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Camino de Santiago

15 août 2011

El ornitólogo

El ornitólogo optimista cuenta a las mariposas entre los pájaros. El pesimista, a los murciélagos.

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14 août 2011

El masoquista

Este verano mi tío ha estado siguiendo dos series, de esas con que los diarios rellenan las páginas durante las vacaciones de la plantilla. La del Monde, sobre el estado de la cortesía en el mundo, y la del Soir, sobre los personajes cuyo nombre se convirtió en adjetivo o sustantivo. 

De la primera me cuenta este dato: el número de víctimas británicas en el naufragio del Titanic es proporcionalmente muy superior al de víctimas norteamericanas. Lo que se explica por la propensión británica a formar fila, incluso durante un naufragio, incluso delante de un bote salvavidas.

De la segunda me hace un picante resumen sobre el masoquismo y su relación con Leopold von Sacher-Masoch, el autor de La Venus de las pieles.

Como se sabe, Masoch era austríaco, vivió en el siglo XIX y fue un autor prolífico. La historieta cuenta que siendo un niño estaba un día jugando al escondite en su casa y se escondió en una habitación detrás de un colgador de ropa. En donde, entre ternos y sobretodos, lo sobresalta la súbita aparición de una de sus tías en cueros bajo un abrigo de piel, y seguida por su amante. El niño se queda estático observando la escena hasta la aparición del marido de su tía, quien propina a los amantes una paliza de proporciones. Tanto revuelo da con el colgador en el suelo, deja al niño al descubierto y es su propia tía quien se encarga de castigar al pequeño mirón. La vida sentimental de nuestro autor quedaría a partir de ese día poblada de mujeres robustas en cueros bajo abrigos de piel, y de abrumadoras palizas, de lo que dieron abundantemente cuenta sus libros.

De esos materiales se valió el siquiatra alemán Krafft-Ebing, en su estudio sobre las perversiones sexuales, para bautizar como masoquismo a la búsqueda del placer por vía del dolor y de la humillación, sobre la misma base que el doctor Dalton dio su nombre al daltonismo, el comisario Molotov al cóctel, el conde Sandwich al emparedado y la abuela Smith a la manzana verde. Masoch gastó sus últimas energías para intentar impedir que la asociación entre su nombre y el masoquismo se estableciera definitivamente. Ante los tribunales, incluso. Perdió el proceso y ganó la posteridad.

Fue la última paliza que recibió.

V

Tiziano, Venus ante el espejo

12 août 2011

Los diarios se inventan las noticias

Un amigo lleva a cabo un experimento. Publica en su muro titulares tomados de El Mundo Today, diario chistoso donde los haya. Por ejemplo «Apple rediseñará los genitales masculinos», o «Fernando Alonso para a vomitar en las curvas». Los comentarios que esos titulares provocan entre sus amigos muestran que diez de cada nueve (gente normalita, por lo demás) se toman estos asertos como directamente salidos de la realidad.

Puedes creerme, lo he leído en el diario.

La última muestra del candor humano vale su peso en valores bursátiles. Como es sabido, esta semana, las bolsas europeas han vuelto a caer. Los responsables esta vez han sido los valores bancarios, los del banco francés Société Générale en particular. Al punto de que Sarkozy debió interrumpir sus vacaciones e improvisar un consejo de ministros de urgencia para calmar los nervios alterados de los mercados.

¿Qué había ocurrido? Que en su edición del fin de semana, el británico Daily Mail escribía que la Société Générale estaba al borde de la bancarrota, tal y como el banco italiano Unicredit. Todo indica que la información la tomó de una serie de ficción veraniega que publica el diario francés Le Monde.

Bajo el título de El fin del euro, esa serie traza con verosimilitud y buena pluma la explosión del euro en la primavera del 2012 y el retorno de Alemania al deutschemark.

Para despejar equívocos, además del subtítulo Ficción política bien visible, Le Monde se ha sentido en la obligación de agregar ahora a pie de página esta aclaración: «Le Monde recuerda a sus lectores que las situaciones, los hechos y las cifras contenidas en esta ficción son imaginarias y no deben ser entendidas como una expresión de la realidad». 

Que los diarios se inventan las noticias, vamos.

D

8 août 2011

Los perros

Los estudiantes quieren poner Chile patas arriba. Mucho habían tardado. Su revindicación es sencilla, pagar menos. Porque lo que hay por ahora en materia de educación superior es una vulgar estafa: precios de Harvard, nivel Tigresa del Oriente. El resultado es que las familias se endeudan por años a cambio de un cartoncito que destiñe rápidamente.

Ha tenido que llegar un gobierno de derecha para que los estudiantes salgan a la calle. Es normal. Chile fue gobernado durante veinte años por una coalición de centro-izquierda que condujo el paso de la dictadura a la democracia, circunstancia que resultó algo anestesiante. Ahora que el ministro del ramo es dueño de una universidad, o tiene cara de serlo, de una de esas academias mencionadas supra, las ganas de salir a protestar se multiplican. 

En fin, no tengo mucho más que añadir sobre el asunto. Salvo que hoy Roberto Merino ve en la movida las eternas ganas carnavalescas de la muchachada. Lo que comparto sólo en parte, porque está claro que el individuo es un conjunto de bolsillo y de bragueta, de culo y camisa. Y que una suma de individuos da algo más que una muchedumbre, que también.

Se refiere además Merino a los perros callejeros que en seguida que hay jaleo aparecen. Este es un fenómeno interesante. Mi amigo S me puso en su día, cuando los follones de la Plaza Sintagma de Atenas, sobre la pista del perro Lukanicos. Supongo que, como Chile es un país grecorrománico, también tendrá que tener sus perros manifestantes o contramanifestantes. Porque Lukanicos (Salchicha, en lengua local) tomaba partido abiertamente por los manifestantes. Estos perros santiaguinos, en cambio, nadie sabe para quién trabajan.

P

Foto de Carlos Vera

6 août 2011

La basura

Entre una cosa y otra, esta tarde tuve un rato tonto y me leí Monsieur Ibrahim et les fleurs du Coran, una nouvelle de Eric-Emmanuel Schmitt. El francés maneja bien los recursos de la dramaturgia y mueve los hilos de la emoción como un consumado titiritero. Y saca de su chistera una carta que tira para atrás a cualquier islamófobo al uso, a cualquier Breivik en ciernes: el sufismo. Además, aunque Schimtt abuse del aspártamo, el público le ríe las gracias de buena gana.

Pero lo que quería apuntar es la división que el protagonista, el viejo Ibrahim, establece entre ricos y pobres. Si quieres saber si un lugar es de pobres o de ricos, le explica a su aprendiz, mira la basura. 'Si no ves ni basura ni bolsas de basura, es un lugar de ricos muy ricos. Si ves bolsas de basura pero no basura, es un lugar de ricos. Si ves basura junto a las bolsas de basura, no es ni de pobres ni de ricos, es un lugar turístico. Si ves basura pero no bolsas de basura, es de pobres. Y si la gente vive entre la basura, es que es muy pobre'.

I

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5 août 2011

La divisa

(Saldos de fin de temporada, y 5)

Desde la carretera se ve el cielo y la tierra. Los cielos son cambiantes, los sembríos uniformes. El principio de la agricultura francesa es el mismo del jardín de Villandry pero al revés. En Villandry adornan con hortalizas. A campo abierto, cosechan masivamente flores. Girasoles. Al ponerse el sol los girasoles le dan la espalda para recibirlo en la cara al día siguiente. Son más listos que los paneles solares. 

También se ven monstruos metálicos, regadoras, cosechadoras, torres de alta tensión, molinos de viento. Grandes insectos. Francia es un viejo país agrario algo modernizado. Jonzac, por ejemplo, ni siquiera aparece en la guía turística. En el torreón medieval, un reloj suizo da la hora en punto. Y en el frontis del ayuntamiento republicano campa un reloj de sol. Jonzac está entre Cognac y Champagnac, con lo que cuesta mantenerse sobrio. Contando además con que es la tierra del Pineau de Charentes, esa dulcísima mistela donde se mezcla el aguadiente más viejo con el vino más joven.

J

Decía Montaigne que algunos nos tomamos la ida por la vuelta. Si pudiera volver a poner una divisa en este sitio, sería esa. O bien, la de Millán: No sé si voy o vuelvo de Santiago. Esta vez la lluvia no espera a que crucemos la frontera belga para caernos encima. Nos viene siguiendo desde el Mediodía. Una cosa por otra, las cigarras nos dejarán en paz. Y la lluvia lava el auto del polen, del polvo, de los insectos. Hasta el año próximo.

Como dice la divisa grabada en la piedra de Jonzac, Post bella, otia pacis. Bella es la paz tras la guerra.

1 août 2011

El perrillo

(Saldos de fin de temporada 4)

Un perrillo desolado espera a que alguien lo mire en una sala de espera. Está en la sede de una fundación que abriga una colección de arte portugués contemporáneo. La casa tal vez sea la más bonita del barrio, por su parte resguardada su vista sobre el río es abierta y su frontispicio se encara con la fachada de otra curiosísima casa.

El perrillo del cuadro parece estar tan triste, que lo descolgaron de la sala del directorio que antes presidía. También se lo encuentra en la página del pintor. Los años 1989 a 1991 son años de pájaros. De 1992 a 1995 priman los monos. De 1997 adelante se encuentran perros. Pero el perrillo al que me refiero es de 1990.

31 juillet 2011

El irlandés

La vida de Roger Casement cabe en tres capítulos: Congo, Amazonía e Irlanda. En la novela que Mario Vargas Llosa le consagra, El Sueño del celta, quiero decir. 

Las últimas novelas del último Nobel rescatan personajes y episodios de la historia reciente (el déspota Trujillo, el fauvista Gauguin y su tía Flora, ahora Casement) y los presentan al abrigo de una consistente documentación y bajo el prisma de la ficción. No le falta oficio ni aplomo a Vargas para hacerlo; nunca le han faltado, por lo demás, ni cuando se aventuró en sus primeras novelas marcadamente experimentales, cuya materia provenía de su propia vida. Agotado el filón existencial, Vargas Llosa va a buscar otras vidas, por lo que tienen de interesantes y de demostrativas.

Roger Casement conoció medio mundo en su tiempo y denunció lo que el mundo de entonces tenía de peor. La explotación colonial en el Congo a manos del imperio cauchero que montó Leopoldo II, rey de los belgas, a fines del siglo XIX y comienzos del XX. Y la explotación de los nativos en la Amazonía peruana a manos de las empresas caucheras que cotizaban en la bolsa de Londres. Las denuncias de Casement consiguieron en parte disminuir la bestialidad del esclavismo. Y poco más, salvo que, gracias a ellas, Casement ganó prestigio y nombradía y fue condecorado por servicios prestados al Imperio británico. Irlandés, se revolvió, sin embargo, contra éste, por negrero y artero, y tomó partido por el bando alemán durante la Primera Guerra, por lo que fue declarado traidor a Gran Bretaña y ajusticiado.

El propio Vargas nos previene, sin embargo, ya desde el epígrafe, que un hombre es muchos hombres. Casement, azote de expoliadores caucheros y padre de la futura patria irlandesa, es también el niño huérfano que busca a ciegas la felicidad, ese fuego fatuo, ese paraje improbable. 

No parece haber sido un hombre llevadero, ni mucho menos simpático. Hay algo de reiterativo si no de machacador en su postura, tanto así que el personaje contamina en algo al autor. La mano de Vargas se siente esta vez un punto más pesada que de ordinario, particularmente en algunas demoradas descripciones. Pero también hay momentos de gracia en el texto, en su epílogo o en la manera como trata en espiral los tiempos del relato. La realidad enreda los hilos y teje paradojas y el poder se las arregla para ponerse por encima y, como suele ser, Vargas sabe repercutirlo.

Por mi parte, no sabía nada de Casement antes de abrir este libro y ahora, sin embargo, me creo capaz de discurrir toda la noche si me apuran sobre dos o tres facetas de su vida en las que consigo proyectarme y que consigo proyectar sobre mis semejantes. Una vez más, la literatura me empodera. Imaginariamente. Para no abusar de nadie, escribo estas cuantas líneas y lo dejo hasta ahí. 

C

28 juillet 2011

El exhibicionista

(El pistolero pestilente 2)

El diario de Breivik mientras prepara la masacre, una mezcla de exhibicionismo en diferido y de paranoia consumada. A punto está varias veces de ser descubierto, y escapa de ello porque los noruegos son discretos y educados.

Se atiborra de azúcar y de esteroides. Tiene fobia a las arañas y se venga de ella con los insectos que pueblan el verano noruego. Sacudido por el esfuerzo que se impone en su macabro afán, se conduele de sí mismo: '¿Por qué ofrezco mi último regalo a mi pueblo si las personas me odian?', se pregunta.

Siente el atontamiento que le provoca el contacto con los productos químicos que manipula y vuelve a condolerse de su suerte: 'Tal vez muera de cáncer en los próximos meses', escribe.

'A la primera fiesta de disfraces del otoño llegaré vestido de policía', concluye el pestilente. 'Me veré magnífico y la gente se sorprenderá'.

27 juillet 2011

El ocre

(Saldos de fin de temporada 3)

Dejamos Lisboa a media mañana pensando pernoctar en la sierra de Gredos, donde se duerme más ventilado. Sólo preveíamos una escala en Augusta Emerita para ver el anfiteatro romano. La historia del anfiteatro se cuenta rápido: Fieras contra fieras. Moros y cristianos. Imperiales combates navales. Turistas.

De manera que a media tarde nos detenemos inesperadamente en Turgalium. Noteeboom cuenta que la espada de la escultura ecuestre de Pizarro está condenada a estar eternamente enarbolada porque el escultor olvidó ponerle una vaina, y queríamos comprobarlo por nuestros propios ojos.  Lo que ya hicimos tiempo atrás frente a la versión limeña de la misma. Bebemos té helado en la Plaza, asombrados por sus formas limpias. Entramos a la iglesia y respiramos el olor frío del estuco de una capilla en restauración. Oímos con atención las conversaciones. Luego subimos a la alcazaba por la Puerta de Santiago y la Calle Angosta hasta el aljibe. La naturaleza no soporta el vacío, de modo que la tentación de alguna gente por arrojar desperdicios es más fuerte que la propia gente.

Vista de lo alto, y también desde lejos, la ciudad de piedra se funde armoniosamente con los colores de la tierra que la rodea. El mito del carácter como emanación del paisaje tiene en Turgalium un asidero real. La piedra y la tierra están hermanadas por un tono común.

Volvemos sobre nuestros pasos y compramos mieles y pasteles. Antes de marchar, nos lavamos las manos y la cara. Cuento todo esto porque prometí que lo haría y porque todo puede contarse.

S

Óleo de Joaquín Sorolla (?)

25 juillet 2011

El pistolero pestilente

Que un facha de manual como Andreas Breivik tenga licencia para ir armado. Ahí está el problema o, al menos, una parte del problema.

Cabe tratar de entender, sin embargo, lo que tiene en la cabeza el pestilente éste. Se sabe que escribió 1500 páginas y las publicó en la Red sin que a nadie le importaran un bledo hasta antes de que matara a 75 personas. (Ahí también está el problema o, al menos, una parte del problema). Anna Grau se las ha leído y este es su resumen.

Cabría añadir tal vez un par de datos biográficos entrevistos. Su padre fue diplomático, vive en el sur de Francia y no habla con su hijo pistolero desde hace quince años. Este debería haberse suicidado en lugar de provocar esta masacre, afirma su padre ahora. Sus padres se separaron cuando Breivik tenía un año y su madre se fue a vivir con un militar.

22 juillet 2011

La miel amarga

(Saldos de fin de temporada 2)

Vamos libando por el camino. Todas las mieles están buenas pero la mejor, atención al oxímoron, es amarga. Es una miel de brezo recogida por José Bras Domingos, de Sobral de São Miguel, en la Serra da Estrela portuguesa. Mi amigo AC, que era filósofo y apicultor, atención a la combinación, hasta que una tarde se cruzó una ambulancia en su camino, me enseñó a no tomar mieles en las que no apareciese el nombre del apicultor. A lo que me atengo. La deliciosa mel de urze amarga de la que hablo no sólo es la mejor, sino también la más barata (5.60 el kilo, comprada en Manteigas).

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Manteigas by night

21 juillet 2011

El padrino de las mollejas

Saldos de fin de temporada

El tabaco está en flor en los faldeos de la Sierra de Gredos. En el pueblo preguntamos a un paisano por un restorán que nos han recomendado. Está en tal sitio, nos responde, pero lo encontrarán cerrado. Un coche que estaba detrás no tarda en ponerse a nuestra altura y el conductor asoma y pregunta: '¿Están buscando el restorán de Zutano? Yo soy Zutano. Estábamos de vacaciones en Castellón y estamos de regreso ahora mismo'. En efecto, el coche está cargado de maletas. 'Me hubiese encantado atenderlos, continúa, pongo unas ensaladas buenísimas, una incluso me la he inventado yo. Pero si quieren comer bien y se contentan con unas raciones, déjenme llevarles donde mi padrino, que pone unas mollejas estupendas'. Y así es, las mollejas están tan buenas como los calamares y el jamón, como el vino y el pan. En la mesa vecina, una familia ha extraviado las llaves y espera a que venga el cerrajero para poder volver a casa. La abuela emite de tanto en tanto unos resoplidos de locomotora. Ya es medianoche, la hora del bajativo, y el padrino de las mollejas nos invita con los chupitos. Estamos en España, dónde más íbamos a estar.

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16 juillet 2011

El torico

 (Voy y vuelvo 12)

Releo del Desvío a Santiago, de Nooteboom, los trechos correspondientes a dos o tres ciudades de las que estoy de vuelta. El gallardo torico de la plaza de Teruel le parece a Cees un ridículo torillo. Lo central de su historia sobre Teruel es la triste leyenda de los amantes, Isabel y Diego. Como en Trujillo, donde su relato se concentra en la también triste historia de Pizarro y el inca Atabaliba. Por lo demás, Nooteboom escribe estupendamente, porque escribe desde la cultura, desde una referencia a un tiempo arbitraria y pertinente a la historia.

Pero a lo que voy es a esto: las lecturas anteriores a la experiencia propia (las veces que leí a Nooteboom sin haber puesto aún un pie en Mérida o en Teruel) son lecturas a ciegas, por más que las hagas con los ojos abiertos, son lecturas de minero con su linterna o de pintor con su candelabro. Sólo una lectura posterior es ilustrada. Una lectura posterior no sólo a la experiencia sino también a la lectura preliminar, a ver si me aclaro.

Este es el penúltimo Voy y vuelvo de esta serie. Y no habrá más Voy y vuelvos hasta septiembre, si todo va bien. Mañana o el lunes, saldos de fin de temporada.

13 juillet 2011

La tortilla de Montaigne

(Voy y vuelvo 11)

He cenado una tortilla preparada por Montaigne. Por el actor que representa a Montaigne, en la obra que bajo ese nombre se presenta en el Festival de Aviñón. Montaigne abre la pieza preparando una omelette que, una vez hecha, reparte a dos espectadores. Ventajas de sentarse en la primera fila y de tener cara de espectador, recibí mi plato y puedo dar fe de que la tortilla estaba buena. Tal vez un poco pasada de sal, pero buena.

El Montaigne de la pieza no sólo cocina, también come y bebe, y canta y baila. Y declama extractos de sus diarios y ensayos, bien elegidos y encadenados por los gestos del actor. Montaigne hablaba con naturalidad de la vida y de la muerte: quien aprende a morir aprende a vivir, decía. Y también: espero que la muerte me encuentre plantando mis coles. Todos los días corren a su muerte, pero sólo el último llega.

El burdelés, que fue un buen viajero, describe así su itinerario: sé bien de lo que huyo, menos de lo que voy buscando. Y el modo de viajar de sus semejantes: Algunos toman la ida por la vuelta.

Y sobre su amigo, Etienne de La Boétie, muerto joven: Hubiese confiado más en él que en mí mismo (o también: me hubiese confiado más a él que a mí mismo).

El que creía que por escribir en francés lo hacía para muy pocos y por muy poco tiempo, se mantiene en vida a través de sus textos, y ahora el teatro lo trae también de vuelta. Sobre el escenario, sus citas más conocidas se amplifican a través de la fuerza de la presencia humana.

11 juillet 2011

Las cigarras

(Voy y vuelvo 10)

Calor en la autopista, bullanga de cigarras.

Al crepúsculo, los girasoles dan la espalda al sol, después de haberlo seguido durante todo el día, para recibirlo en plena cara al día siguiente. No sé si los paneles solares llegan a ser tan listos.

11 juillet 2011

El delta

(Voy y vuelvo 9)

El turista es un ave que anida entre viejas piedras y evita cuando puede, no siempre puede, los polígonos industriales. Como las cigüeñas, anida estacionalmente en las anfractuosidades de los cascos viejos y luego levanta el pico y hace tatatatatá de puro contentamiento.

Aves migratorias hay de varias clases. Ayer vimos en el delta del Ebro una colonia de flamencos que, de las aves voladoras, deben de ser las más grandes. No los vimos desplegar el vuelo, según un lugareño están tan a gusto que de ahí no se mueven en todo el año. No sé si será para tanto. No voy a hacer un chiste fácil sobre los flamencos de Bart De Wever porque no se me ocurre ninguno.

Desde allí, desde el delta, el Ebro cubre casi mil kilómetros, de Deltebre a Fontibre. La misma distancia que nos separa de casa, en otra dirección. Hemos venido cruzado la península, de poniente a levante, siguiendo otro río, el Tajo, y oyendo hablar tres lenguas. No voy a despacharme con una boutade un asunto serio ni hallarle gracia a los que venden la moto del independentismo para medrar pero, por otra parte, hablando con la gente no he podido dejar de recordar a Mendoza: Hay gente que hace cualquier cosa con tal de no comprarse un diccionario.

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Un día como hoy, un año atrás.

10 juillet 2011

La pena

(Voy y vuelvo 8)

Viajar es decir volveré, volveremos. Decírselo a los lugareños. Y sortear alguna prueba, un breve lance. El de hoy estriba en llegar a Teruel en plena fiesta. La fiesta consiste en beber vino y arrojárselo al prójimo, que va vestido de blanco con un pañuelo rojo atado al cuello.

Como yo, sacante el pañuelo. A la hora de marchar, un problema técnico nos retiene más de la cuenta en el aparcamiento. Para resolverlo, comunico con la encargada a través de un aparato. No nos entendemos. Añadiendo algún calificativo, la conmino a que se apersone. Cuando lo hace, descubrimos que se trata de una enana.

Mis comparsas reprueban naturalmente mi actitud y me dan como pena una relegación en alguno de los pueblos del borde del camino. Iba a elegir Pajarón, pero finalmente me quedo en Pajaroncín.

8 juillet 2011

Los ojos

(Voy y vuelvo 7)

Me gustaba Cuenca antes de entrar en el Museo de arte abstracto. Me gustaban sus formas, pero cuando salí del museo y volví a ver la ciudad con un Saura en un ojo y un Rueda en el otro, me gustaba más aún. Me llenaba el gusto, como decimos en la recta provincia. Para que luego digan del arte contemporáneo.

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Ventana en el Museo de arte abstracto de Cuenca

8 juillet 2011

El GPS

(Voy y vuelvo 6)

Viajar es oír al GPS y escuchar a quien conmigo va. Como el marinero del romance.

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