del sismo. El resto podía ahorrárselo. Alguno debería explicarle a alguien qué es un terremoto de esa magnitud. Por lo visto, para quien no ha vivido un 8.8, un 8.9 parece impensable. Para quien lo ha vivido, también.

Mi tío Pepe cuenta que en la radio donde él era aprendiz el locutor desplegaba el diario que se acababa de comprar, tomaba la bagueta, golpeaba el gong sobre el escritorio, miraba el reloj en el muro y, cuando la luz roja se encendía, se aclaraba la voz y exclamaba: 'La señal horaria indica las diez de la noche en todo el territorio nacional. A continuación, les presentamos las noticias de última hora'. Y pasaba a resumir los titulares del diario (que se llamaba precisamente Última hora) como si estuviese leyendo un guión afanosamente preparado. Las noticias solían ser tristísimas. No tanto como las de hoy, eso sí.

Desconfía de los encuadradores, me advierte, y de los redactores de noticias de última hora. Cuando no exageran y anuncian que el mundo ya se acabó, omiten interrumpir la transmisión para anunciar el nacimiento de Cristo.

U

11 mars 2011

Mi tía Jerónima

Eme me reprochaba este martes que hablase a menudo de mi tío y muy raramente de mi tía. Espera a que la veas, la dije. El retrato se lo hizo un fotógrafo sevillano que tenía buen ojo y buena mano para eso, pero es que mi tía es inmejorable. Mírala cómo me conmina: Bonum est prestolari cum silentio salutare Dei (Buena cosa es esperar de Dios la salvación en silencio). O, dicho de otra manera, a ver si cierras el pico. Y cómo añade el gesto a la palabra, cruz en ristre. A callar, lo que se dice a callar, todavía no llego. Pero lo del laconismo se lo debo, todo hay que decirlo.

J

Velázquez, La venerable madre Jerónima de la Fuente

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8 mars 2011

El pan

Pan

Tenía que hacer de improviso unas fotos y compré una cámara desechable de este formato apaisado. Tras hacer las fotos, encontré en la calle estos panes que alguien había abandonado, empapados por el agua de la lluvia. Alfilereé la foto contra un corcho y allí se quedó durante largos años. Días atrás volví a mirarla y me devolvió intacta la misma interrogación del primer día: ¿Y este pan?

3 mars 2011

Top 3 del Libro verde

G

'Todos los libios me adoran y darían su vida por mí', afirmó recientemente Gadafi, 'salvo los que toman drogas al desayuno'. Sentencias como ésta dan que pensar que tal vez nos hemos estado perdiendo algo por no prestar la debida atención a sus alocuciones durante los últimos cuarenta años.

O a su producción editorial. Porque, como se sabe, Gadafi publicó en 1975 su Libro verde. Andrew Roberts cuenta en The Daily Beast que en un viaje a Libia años atrás se quedó sin lectura y tuvo que echar mano de la obra del mandamás local. Ahora que el mundo redescubre súbitamente al amigo beduino de Hugo Chávez y de Amín Dadá, Roberts propone un Top 10 del Libro verde de Gadafi. Aquí lo dejamos en Top 3, una cita sobre género, y dos sobre razas y colores:

  • Las mujeres, como los hombres, son seres humanos. Esta es una verdad incontestable. En su apariencia, las mujeres son diferentes de los hombres, puesto que son mujeres, tanto como todas las hembras en el reino de las plantas y de los animales son diferentes a los machos de su especie. Según los ginecólogos, las mujeres, a diferencia de los hombres, tienen sus reglas cada mes. Los hombres no pueden quedar ‘impregnados’ como ellas, no resienten los mismos males que las mujeres. Ellas amamantan casi dos años.
  • Hay ciclos inevitables en la historia social: la dominación del mundo por la raza amarilla, cuando llegó desde Asia, las tentativas de colonización de todos los continentes por la raza blanca. Es el turno de la raza negra de dominar el mundo.
  • Si una comunidad viste de blanco en una ocasión triste y otra lo hace de negro, a unos les gustará el negro y a otros el blanco. Por otra parte, esta actitud tiene efectos físicos tanto en las células como en los genes del cuerpo.

Como también escribió Gadafi, 'la libertad de expresión es un derecho de toda persona natural, incluso si la persona elige comportarse irracionalmente'.

B

1 mars 2011

Pintura flamenca

Voy leyendo Pero sucede, antología poética de Eduardo Jordá. Por los días en que me lo envió Montano, Bélgica estaba bajo la nieve y las pisadas del cartero dejaban huella.

Hay poemas estupendos en el libro, en particular los de pájaros, El tordo, El mirlo. Los últimos días de Montaigne, también. Leyendo Pintura flamenca, creí reconocer una pintura de Jordaens. Pero es probable que el poema no hable de un cuadro, sino de varios:

Pintura flamenca

Mientras el rey bebe, la reina
le cambia los pañales a su hijo.
Sobre el estanque helado, la urraca
vuela alegre, y un viejo
agoniza en la choza, bajo un álamo.
Listo sobre el mantel de terciopelo,
hay un plato de arenque
(que brilla aunque ya está medio podrido).
La vieja gobernanta ríe bajo su cofia,
que no oculta su mueca de codicia.
El perro amaestrado
levanta las dos patas en la iglesia
empapada de luz aguamarina.

Sólo los maestros flamencos
pintaron el aliento fétido de un duque,
la mirada lasciva de un sirviente,
los pechos rebosantes de una virgen dormida.
Supieron que la luz era silencio.
Y atraparon la luz
con sumiso fervor,
tal como perseguían a una joven,
porque todos supieron ser silencio,
y le dieron color y forma, y hasta un aroma
a peltre y a baldosas limpias
y a flores casi mustias.

En los húmedos labios de la niña
que duerme en esa cuna de madera,
fíjate bien, la luz se ha convertido
en una tenue aurora boreal.

 

Pintar el aliento fétido de un duque y la mirada lasciva de un sirviente, voilà le morceau de bravoure de los maestros flamencos.

Según Eco, cuando un texto verbal describe una obra de arte visual estamos delante de un écfrasis, figura que inauguró Homero describiendo el escudo de Aquiles.

Para écfrasis, el de Auden y su poema Musée des Beaux Arts, escrito en Bruselas en la víspera de la Guerra del 40, frente al Paisaje con la caída de Ícaro, de Bruegel. (Abajo, el fragmento final, traducido por Manuel Sáenz).

I

El Ícaro de Bruegel, por ejemplo: todo se aleja
pausadamente del desastre; el labriego con su reja
pudo oír el chapuzón, el grito desolado,
pero para él no era importante; el sol brillaba
sobre unas piernas blancas que se hundían
en agua verde, y desde el costoso barco delicado veían
lo prodigioso: un chico del cielo defenestrado;
pero el barco seguía su rumbo y con calma navegaba.

 

La imagen de Bruegel contiene a sus espectadores en la propia escena. Pero el caso es que esos espectadores desvían la mirada del corazón de la situación, que pasa así inadvertida para ellos, reforzando, por contraste, su dramatismo: todo se aleja pausadamente del desastre.

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Ecfrasis de William Carlos William

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Ecfrasis de Fernandes Jorge

27 février 2011

El sosias

Cuando por fin caiga Gadafi, habrá que mirar dos veces a ver si se trata del propio Gadafi y no de uno que se le parece. Porque Gadafi ya nos puso sobre aviso delante de un centenar de vírgenes berluscónicas: Ustedes creen que Cristo fue crucificado, pero no fue el caso, Dios se lo llevó directamente al cielo y en su lugar crucificaron a uno que se le parecía.

G

25 février 2011

El mar trajo mi sangre

En Nueva York, la ciudad donde nació Iñaki Uriarte, su abuelo Moisés Cantolla, emigrante cántabro, regentaba una pensión. Por ella pasaron conspicuos transplantados: Rubén Darío, José Santos Chocano, Acario Cotapos y Alberto Ried, quien publicó un libro autobiográfico, El mar trajo mi sangre, sobre la base del cual escribió Uriarte esta entrada (inédita) de su Diario de 2006.

 

La pensión Cantolla

por Iñaki Uriarte


Hace año y medio coloqué una petición en un blog chileno donde se mencionaba a Alberto Ried, autor de una autobiografía titulada El mar trajo mi sangre. Yo sabía  que en ese libro se citaba al menos una vez a Moisés Cantolla, el abuelito, como dueño de la pensión de Nueva York en la que Ried vivió una temporada. Mi petición consistió en solicitar que, si alguien del vasto mundo leía mi mensaje y disponía de aquella obra, me lo hiciera saber.

El ciberespacio existe. Ayer, año y medio después de lanzar aquel recado, recibí un correo electrónico de una tal Marisol, chilena, amabilísima. Me  decía que ella tenía un ejemplar del libro en su oficina de Santiago, desde donde me escribía, y que podía consultar lo que yo quisiera.

Tras un intercambio de correos con casualidades asombrosas, a las dos horas ya tenía en casa un capítulo del libro de Ried, titulado La pensión Cantolla, escaneado y enviado por Marisol.

Comienza así: 'La económica hospitalidad que brindaba el tolerante andaluz Cantolla y su paciente esposa, había adquirido cierta nombradía entre los elementos artísticos del barrio hispánico de Nueva York. Carlos Mérida, Arturo Valdés, Acario Cotapos, Mauro Pando, Horacio Echegoyen y yo, habitamos allí algún tiempo, junto a otros latinoamericanos, algunos de cuyos nombres llegaron a ser reputaciones internacionales. Llegaban también europeos como extraviadas abejas a libar la ilusoria miel de ese mínimo panal'.
 
No comienza bien, pues el abuelito no era andaluz, sino santanderino, pero es igual. Tampoco hay muchas menciones a él en las 24 páginas del capítulo, pero gracias a su lectura he podido hacerme una idea de cómo era aquella pensión de la que apenas hemos oído hablar en casa y que tanta curiosidad mítica me ha despertado siempre, sobre todo cada vez que ama mencionaba que en ella (no tan 'mínimo panal', pues) residió un tiempo Rubén Darío.

Ama dice que el olvido de aquella etapa de su vida se debe más que nada al snobismo de la tía Josefina, pero supongo que también en parte al suyo. Ahora, a sus 88 años, está encantada de que yo haya encontrado este testimonio. Debido a su laconismo, yo siempre había tenido la impresión de que la pensión del abuelito fue un sitio pobretón y vulgar sin mucho interés. Lo que hoy tengo claro es que la 'Pensión Cantolla' fue un lugar espléndido, con un ambientazo de primera y al que ahora mismo iría a pasar una temporada. Copiaría aquí todo el capítulo, pero me limitaré a guardarlo bien guardado y adjuntarlo a estas páginas para que algún futuro 'descendiente' lo lea con el mismo gusto con que yo lo he hecho.

Algunos de los huéspedes que vivían allí en 1917. Ried cita, entre otros, a un escultor ruso, Saúl Beizermann, 'silencioso, austero, abstemio y nihilista fanático', que había huido de las cárceles siberianas de los zares; Carlos Mérida, 'un insigne pintor maya guatemalteco'; José Santos Chocano, un famoso poeta peruano, que estaba en Nueva York como 'delegado del tirano guatemalteco Manuel Estrada Cabrera' para negociar un préstamo de un gran banco norteamericano; el compositor chileno Acario Cotapos; un tal Arturo Valdés, que sufría una grave depresión y no salía nunca de su cuarto; Corona y Mendiolea, dos ex generales de los ejércitos mexicanos de Pancho Villa y Zapata 'correteados' al destierro por el presidente Venustiano Carranza; Sigfrido Bauer, prestigioso violinista salvadoreño; Carlos Castejón, 'el Caruso de Venezuela'; y el general Rascón, 'héroe octogenario de la invasión francesa a México'. 

El texto de Ried, retórico y con humor, cuenta algunas de las tertulias en que se enzarzaban 'los pensioneros' después de las comidas y a la hora de las copas. Unas reuniones disparatadas, llenas de risas y discusiones. (En una de ellas, mientras reñían acaloradamente sobre la guerra, alguien gritó a Ried que, si se creía tan 'macanudo' como afirmaba, por qué no iba a preguntarle al presidente Wilson a ver qué opinaba del asunto. Ried se plantó en Washington, obtuvo una carta de recomendación de un amigo,  se acicaló con esmero y se presentó a las puertas de la Casa Blanca. Según cuenta, le recibió un policía muy amable, que le dijo: 'Es demasiado temprano, señor; a estas horas el Presidente juega golf. Después se da un baño y a eso de las diez inicia su trabajo en su bufete privado. Puede usted, entretanto, darse un paseo por estos lindos jardines y regresar dentro de una hora'. Así lo hizo Ried. Luego escribe: 'A mi regreso, mi amigo guardián, tomándome del brazo, me condujo por un sendero agreste y florido, hasta las gradas de la mansión blanca, a la cual penetré como Pedro por su casa'. Wilson le recibió en mangas de camisa, no le contó casi nada de la guerra y le habló con simpatía de Chile y los chilenos. Ried volvió a Nueva York y a la pensión Cantolla encantado).

La pensión, la boarding house, como la llamaban, estaba en un sitio estupendo. Ocupaba los números 11 y 15 de la calle 82 Oeste, junto al Central Park, en el Upper West Side de Manhattan.

Según ama, no se trataba del 'barrio hispánico', como dice Ried. Lo que entonces consideraban como barrio hispánico estaba un poco más arriba. Era donde vivían los emigrantes cubanos y portorriqueños, the same shit ('la misma mierda'), según dice ama que decía el abuelito, que era una persona buenísima pero también racista. Por lo visto, ser español era muy importante entre los hispanos de Nueva York. Hasta tal punto que ama se llevó una enorme sorpresa cuando, al llegar aquí, vio que lo de ser 'español' no estaba nada bien considerado en la vasquísima familia de aita.

La pensión, con unas veinte habitaciones en total, ocupaba dos edificios de varias plantas, viejos, con solera, de los que llamaban brownstones, por el distinguido color oscuro de la piedra de las fachadas. Todavía están allí. Habían sido mansiones de ricos, quienes, con el tiempo, se habían trasladado al nuevo barrio más elegante del East Side, al otro lado del parque.

En esas casas viví el primer y el tercer año de mi vida. En ellas residió también durante una temporada, en 1915, Rubén Darío, alcoholizado y enfermo, un año antes de su muerte. Y Arturo Godoy, un legendario boxeador chileno, una especie de Uzkudun de Chile, que un día de 1940 salió de la pensión hacia el Madison Square Garden para pelearse con Joe Louis por el título mundial de los pesos pesados. Ama y la tía Josefina se acuerdan mucho de la mujer de Godoy, Leda, una rubia explosiva argentina a la que acompañaban de compras por las tiendas del barrio.

Ama dice que el abuelito era 'muy guapo, buenísimo y un poco insustancial'. Supongo que la que llevaba las cuentas era la abuelita. De todas formas, el abuelito no pudo ser tan insustancial como lo pinta ama. De lo contrario, no se entiende que a los 25 años ya regentara aquella pensión. Llegó de La Habana en 1911 con sólo 18, según he averiguado al encontrar en una página de internet la lista de pasajeros del barco en que viajó hasta Ellis Island.

Por lo visto, en alguna ocasión el abuelito tuvo la oportunidad de vender a un precio excelente el número 15 y pagar con aquel dinero la hipoteca del 11, con lo que habría llegado a ser propietario de un estupendo edificio en  Nueva York. Tal vez alguno de nosotros estaría ahora viviendo allí, como lo estamos en los pisos de esta casa, comprada por las mismas fechas por el avispado negociante aitita. Pero el abuelito no vendió el  número 15 porque, según ama, 'el comprador era un negro, o judío, o  portorriqueño, y él, como era tan bueno, no quiso venderlo para no fastidiar a un griego que vivía en el número 14, y que habría visto devaluada su casa'

En fin. Toda esta historia comenzó un día en que tecleé en Google 'Moisés Cantolla' y apareció esta frase de Alberto Ried: 'Entre diez millones de teléfonos, el de nuestra pensión llamó a deshora. Moisés Cantolla golpeó poco después, irrumpiendo en mi pieza para decirme que el cónsul me llamaba con urgencia'. Ama se acuerda todavía de aquel número de teléfono: 'Susquehanna 7-9716'. También recuerda que en la pensión tenían un cocinero negro, 'con gorro y todo', y un camarero y friega platos muy alto y delgado que le enseñó a bailar el charlestón.

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Iñaki Uriarte delante de la que fue la pensión Cantolla

19 février 2011

El triángulo

En el periodo que cubren sus Diarios (1999-2003), por razones familiares Iñaki Uriarte viajaba a menudo entre Bilbao y Avilés. Esos Diarios están escritos en un perímetro formado por Bilbao, Benidorm y Avilés, sobre el que planea la sombra de un perímetro anterior, mayor, formado por Nueva York, San Sebastián y Barcelona.

En Avilés atracan barcos que se mueven entre Rotterdam y Agadir, según consigna el diario local. De regreso a Bilbao, por la carretera que atraviesa lo que los asturianos llaman el Oriente, Uriarte comenta que hace veinte mil años había allí bisontes, como puede verse en los muros pintados de Altamira. Muy cerca de Altamira está San Vicente de la Barquera, cuyo paisaje es 'espléndido, casi perfecto'. 'La entrada amplia y mansa de la ría, el puerto con sus pesqueros de colores vivos y los prados que se extienden por el valle hacia los picos del fondo, a menudo cubiertos de nieve'.

Más triángulos. Trazo en las páginas de Uriarte el mío: San Vicente de la Barquera, San Vicente de Tagua-Tagua, Nil Saint-Vincent, el ombligo geográfico de Bélgica. (Tagua-Tagua también es un ombligo, un lago que secó la agricultura). Bélgica sólo aparece en los Diarios de Uriarte (quitando las menciones a Brel) a través de una referencia a Simenon, a quien su padre vio cuando joven en un tren belga. Este es un país ferroviario, un trayecto entre dos estaciones. Sandor Marai atravesó Bélgica en tren, de Alemania a Francia, en los años veinte, y la describe en dos líneas, sin haber puesto un pie en su suelo. Bélgica es, para él, húngaro de origen alemán, la puerta de entrada a Occidente, un vértice en extensión del triángulo formado por su Kassa natal y Berlín, vértice que prolongaría hasta San Diego, California, donde fue a morir.

La aparición de Chile -tenía que haber una- es peregrina y novelesca. Uriarte teclea en Google el nombre de su abuelo, Moisés Cantolla, emigrante cántabro en Nueva York. Y lo que aparece es la descripción de un crimen entre chilenos viñamarinos (otro triángulo, tal vez) en una pensión neoyorkina administrada por su abuelo. Lo cuenta en una novela Alberto Ried, miembro de los Diez, un grupo de artistas santiaguinos. Por delante de cuya casa pasé yo a menudo en mi infancia. La novela de Ried se llama El Mar trajo mi sangre.

D

Pórtico de la casa de los Diez, en Santiago de Chile

16 février 2011

El centro

Los astrónomos avisan que el sol está emitiendo ondas magnéticas que provocan desarreglos eléctricos y aureolas boreales. Los astrólogos, por su parte, avisan que es el momento de ser realista e intentar lo imposible. ¿Lo qué? Tener veinte años, ser delantero centro, marcar esta noche contra el Arsenal.

F

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Hablábamos ayer sobre la autoridad. X tiende a echarla de menos  y J tiende a echarla de más. X recordó que somos primates y la reclamamos. J no niega su primatez. Por el contrario, la considera una razón de peso para que se le trate como a un caballero.

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Derecha, inclinación por el fuerte. Izquierda, inclinación por el débil, dice Uriarte. El centro, por su parte, depende.

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Días atrás perdí la gorra en el tren. Esta mañana me pasé por la ventanilla de Objetos perdidos. No estaba. Pero en cambio me acordé de aquel día del paraguas. Al salir del trabajo y como llovía a cántaros, eché marcha atrás en busca de un paraguas. Encontré uno abandonado y me dije que lo devolvería al día siguiente. Una hora más tarde, en el andén de la estación a la que iba, me encontré con un señor que me habló de su paraguas olvidado. Es éste, le dije, y se lo entregué. Así debería girar siempre el mundo. Por cierto, ya había dejado de llover.

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Hagas lo que hagas, HCB siempre lo hizo antes.

10 février 2011

Girolama pintada por Correggio

C

QUIÉNES SON ESTAS personas que posan en los cuadros que pintó Antonio Allegri da Correggio. Quiénes son la Madonna y el Niño, Catalina y Sebastián, en este Matrimonio místico de Santa Catalina. Gente guapa ha habido siempre y la belleza va y viene, pero el Renacimiento italiano parece haberla retenido como nadie, antes y después.

La belleza pintada por Correggio está llena de afecto. Cómo no, si Girolama Merlini se casó con Antonio Allegri a los 16 años. Tuvieron cuatro hijos, tres niñas, Francesca, Caterina y Anna, y un varón, Pomponio. Correggio vivió en el Renacimento, o sea que pintó escenas religiosas en sus primeros años y luego imágenes tomadas de la mitología grecorromana. Es lo que le pedían que pintara. De manera que el pintor convirtió a su Girolama en la Virgen y en Santa Catalina (porque nadie me convencerá de que una y otra no son la misma Girolama), y al niño Pomponio en el Niño.

Girolama murió a los 24 años. Antonio a los 44. De pleuresía. También se cuenta que un rico comendador le debía 50 escudos por un encargo y, para humillarlo, le pagó esta suma en monedas de cobre. Antonio trasladó la carga a hombros, desde Parma a Correggio, en un día de calor extremo. En cuanto llegó a casa, cayó muerto.

Lo recogería Pomponio, el hijo, quien también fue pintor y tuvo más suerte y llegó a viejo, si es que llegar a viejo es una suerte. Pero no tuvo suerte con los historiadores del arte, que minimizan su obra, tal vez para vengarse de la tortícolis.

Saber que Girolama murió tan joven entristece. Es una tristeza extemporánea, innecesaria, impropia. Como todas las tristezas.

6 février 2011

El arte de Uriarte

Diarios (1999-2003) de Iñaki Uriarte, fue tal vez la mejor lectura de Montano en el ya lejano 2010. Me lo envió cariñosamente, junto a otros libros, al filo del 2011, y desde entonces ha sido mi única lectura y relectura de este 2011. También la mejor.

Es un libro de citas. Uriarte tiene el arte de citar con naturalidad, que es el mayor y el mejor de los artificios. Incluso sabe autocitarse, lo que ya es decir. Como carezco de esa gracia, pongo aquí unas cuantas citas no literales en forma de temario incompleto.

U

(Corregido y aumentado)  

Los libros

Los buenos libros funcionan siempre.

Con lo fácil que es no escribir un libro malo.

El humor

El humor demasiado explícito es como el maquillaje excesivo en una mujer. Mihura a Mingote al terminar Melocotón en almíbar: «Ahora le estoy quitando los chistes».

Escribir de mal humor. Corregir de buen humor.

Supongo que, a fuerza de abusar del buen humor, acabas por tener un mejor humor.

La lectura

Leo lo que sea.

Leer el periódico hasta la última coma, o prescindir absolutamente de él.

La lectura en silencio la descubrió San Ambrosio.

Cómo me agarro a la lectura, hasta acabar medio mareado, cuando no estoy bien.

Los columnistas (qué charlatanes)

Escriben porque tienen que ganar dinero llenando su columna cada día, con lo que sea.

Ortega: «Dudo mucho que en ningún porvenir próximo vuelva el paisaje alpino a conquistar nuestra preferencia».

La cárcel

Lo peor de la cárcel es tener que estar constantemente acompañado.

Las ideas

Karl Kraus: «Hay imitadores que son anteriores a los originales. Cuando dos tienen una idea, ésta no pertenece al primero que la tuvo sino al que la tiene mejor».

Machado: «Nunca estoy más cerca de pensar una cosa que cuando he escrito lo contrario».                                       

El mar

Monnier: «Tal cantidad de agua roza el ridículo».

El terremoto

Renard: «Le informan de que es un terremoto y que todo un barrio de la ciudad ha quedado sepultado. Ah, dice, me tranquilizáis. Pensé que sufría un mareo»

El moleskine

Foucault se interesó por los hypomnemata: «Cuadernos de escritura o anotaciones que se generalizaron durante la época de Platón». Hasta esta simpleza tuvo que inventarse alguna vez.

Laconismo

Valéry: «Entre dos palabras semejantes, escriba la más corta». (Antilaconismo: esta cita está repetida, p. 10 y 141).

Distancias

Todo texto se encuenta situado entre el ¡que se sepa esto! del escritor y el ¡y a mí qué! del lector.

Chamfort: «Aquel que se encuentra justo en el medio, justo entre nuestro enemigo y nosotros, nos parece que está más cerca del enemigo».

El misterio

Clément Rosset cuenta esta historia: Un impresor hereda el negocio de su padre. Al día siguiente del funeral, al hacer arqueo de la imprenta, encuentra un sobre en que dice: «No abrir». Respeta estas palabras y resiste seis años sin abrirlo. Por fin, no puede más y un día lo abre. Dentro encuentra un montón de etiquetas destinadas a los clientes en las que pone «No abrir».

La playa (Elogio de la playa)

Las playas desiertas están desiertas porque no hay chicas.

La voluntad

Tener voluntad es hacer cosas que no te apetece hacer.

El egoísmo

Autolimosna. Hobbes consideraba el egoísmo como la esencia del ser humano. Y, sin embargo, daba limosna a los mendigos. La alegría del mendigo lo ponía contento a él mismo, por lo que se trataba de puro egoísmo.

Estados Unidos

El país donde más se trabaja, donde más diferencias de riqueza existe, donde hay menos cobertura social. Y, sin embargo, el supuesto paraíso al que quieren acceder los emigrantes de todo el mundo (menos yo).

Continuará...

30 janvier 2011

El tabaco

Cyril Connolly supone que así como ciertas plantas se valen de los insectos para reproducirse, las más exitosas (¡las más competitivas!), como el tabaco, la vid y el café, se valen de los bares para el mismo resultado.

(Traidores, dice el tabaco.)

T

30 janvier 2011

Felicidad entre ruinas

Maturana me cuenta de la primera vez que escuchó hablar de Amberes. Fue en el Camino de Santiago. No en el camino propiamente, ni tampoco en este blog, sino en el relato de Carpentier, que le leyó su padre cuando niño. Del que recuerda estos versos que a orillas del camino cantaban unos ciegos:

Ese fin tuvo la harpía
Monstruo de natura horrendo
Ojalá todos los monstruos
Se murieran en naciendo.

Por mi parte, asocio Amberes con el famoso soneto de Plantino, Le bonheur de ce monde:

Avoir une maison commode, propre et belle
Un jardin tapissé, d'espaliers odorans
Des fruits, d'excellent vin, peu de train, peu d'enfans
Posseder seul, sans bruit, une femme fidèle

N'avoir dettes, amour, ni proces, ni querelle
Ni de partage à faire, avecque ses parens
Se contenter de peu, n'esperer rien des Grands
Régler tous ses desseins sur un juste modèle

Vivre avecque franchise et sans ambition
S'adonner sans scrupule à la dévotion
Domter ses passions, les rendre obéissantes

Conserver l'esprit libre et le jugement fort
Dire son Chapelet en cultivant ses entes
C'est attendre chez soi bien doucement la mort.

Busco una traducción al español y encuentro esta página. No me convence la traducción propuesta pero, a cambio, su autor, Laguna Mariscal, me pone al tanto de algo que ignoraba, que el soneto de Plantino es una imitación de este epigrama de Marcial (aquí hecho soneto por López de Zárate):

Estas las cosas son que hacen la vida
Agradable, Marcial, más fortunada
Hacienda por herencia, no ganada
Con afán, heredad agradecida

Hogar continuo, nunca conocida
Querella o pleyto, toga poco usada
Fuerzas, salud, el alma sossegada
Sencillez cuerda, amigos a medida

Mesa sin artificio, leve pasto
Noche sin embriaguez, ni cuidadosa
Lecho no solitario, pero casto

Sueño que abrevie la tiniebla fea
Lo que eres quieras ser, y no otra cosa
Ni morir teme, ni vivir desea.

Mejor aún, me entero de que Luis Alberto de Cuenca y Jaime Gil de Biedma escribieron sendas imitaciones de Marcial y de Plantino. Son diferentes entre ellas, las dos magníficas:

Sobre una carta de John Keats (LAC)

Un dios por quien jurar. El buen tiempo (supongo)
La salud. Muchos libros. Un paisaje de Friedrich
La mente en paz. Tu cuerpo desnudo en la terraza
Un macizo de lilas donde rezar a Flora
Dos o tres enemigos y dos o tres amigos
Todo eso junto es la felicidad.

De Vita Beata (JGB)

En un viejo país ineficiente
Algo así como España entre dos guerras
Civiles, en un pueblo junto al mar
Poseer una casa y poca hacienda
Y memoria ninguna. No leer
No sufrir, no escribir, no pagar cuentas
Y vivir como un noble arruinado
Entre las ruinas de mi inteligencia.

F

Óleo de Caspar David Friedrich

27 janvier 2011

Pobre país rico

Bélgica permanece empantanada bajo uno de esos cielos tan grises que hay que perdonárselos, como canta Brel. Apesta el charco en el que chapotean los negociadores desde que, en junio de 2010, los nacionalistas flamencos de la NVA ganaron ampliamente las elecciones, porque los dos principales partidos flamencos, mayoritarios en estos Países Bajos del Sur, no parecen tener mayor interés en formar Gobierno.

La NVA, porque a partir del momento mismo en que entre a formar parte de un Gobierno comenzará impajaritablemente a perder partidarios y porque el actual bloqueo se acomoda a su proyecto separatista. Los democratacristianos, porque quieren recuperar electores por esa misma vía y porque, a falta de nuevo Gobierno, son ellos quienes encabezan el actual Gobierno interino.

Estas condiciones llevaron a cerca de 5o mil personas a salir a la calle el domingo pasado a pedir... Gobierno, la expresión de una suerte de grado cero de la revindicación política. La respuesta del nacionalismo flamenco: Tras reclamar todo para ellos, para no moverse de donde están exigen ahora sólo una parte, pero hasta el fondo. Reducen la zona atingida por el tajo requerido pero lo profundizan. Less is more, que le llaman.

Esta es la cara de Bélgica que cruza la frontera y aparece en los medios extranjeros. Los medios locales componen, como es natural, una imagen más compleja, más completa, del lugar. Así dos informes recientes avisan que el porcentaje del territorio edificado (habitaciones, industrias, autopistas) alcanza ya un cuarto de la superficie total de Flandes, un quinto del conjunto del país. Véase o imáginese desde el aire: de cada cuatro metros cuadrados, uno es enteramente de cemento.

Y, hablando en metálico, cada uno de los habitantes de ese espacio tan construido dispone de un ahorro medio de 84 mil euros en cuentas de ahorro, acciones, obligaciones, seguros. Una familia de seis personas alcanza así el medio millón de euros en activos. Una cifra redonda en un medio tan cuadriculado.

Como las cifras admiten cualquier interpretación, se puede incluso intentar explicar con ellas, en parte al menos, la naturaleza de la manifestacion dominical descrita supra.

B

Mientras tanto y para entretenerse, la gente juega a darse miedo con la separación del país, sabiendo, como saben, que Bélgica existirá mientras estén intentando deshacerla. La separación comienza naturalmente con su representación corregida y aumentada. Este mapa, por ejemplo, lo diseñaron unos antuerpienses que convierten a su ciudad (Amberes tiene la culpa) en la capital de Flandes. Al centro, la región de Bruselas y aledaños se convierte en un gigantesco aparcamiento donde dejar el todoterreno antes de internarse en Plopsaland, antiguamente Valonia.

24 janvier 2011

El Rey de rotos

El Rey de rotos del que habla Roberto me ha hecho recordar la existencia del Rey de ratas: Ratas que se enredan por las colas, disputándose comida o una hembra y, por la imposibilidad de desenredarse, mueren de inanición, o se matan entre ellas, y componen uno de estos imbunches:

R

Los rotos, por el estilo.

24 janvier 2011

La humedad

Las ranas pidiendo Gobierno >

Es verdad que hace un tiempo particularmente húmedo.

22 janvier 2011

Obituario

La gente admite con una frivolidad increíble que cuando alguien muere se acaba. ¿Cómo se va a acabar? El que crea eso es que no ha querido a nadie.

Julián Marías

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