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Camino de Santiago
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1 novembre 2016

Una epifanía kazaja

Vi tiempo atrás una película kazaja, Lecciones de armonía, de Emir Baigazin. La piropeé aquí: puro darwinismo social. Incluso bromeé en Twitter sobre mi afición al cine kazajo a partir de esa única experiencia.

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 Angel herido se llama la segunda de Baigaizin. Son varias secuencias de las vidas de cuatro muchachos que intentan convertirse en adultos, obligados a salir del nido y a hacerse un sitio fuera. Es el mismo asunto del primer filme, sólo que esta vez está multiplicado o divivido por cuatro historias paralelas. Jaras, el Pollo, el Sapo y Aslan tienen unas madres que los cuidan, a pesar de la pobreza en una aldea kazaja en los años noventa, tras el desplome del imperio soviético, pero esos cuidados que dan fuerzas para desplegar las alas, llegado el momento también estorban. Ese intersticio es el que explora Baigazin.

Se trata de una constante universal, el rito de paso entre la infancia y la edad adulta, aquí declinado por lo particular kazajo: el mutismo del paisaje y de las interacciones. No parece haber nadie que sonría en las dos horas que dura la película, ni siquiera en las escenas cortadas, que también las vi.

Son tópicos universales y circunstancias particulares, exóticas en este caso en relación al público al que se dirigen. Porque se trata de un puro producto Arte, hecho para los festivales europeos y su público. Puedo equivocarme, pero no creo que el público kazajo se interese por estas imágenes, o lo hará sólo en la medida en que se pregunte qué les verán de bueno en Berlín.

Las de Jaras, el Pollo, el Sapo y Aslan son historias tristes que acaban mal. Baigazin, sin embargo, sublima esas caídas icarescas en una secuencia final de un depurado kitsch, tan demagógico como bien conseguido. Uno de ellos entona en italiano el Ave Maria de Schubert, mientras los demás se recogen en su soledad compartida. Una epifanía kazaja, ya digo.

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14 février 2016

Una de Truffaut

Una de Truffaut, Domicilio conyugal.

La grâce !

Francia en 1970. Una pareja joven, cultivados ambos sin ser presumidos. Tienen trabajo, un hijo, aventuras, aventurillas, se separan, se arrejuntan. Con la Europa de los seis como trasfondo y un optimismo propio de una gente que nació en cuanto acabó la guerra.

Me paro a mirar mi pueblo y lloro, me confiesa G, que nació justo antes. Y sin embargo era un pueblo de mierda.

22 décembre 2015

Madre mía

La muerte de la madre desestabiliza hasta al más desmadrado. Nanni Moretti cuenta ese momento —ese antimomento—magníficamente.

Es cineasta, y esa circunstancia lo pilla en plena filmación. En esa filmación, el punto comedia lo pone el actor estrella, mientras que el punto tragedia lo pone la cineasta que lo filma. Todo lo que lleva a Moretti a hacer llorar al espectador ligeras lágrimas de risa y gordas lágrimas de pena. Y también a señalar la artificiosa manera como el cine intenta representar la imagen del mundo en movimiento. Y ese mundo en movimiento, la gente.

Puede ser que Mia madre sea la mejor película de Moretti. Lo digo porque la vi anoche y reconozco mi propensión a dejarme llevar por mi percepción sensorial.

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En tres semanas, he visto otras tres películas: Pasolini, de Abel Ferrera. Paradise now, de Hany Abu-Assad, que me recomendó el amigo Cary Gooper, y sobre la que me propongo decir algo más adelante. Y Los Jardines del rey, que no vale para gran cosa, salvo por la Kate Winslet en tanto que Sabine de Barra. A una y otra las llevo desde entonces en el pensamiento. La cineasta de Mia madre da esta consigna a sus actores: sé tu personaje y sé tú mismo al lado (accanto a) de tu personaje. A la Kate no necesitan decírselo.

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Y sobre el resultado de las elecciones, que por decir no quede:

Que el PP pierda la mayoría absoluta es lo menos que podía ocurrirle. No es de extrañar que un partido conservador, hegemónico en su campo ideológico, obtenga alrededor de un cuarto de los votos. Lo anómalo fue que obtuviese la mayoría absoluta en el 2011. Partiendo de la base de que todas las opiniones son respetables, mi opinión es que el PP no da para más.

Que un partido socialdemócrata, históricamante hegemónico en su campo ideológico, consiga un quinto de los votos dice mucho de este PSOE de hoy, al que tanto lo poco que propone como lo mucho que defiende parece quedarle grande.

Que Ciudadanos acabe alcanzando un honroso cuarto lugar y le sepa a fiasco dice mucho del selfismo en boga, no sé si me explico.

Que Podemos haya hecho un hábil manejo del relato de su propia remontada sobre la base del anti-desahucio y del pro-referéndum dice mucho de la candidez de los votantes de Podemos.

Mis pulsiones me llamaban a votar al Partido animalista. Pero luego no hay melocotones.

7 septembre 2015

Los refugiados

En un momento de Dheepan, la historia de unos tamiles refugiados en París, Palma de oro este año en Cannes, el lacónico protagonista confiesa que no entiende a los franceses. A veces los veo reírse, dice. Entiendo cada una de sus palabras, pero no sé de qué se ríen.La mujer que lo escucha mueve la cabeza de tal manera que no está claro si está diciendo «sí», «no» o «más o menos» y finalmente estalla en unas risas. ¿Pero cómo vas a entender tú lo que tiene gracia si tú no tienes ninguna gracia?

Los emigrantes, por no decir los refugiados, siempre tenemos algo en común. El niño no quiere ir a la escuela. El hombre le opone este argumento: «Tú y yo tenemos un secreto. Nosotros vamos a trabajar y tú vas a la escuela a aprender francés. ¿OK? Si no, nos mandan de regreso a Sri Lanka».

Es una pena que el filme acabe a tiros. Audiard habrá integrado la idea que las buenas películas, como Taxi Driver, acaban a tiros. Pero tal vez en Deephan los tiros no eran estrictamente necesarios, o llegan antes de tiempo, o demasiado tarde.

Lo cierto es que ese hombre oscuro que se te acerca en la terraza del restorán tocado con unas orejas de mickey fluorescentes a venderte una rosa tiene algo que contar. Ya sé que todos tienen algo que contar. Ya sé que parecen muchos. Tampoco estás obligado a escuchar.

20 mai 2015

Una película kazaja

¿Qué puede llegar a hacer un niño de 13 años para defenderse y sobrevivir en la escuela de una aldea kazaja? ¿Matar? 

Lecciones de armonía, del kazajo Emir Baigazin es, al opuesto del filme francés socialdemócrata del que hablaba hace unos días, una propuesta de puro darwinismo social. En un país donde el Estado ha cedido terreno ante las mafias locales, el protagonista de la historia se enfrenta a la mafia de su escuela y sufre luego los interrogatorios violentos de la policía: sobrevive a ambos haciéndose fuerte, imponiéndose a animales y  humanos. 

Oso de plata en Berlín 2013.

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16 mai 2015

Con la frente en alto

En la escena final de La Tête haute (Con la frente en alto) un hombre de 18 años abandona un tribunal de menores con su hijo pequeño en los brazos. Mientras la cámara fija la escena vemos flamear un largo momento la bandera de la República francesa.

La Tête haute es un tributo al trabajo de las instituciones. Con paciencia, educadores, jueces y otros agentes republicanos se empeñan en criar niños huérfanos o abandonados y convertirlos en ciudadanos. Malony, el protagonista de la película, es uno de ellos, abandonado a los siete años por su madre toxicómana en el despacho de una jueza.

A lo largo de diez años resumidos en dos horas, los espectadores asistimos a los estallidos de violencia del muchacho y a la paciencia a toda prueba de sus padres substitutivos, una jueza y un educador, inalterables en el cumplimiento de la misión de sacarlo adelante, ahí donde cualquiera de nosotros le aplicaría el veredicto del par de guantazos bien dados y el abandono a su suerte. Claro que, y eso la república lo sabe y nosotros lo olvidamos, abandonarlo a su suerte equivale a abandonar también a otros, a los que serán víctimas de su violencia, quiero decir. Se trata pues de un filme socialdemócrata, que señala la interdependencia de los individuos y afirma su confianza en el funcionamiento de las instituciones, tanto en la firmeza republicana como en la obligada consideración humanista que hace posible la vida civilizada.

Nada que objetar tratándose de la firmeza republicana, si no es el hecho de que en el filme sus dos agentes, el educador y la jueza, están ligera por no decir abiertamente idealizados. Y algo que objetar, sí, por el lado de la consideración humanista: la sospecha de que tanto para el filme como para nosotros, espectadores, lo que convierte a un energúmeno en un ser humano es su capacidad para decirle a alguien «je t'aime» y, sobre todo, su capacidad para aceptar recibir un masaje facial de la parte de una cosmetóloga. No digo yo que la humanidad no consista también en eso...

Contra lo esperado -se trata de una película francesa-, no hay largos planos fijos y la historia avanza saltando de un evento a otro según una narrativa al uso. La película abrió la competencia en Cannes en este 2015, sin convencer a la crítica. Ni al jurado, probablemente. No veo yo a Rossy de Palma argumentando a favor de Malony. Pero me puedo equivocar.

19 janvier 2015

La virgencita del cerro

Diario del Cono Sur, 2

Se supone que hoy es el lunes triste, el día más deprimente del año. Espero que no sea para tanto, aunque haya amanecido nublado y desde mi atalaya la niebla no deje ver los entusiasmantes emblemas del futuro y del pasado de Santiago, un alto edificio en forma de supositorio y la virgencita del cerro, respectivamente. 

El falso adagio hindú del Hotel MarigoldEverything will be all right in the end... if it's not all right then it's not yet the end, del que hablaba anoche con S, se podría traducir así: «Al final todo se arreglará, y si no se ha arreglado aún es porque todavía no es el final». Se podría traducir mejor, hay que intentarlo. No sé por qué la gente no intenta traducir, si traducido se entiende mejor. En Barajas se me acercó una señora albaceteña y me preguntó si esa era la fila de priority. Y no era, claro.

Los ingleses del Hotel Marigold ni siquiera cogen un tren -lo comento por si el amigo V asomase- sino un autobús, tan tópico en su recorrido que dan ganas de bajarse en seguida. En el avión vi también otra de temática hindú, una comedia a lo Spielberg rondement menée. Un cocinerito indio invade Francia. ¿Someterá la patria de la ilustracion culinaria a su oscurantismo picante, como en la novela de Ulbec? Al final el cocinerito se casa con la cocinerita, aplicando el falso adagio hindú.

En Barajas no, pero en Zaventem por una vez había más policías y armas que pasajeros y maletas. Entre todos los males del terrorismo también está el de dar por buenas las armas que protegen de las armas.

Merino, hoy, como si hablase de mi tío, que no viene más a menudo por aquí por la lata que le da hacer la maleta. Y esperar lo que tarda en aparecer en la cinta repartidora en Pudahuel. Y ver como la olisquean los sabuesos del SAG, dispuestos a no dejar entrar en Chile -potencia alimentaria y forestal, reza la propaganda- ni la castaña que él lleva en el bolsillo para curarse el reuma.

Para no hablar de la lata de que no aparezca la maleta o, peor, que los del SAG la abran y exhiban a la faz de la tierra nublada un paisaje hecho de supositorios y de virgencitas.

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1 janvier 2015

Feliz año de nuevo

Al inicio de Klimt, de Raúl Ruiz, un médico presenta en un hospital vienés un esqueleto. No es un monstruo, asegura, sólo un híbrido resultante de los tiempos que corren -estamos en 1918. La cabeza viene del frente ruso, los brazos son austriacos y las caderas francesas, una pierna es rumana y la otra serbia.

Con ese mismo método podría componerse la figura de 2014, con huesos rotos sirios, palestinos, ucranios...

En cambio, el 2015 es a esta hora la postal esperada y bienvenida de una mañana de domingo con pájaros en los jardines y aviones en el cielo. Feliz año de nuevo.

Source: Externe

Esperanza II, óleo de Gustav Klimt

19 décembre 2014

Nombres de películas en 2014

Cuentas tontas: de las treinta mejores películas de 2014, según Cinemanía, veinticinco no llegaron a mi pueblo, o yo no me enteré. Las otras cinco eran buenas. Las ordeno a mi manera:

1. Boyhood

2. Dos días, una noche

2. El gran hotel Budapest

3. El pasado

5. Guillermo y los chicos, a la mesa

Veo que del Gran hotel Budapest no dije nada -lo que tiene mérito- a pesar de lo mucho que me divertí viéndola.

Source: Externe

21 août 2014

Un romanzetto romano

Los padres mueren en un accidente y la pareja de hijos adolescentes (19 y 17, màs o menos) quedan solos en Roma. Huérfanos, a cargo de ellos mismos, contando sólo con el vago soporte de una asistente social. Poco a poco abandonan los estudios, ella hace pinitos en una peluquería, él en un gimnasio, se van dejando manipular por un par de amigotes mayores y a punto están de delinquir.

Es la historia que cuenta Roberto Bolaño en Una novelita lumpen y retoma Alicia Scherson en su filme Il Futuro. Bianca, la muchacha, frecuenta la casa de Maciste, del actor que encarnó a Maciste en los años sesenta, con quien vive su iniciaciòn sexual. Bolaño a la edad de los protagonistas debe de haber visto los peplum de Maciste -algunos filmados por Jesús Franco- en algùn rotativo de Santiago de Chile o de Ciudad de México, e imaginado vagamente esta historia, la última que publicó mientras vivía. La película hace sitio a los fantasmas que las imàgenes despliegan o despiertan y funciona como puesta en imágenes precisamente. Rodada en italiano e inglés, hay un único momento en que los muchachos echan mano a su español materno -son chilenos- para hablar entre ellos, en un diálogo clave de su nueva vida.

28 juillet 2014

La buena, la mala y la fea

Más cine.

Las mejores intenciones, la vida de Ingmar Bergman desde que sus padres se conocen hasta que el cineasta nace. Suena raro esto de contar la vida de alguien antes de nacer, pero el resultado se consigue contando la historia de la familia. No sería simple ser el hijo de un pastor luterano iconoclasta en el norte sueco y convertirse en un gran hacedor de imágenes. Bergman escribió el guión y el filme lo dirigió el danés Bille August. El relato es lineal y su factura impecable. Las palmas de oro que se llevó en Cannes 1992 -a la mejor película y a la mejor actriz, Pernilla August, en el papel de la madre de Bergman-, parecen muy merecidas dos décadas más tarde.

Otra cosa acontecerá dentro de veinte años, creo yo, con La Gran belleza, el filme de Pablo Sorrentino, muy premiado en 2013. La propia encargada de la mediateca de mi pueblo me tendió el DVD diciendo: grand film. Y no creo que una película tan fatua aguante bien el paso del tiempo. Confieso, eso sí, que aguanté sin moverme del asiento las dos largas horas que dura, no me dormí, ni me ahogué en bostezos. Porque el filme está hecho sobre la base de una estética publicitaria y abunda en guiños culturetas, fellinismos y allenismos comprendidos. Tiene, así, todo para atrapar la atención. Y le sobra pretensión, por lo que derrocha kitsch. Le doy la razón al amigo Sámuel que hace unos meses la calificó de mejunje infumable.

Esas eran la buena y la mala. La fea es Post mortem, de Pablo Larraín. Que es, también, a su manera, buena y mala. La autopsia de Allende la firman dos médicos conocidos y una tercera persona, un tal Mario Cornejo. La pregunta del filme entonces es ésta: quién es Mario Cornejo, el funcionario de la morgue que transcribe los resultados de las autopsias. Post mortem nos lo presenta enamorado de su vecina, una bailarina del Bim Bam Bum, un cabaret del centro de Santiago. Los diálogos entre Mario y la vedette son tal vez lo mejor del filme, en el registro del cine que hacía por entonces Raúl Ruiz. Hay unas cuantas imágenes que suenan justas, también. Pero no es difícil entender que cadáveres acumulados y autopsias en cadena compongan un cuadro inevitablemente feo.

11 juin 2014

Dos de escritores

El Negro, de Polanski, y Tetro, de Ford Coppola. 

La de Polanski es buena, no podía ser de otra manera. Se trata una historia sacada de lo que pudo ser Toni Blair de haber caído en desgracia en manos de Carla del Ponte, o eso entendí yo. El encargado de descifrar el enigma de la muerte del anterior negro de Blair es un jovencito que a punto está de conseguirlo, si no fuera porque el filme es de Polanski. En el cine de género, la información que hace avanzar la intriga aparece en un diario que alguien abre por casualidad. Ahora esto también ocurre cuando alguien aprieta el botón del GPS. El Negro es un buen filme de género actualizado. Un buen filme ramplón.

Tetro en cambio es buena. No podía ser de otra manera, etcétera, pero esta sí que es buena. Una teleserie de ítalo-gringos en Buenos Aires que da todo de sí, desde un inicio de comedia a un clímax de tragedia y un magnífico final feliz. La prensa lo presenta como un filme menor, pero se va resignando uno a la evidencia de que, tratándose de Coppola, «filme menor» es un oxímoron.

Un detalle (de lo grande me quedo con los detalles): Coppola leyó el Nocturno de Chile, de donde rescata la figura del crìtico Alone. Lo convierte en mujer y pone en su lugar a Carmen Maura (risas).

7 juin 2014

Cómo llevar a la novia a ver un western

El vaquero quiere ir a ver una de vaqueros pero la novia quiere ver una de novias. Qué hacer.

El vaquero encuentra la respuesta: Vamos a ver una de tres locas que escapan del oeste. Donde la jovencita sobrevive al ataque de los indios para entregarse a un pistolero viejo y acabado. Un eastern, en lugar de un western.

Porque eso es Homesman, de Tommy Lee Jones, un western a contramano, que va de oeste a este, que cruza el río de vuelta, cargando con los despojos de ese far west donde todo estaba permitido porque todo estaba impuesto. Mucho hace que no veía una de John Ford. No se duerme uno mientras silban los tiros y despierta al día siguiente pensando en los muertos.

Sobran las puestas de sol, la música melosa y, sobre todo, los racconti que sobreexplicitan lo que bastaría con enunciar. Pero ya se sabe que el cine se hizo para tratar de llenar las salas.

Y aun así, la sala estaba desierta.

1 juin 2014

La votante de Seraing

Decìa aquí que temía que Dos días y una noche, la ùltima pelìcula de los Dardenne, se pareciera demasiado a sus filmes anteriores y, sobre todo, que la purpurina de una estrella como Marion Cotillard impidiese ver al personaje que encarna en el filme. Y para nada. Es posible incluso que se trate de la mejor película de los Dardenne -tendría que volver a ver la serie para confirmarlo, pero no estará lejos de serlo.

Uno de los méritos de este cine es el de acompañar a un personaje guardando una distancia mínima, cámara al hombro, intentando no perder detalle de su circunstancia. La de Sandra, la obrera triste del filme, es, en dos palabras, ésta: tras un periodo de depresión vuelve a su trabajo y se encuentra con que en su ausencia sus jefes han comprobado que el trabajo que hacía una cuadrilla de 17 operarios lo hace también una de 16. Proponen entonces a sus colegas que se pronuncien a través de un voto: si la mayorìa es favorable al despido de la excedentaria, todos recibirán una prima de mil euros. 

El filme se concentra entonces en el fin de semana previo al voto, durante el cual Sandra, empujada por su marido, intenta convencer a sus colegas de que se pongan en su lugar, puesto que, además de necesitar ese trabajo, ella no quiere perder ese lugar, ser excluida del grupo.

Su recorrido a través de la ciudad en pos de sus colegas permite al filme componer una galería de personajes y situaciones a través de un naturalismo de buena ley. Otro de los méritos de los Dardenne es haber conseguido instalar su cine en un lugar -Seraing, en la regiòn de Lieja- y plasmarlo en imàgenes con una impecable naturalidad.

Tendrá que ser muy buena Winter sleep, del turco Ceylan, la ganadora de la Palma de oro en esta edición 2014 de Cannes, para convencerme de que los Dardenne no merecían una tercera (ya se han llevado dos Palmas, como se sabe).

A pocas horas de que el jurado de Cannes diera a conocer su veredicto, el electorado daba el suyo en las elecciones generales y europeas en Bélgica este 25 de mayo de 2014 y, en Seraing, la localidad donde se sitúa la acciòn de Dos días..., el partido de extrema izquierda, PTB, recogiò el 17 % de los sufragios. El cine puede intentar ser realista pero no por eso ha de tomárselo como si se tratase de la realidad. La pregunta es difìcil de reprimir, sin embargo: de existir la protagonista y de haber pasado por una prueba como ésa, ¿habrìa votado PTB?

10 mai 2014

La peluquera no tiene un pelo de tonta

Por una vez, la sala se ha ido llenando, las comedias románticas mueven público. Hay que retraer las rodillas para dejar paso a la que gente que busca sitio. Mi tío prefiere sentarse al borde del pasillo, en caso de terremoto o de golpe de Estado... Es viernes al atardecer, una buena hora por lo visto para ver Pas son genre (No es su tipo).

La película adapta una novela que cuenta la historia de un joven profesor de filosofía parisino destinado a Arras, un destino provinciano y segundón, donde se enamora de una peluquera. La vieja historia del rico y la pobre, la Cenicienta, si se quiere, sólo que en ésta lo que separa a los amantes no sólo es el capital -y la capital- sino ambos, y el capital cultural.

La actriz belga Emilie Dequenne se roba literalmente la película con su personaje, Jennifer, una Marilyn Monroe o una Cameron Diaz de provincias. Si la miras de cerca, ves que, contra las apariencias (el horóscopo, el karaoké), la peluquera no tiene un pelo de tonta.

Ahora bien, la historia entre un filósofo y una peluquera, ¿puede acabar en happy end? Tal vez, admitiendo eso sí que también existe el bonheur triste.

26 avril 2014

La proyección

La sala ya está a oscuras y en la pantalla comienzan a desfilar las primeras imágenes. No me gusta llegar tarde al cine. A otros sitios, sí. Nos instalamos, y el vistazo ritual a la sala a oscuras nos devuelve la imagen que intuimos: estamos solos. Ocurre a menudo. Es viernes por la noche, tarde para los horarios locales, la entrada hay que pagarla y la estrella del filme, una Deneuve septuagenaria, ya no mueve multitudes.

El cine de mi pueblo es una multisala al uso y la nuestra, la número 13, dispone de 217 plazas. Supongo que echarán a rodar todas las películas independientemente de si hayan o no espectadores, porque cabe la posibilidad de que lleguen algunos atrasados, así como llegamos nosotros. Y que después de un momento, a falta de público interrumpirán la proyección. O no. De cualquier manera, la imagen de esas salas donde un foco de luz proyecta figuras en la penumbra para nadie resulta espectral.

La película era + o - no +.

8 avril 2014

Una francesa en Japón

Anoche pusieron en Arte un programa doble durasiano, El Amante e Hiroshima mon amour, porque doña Margarita cumpliría cien años por estos días.

Vimos Hiroshima... En dos palabras, una joven francesa vive un amorío con un japonés, con quien revive un amorío anterior con un soldado alemán durante la Guerra.

La película es de 1959, las cenizas de la Guerra aún están mal barridas. Esto, las imágenes de Alain Resnais lo reflejan bien y salvan el escollo de inscribir una historia de ficción en un trasfondo documental. El problema es el texto de la Duras -prosa poética, para entendernos-, que puede funcionar para muchos lectores en la página impresa, pero no a través de una voz que sostiene un relato filmado. El resultado es solemne.

El filme fue un éxito de crítica y su nombre un exitazo popular, y consiguió arraigar en la memoria incluso de quienes, como yo hasta ayer, no lo han visto. En Japón, en cambio, la película se llamó Una relación de 24 horas.

23 février 2014

Les enfants de Marx et Coca-Cola

Masculin, féminin. Años que no veía una de Godard.

Esta es del 65. La Francia de entonces, su gaullismo de cartón piedra que, como el franquismo, cedía frente al neón americano. Otro planeta visto desde ahora. Y sus personajes. Un joven periodista se convierte en encuestador para un empresa de sondeos y unas chicas que no tienen opinión o no quieren darla. Y una cantante ye-ye que se deja seducir por el periodista-encuestador siempre y cuando el seductor no se convierta luego en emmerdeur, en tocapelotas.

Entonces la gente fumaba constantemente, incluso mientras comía combinaba cucharadas y caladas. Y leía y leía diarios, revistas o libros. Hablaban y hojeaban distraídamente el diario. Ese mundo de fumadores y lectores empedernidos sólo ha desaparecido a medias cincuenta años después. Lo que lleva a pensar que faltan otros cincuenta para que desaparezca del todo.

El resultado es desigual. Hay momentos de gracia en los diálogos improvisados y fingidos de Léaud y las chicas (que los jóvenes pre 68 se tratasen de usted en pleno flirt le otorga a la cosa un cierto morbo retrospectivo). Y abundantes tics, y la manía de la autorreferencia, la moda de entonces, ahora pasada de moda.

Este filme se podría llamar Les enfants de Marx et Coca-Cola, apuntaba Godard. Pues eso, pelos de la barba de Marx flotando en un vaso de la chispa de la vida. 

Con todo, Masculin, féminin se llevó el Oso de plata en Berlín, tan celebradas eran las gracietas de su autor.

6 février 2014

El chador en la rueda

La muchacha escoge al azar una de las direcciones que el encargado de la agencia le tiende. El piso que debe limpiar está patas arriba. Cuando llega la dueña de casa, sim embargo, ésta quiere que se largue cuanto antes y está dispuesta a pagarle por no haber hecho nada.

Entre una cosa y otra, la joven acaba por pasar un largo día entre esa casa, de una pareja joven con un hijo párvulo, y la de la vecina, una peluquera divorciada. Es la víspera de la fiesta de Año nuevo en Teherán y por las calles retumban los petardos que anuncian la fiesta. Ese podría ser un ruido alegre pero acaba por pesar en el ánimo.

La Fiesta del fuego (a saber cómo se llamará en persa) es el tercer filme de Asghar Farhadi, y cuenta una historia similar a la de Una Separación. Todas las películas de Farhadi parecen contar la misma historia. Algo anida dentro de las casas, algo de lo que no se libera nadie ni aún saliendo a la calle. La muchacha del filme se casará dentro de poco y se prepara para ser como esas señoras que conoce durante el largo día de La Fiesta... Tanto así que al final de la película, la muchacha ya sabe algo más sobre esas señoras, sobre ella misma. Algo más, pero probablemente también algo menos.

2 février 2014

El maltratador

Anoche vimos Los Abrazos rotos. La única de Almodóvar que no habíamos visto, descontando la de los azafatos.

Habrá que meterla en la mitad de abajo de la lista, Almodóvar se lo pone fácil últimamente a Boyero. Es que la película se planta bien pero desbarra pronto a causa de lo artificioso de su trama, y acaba en agua de borrajas, con el demérito añadido de que su metraje es inusualmente largo. Que no acaba nunca, quiero decir.

Ahora bien, tratándose del manchego, siempre habrá algún detalle que haga gracia, uno que otro guiño que su público reciba complacido, algún polvo bien filmado. Poco más, esta vez. La propia aparición ritual de Chus Lampreave como portera resulta sosa en estos Abrazos rotos.

Por lo que me toca, hay un chileno en la historia, y es el malo, el que empuja a la heroína por las escaleras. Eso de que el clímax de una película se produzca cuando el malo empuja a la heroína por las escaleras representará el nivel cero de la inventiva dramática. En este caso, además, ese mecanismo se da por partida doble, lo que ya es decir. Pero bueno, el chileno al menos no es el gangoso (como en El Libro de Manuel), sino el maltratador. Así que más respeto.

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